Si no fuera por la legislación vigente en Uruguay, Latin America Hemp Trading (LAHT) no sería más que una empresa dedicada a los agro-negocios. Pero su apuesta es ambiciosa: desde tierra oriental busca ser una de las precursoras en introducir el cannabis industrial en región. Las fibras de estas plantas se utilizan para aplicaciones industriales como papel, pinturas, aislantes, alimentos, ropa o cosméticos.
Las plantas utilizadas para producir marihuana (cannabis sativa indica) se diferencian del cáñamo industrial (canabbis sativa sativa) en la concentración de THC, el principio activo de la planta. Las utilizadas para producir droga poseen entre 6% a 20% de concentración psicoactiva, mientras que en la variedad industrial no supera el 0,3%.
Fabricio Giamberini, fundador de LAHT en Montevideo, quiere ser el primero en Uruguay. Para esto ha iniciado gestiones ante el ministerio Ganadería Agricultura y Pesca del país vecino para presentar un proyecto de ley que habilite esta actividad comercial. “Funcionarios del Gobierno (uruguayo) están interesados en que puedan legalizarse las actividades comerciales con cáñamo industrial, dado que la actual ley no diferencia entre el que posee fines industriales y el utilizado para hacer droga”, afirma el empresario.
En Uruguay no hay habilitación para actividad comercial con el cannabis sativa sativa, pero sí para la fase experimental. Giamberini es representante para Sudamérica de la austrialiana Ecofibre Industries Limited, dedicada a la explotación de cáñamo industrial, para ser proveedor local de semillas, certificar cultivos y asesorar empresas que quieran incursionar en este negocio.
En el ámbito de MERCOSUR, la varidad sativa sativa “tiene aplicaciones en la industria automotriz a partir de la mezcla con fibra de vidrio y en la generación de bio-plásticos”, dice.
Marcos legales
En territorio argentino está prohibida la producción de cualquier tipo de cannabis, según el artículo 1 de la ley 21.671, sancionada en 1977. No obstante, la Convención Única sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas -celebrada en Nueva York en 1961- consideró a la variedad sativa-sativa como “permitida”. Así lo informó el SEDRONAR ante una consulta de este medio.
En Brasil, la legislación es equivalente a la uruguaya, no permite la producción comercial. Chile es el único país donde la legislación no reconoce diferencias entre las dos variedades de cannabis, pero el Poder Ejecutivo está facultado a otorgar licencias para este tipo de plantaciones. Por otra parte, la Organización Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) nombró al 2009 como “años de las fibras orgánicas”, en referencia al lino y el canabbis industrial.
En países como Alemania, Australia, Canadá, China, Francia e Inglaterra es legal desde hace más de diez años. De hecho, en suelo canadiense -según datos oficiales de este país- hay 10.000 hectáreas con licencia para plantar esta variedad.
El mercado mundial de estos productos es considerable, tan sólo “Estados Unidos importa y comercializa manufacturas a partir de cáñamo industrial en torno a los U$S 1.000 millones”, afirma Giamberini y recalca que “este es un muy buen mercado al que se puede apuntar”.
Control anti-drogas
Los Estados que permiten plantaciones de sativa sativa suelen implementar mecanismos de control, dado que el cáñamo industrial es visualmente idéntico al utilizado para la marihuana. Los controles suelen incluir licencias para cultivos, obligación de comprar semillas certificadas y muestras de laboratorio que deben realizar las autoridades de regulación.
Aplicaciones industriales del cáñamo
Utilización de cáñamo para insumos de la industria automotriz.
En la construcción: ladrillos, aislantes términos y sonoros, armaduras de hormigón y bloques a partir de la mezcla con cal.
Insumos para enriquecer los procesos de reciclado de papel.
Generación de semillas comestibles para panificados, bebidas, quesos y aderezos.
Producción de cosméticos y artículos de tocador, como cremas y lociones, y aceites comestibles.
fortunaweb.com.ar
Las plantas utilizadas para producir marihuana (cannabis sativa indica) se diferencian del cáñamo industrial (canabbis sativa sativa) en la concentración de THC, el principio activo de la planta. Las utilizadas para producir droga poseen entre 6% a 20% de concentración psicoactiva, mientras que en la variedad industrial no supera el 0,3%.
Fabricio Giamberini, fundador de LAHT en Montevideo, quiere ser el primero en Uruguay. Para esto ha iniciado gestiones ante el ministerio Ganadería Agricultura y Pesca del país vecino para presentar un proyecto de ley que habilite esta actividad comercial. “Funcionarios del Gobierno (uruguayo) están interesados en que puedan legalizarse las actividades comerciales con cáñamo industrial, dado que la actual ley no diferencia entre el que posee fines industriales y el utilizado para hacer droga”, afirma el empresario.
En Uruguay no hay habilitación para actividad comercial con el cannabis sativa sativa, pero sí para la fase experimental. Giamberini es representante para Sudamérica de la austrialiana Ecofibre Industries Limited, dedicada a la explotación de cáñamo industrial, para ser proveedor local de semillas, certificar cultivos y asesorar empresas que quieran incursionar en este negocio.
En el ámbito de MERCOSUR, la varidad sativa sativa “tiene aplicaciones en la industria automotriz a partir de la mezcla con fibra de vidrio y en la generación de bio-plásticos”, dice.
Marcos legales
En territorio argentino está prohibida la producción de cualquier tipo de cannabis, según el artículo 1 de la ley 21.671, sancionada en 1977. No obstante, la Convención Única sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas -celebrada en Nueva York en 1961- consideró a la variedad sativa-sativa como “permitida”. Así lo informó el SEDRONAR ante una consulta de este medio.
En Brasil, la legislación es equivalente a la uruguaya, no permite la producción comercial. Chile es el único país donde la legislación no reconoce diferencias entre las dos variedades de cannabis, pero el Poder Ejecutivo está facultado a otorgar licencias para este tipo de plantaciones. Por otra parte, la Organización Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) nombró al 2009 como “años de las fibras orgánicas”, en referencia al lino y el canabbis industrial.
En países como Alemania, Australia, Canadá, China, Francia e Inglaterra es legal desde hace más de diez años. De hecho, en suelo canadiense -según datos oficiales de este país- hay 10.000 hectáreas con licencia para plantar esta variedad.
El mercado mundial de estos productos es considerable, tan sólo “Estados Unidos importa y comercializa manufacturas a partir de cáñamo industrial en torno a los U$S 1.000 millones”, afirma Giamberini y recalca que “este es un muy buen mercado al que se puede apuntar”.
Control anti-drogas
Los Estados que permiten plantaciones de sativa sativa suelen implementar mecanismos de control, dado que el cáñamo industrial es visualmente idéntico al utilizado para la marihuana. Los controles suelen incluir licencias para cultivos, obligación de comprar semillas certificadas y muestras de laboratorio que deben realizar las autoridades de regulación.
Aplicaciones industriales del cáñamo
Utilización de cáñamo para insumos de la industria automotriz.
En la construcción: ladrillos, aislantes términos y sonoros, armaduras de hormigón y bloques a partir de la mezcla con cal.
Insumos para enriquecer los procesos de reciclado de papel.
Generación de semillas comestibles para panificados, bebidas, quesos y aderezos.
Producción de cosméticos y artículos de tocador, como cremas y lociones, y aceites comestibles.
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