El cambio climático está en boca de todos. Y en el marco del combate al calentamiento global algunos aseguran que una solución para emitir menos gases podría ser criar ovejas que eructen menos.
Eso es lo que científicos australianos aseguran que están tratando de hacer pues casi el 10% de los gases de efecto invernadero de Australia provienen del metano producido por ganado ovino y vacuno.
Los investigadores dicen que habían estado acusando el extremo equivocado del animal por la mayoría de las emisiones. "No sale mucho por el ano de los animales", aseguró John Goopy, uno de los investigadores, a la agencia AFP.
Los eructos de los ganados constituyen un problema importante, pues el metano (CH4) es uno de los principales gases que provocan el efecto invernadero.
Este gas tiene la capacidad de atrapar 20 veces más calor que el dióxido de carbono (CO2).
Impacto significativo
¿La vaca o el auto?
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) calcula que el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero -el 18%, medido en su equivalente en CO2- que el sector de transporte, que genera el 13% por todos los vehículos, trenes, aviones y barcos del planeta.
Australia cuenta con unos 80 millones de ovejas y los científicos creen que si pueden reducir la cantidad de emisiones de metano que liberan cada vez que eructan, esto tendría un impacto significativo en el calentamiento global, según informa Nick Bryant, corresponsal de la BBC en Sydney.
Y para crear esta nueva raza ovina están manteniendo a algunos animales luego de comer en cabinas especialmente diseñadas para evaluar qué tanto eructan.
Están tratando de descubrir si existe un vínculo genético en las ovejas que producen menos metano, una información que podría utilizarse para ayudar a criar un tipo de ovino amigable con el medio ambiente.
Hasta ahora han evaluado a 200 ovejas y encontraron que la mitad eructa más que el promedio, mientras que la otra mitad produce considerablemente menos metano.
El corresponsal explica que existe una razón simple que explica parte de esta diferencia. Las ovejas que comen más, eructan más.
Pero los científicos han descubierto que otros factores están implicados, lo que podría apuntar a un determinante genético.
Esta no es la primera vez que la comunidad científica se embarca en la búsqueda de la reducción de emisión de metano en el ganado. Investigadores en Canadá ya lo habían intentado con las vacas.
El mismo eructo, con menos metanoEso es lo que científicos australianos aseguran que están tratando de hacer pues casi el 10% de los gases de efecto invernadero de Australia provienen del metano producido por ganado ovino y vacuno.
Los investigadores dicen que habían estado acusando el extremo equivocado del animal por la mayoría de las emisiones. "No sale mucho por el ano de los animales", aseguró John Goopy, uno de los investigadores, a la agencia AFP.
Los eructos de los ganados constituyen un problema importante, pues el metano (CH4) es uno de los principales gases que provocan el efecto invernadero.
Este gas tiene la capacidad de atrapar 20 veces más calor que el dióxido de carbono (CO2).
Impacto significativo
¿La vaca o el auto?
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) calcula que el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero -el 18%, medido en su equivalente en CO2- que el sector de transporte, que genera el 13% por todos los vehículos, trenes, aviones y barcos del planeta.
Australia cuenta con unos 80 millones de ovejas y los científicos creen que si pueden reducir la cantidad de emisiones de metano que liberan cada vez que eructan, esto tendría un impacto significativo en el calentamiento global, según informa Nick Bryant, corresponsal de la BBC en Sydney.
Y para crear esta nueva raza ovina están manteniendo a algunos animales luego de comer en cabinas especialmente diseñadas para evaluar qué tanto eructan.
Están tratando de descubrir si existe un vínculo genético en las ovejas que producen menos metano, una información que podría utilizarse para ayudar a criar un tipo de ovino amigable con el medio ambiente.
Hasta ahora han evaluado a 200 ovejas y encontraron que la mitad eructa más que el promedio, mientras que la otra mitad produce considerablemente menos metano.
El corresponsal explica que existe una razón simple que explica parte de esta diferencia. Las ovejas que comen más, eructan más.
Pero los científicos han descubierto que otros factores están implicados, lo que podría apuntar a un determinante genético.
Esta no es la primera vez que la comunidad científica se embarca en la búsqueda de la reducción de emisión de metano en el ganado. Investigadores en Canadá ya lo habían intentado con las vacas.
Dan leche, dan carne, dan cuero y también... eructan. Y estos inodoros e incoloros eructos contienen una enorme cantidad de metano (CH4), uno de los principales gases que provocan el efecto invernadero.
Durante su complejo proceso digestivo, las vacas expulsan entre 100 y 200 litros de metano al día, el equivalente aproximadamente al 25% de las emisiones de CH4 generadas por la actividad humana. Este gas tiene la capacidad de atrapar 20 veces más calor que el dióxido de carbono (CO2).
Desde hace años los científicos se han avocado a investigar diversos métodos para minimizar el efecto dañino del ganado vacuno, sin hallar hasta el momento una solución económica y prácticamente viable.
Las vacas en cifras
Comer un kilo de carne equivale a un viaje en carro de 50 km. desde el punto de vista de las emisiones
El ganado produce más gases de efecto invernadero que el sector transporte (18%).
El consumo de carne se duplicará para 2050, llegando a las 465 millones de toneladas por año
Ahora, un equipo de expertos en Canadá parece haber encontrado un remedio posible: una cruza entre ejemplares eficientes para producir una descendencia que expulse menos metano y sea por ende más amigable con el medio ambiente.
El investigador Stephen Moore de la Universidad de Alberta identificó los genes que producen metano para poder llevar a cabo este cruce que generará una descendencia capaz de producir 25% menos de este gas que los animales tradicionales.
No se trata de una raza nueva de bovinos sino de un cruce entre dos ejemplares cuyos ADN demuestran un mayor potencial para producir menos cantidad de CH4.
"Contamos con la suficiente variedad genética dentro de la población de vacas como para seleccionar aquellas que producen menos metano y ese es un rasgo hereditario", le dijo Moore a BBC Mundo. "Animales eficientes, producirán a su vez animales eficientes", agregó el experto.
Cruza vs. dieta
Al obtener una cruza que produce menos metano las ventajas son permanentes, porque te aseguras también que la descendencia también producirá menos metano
Stephen Moore, Universidad de Alberta, Canadá
Contrario a las creencias arraigadas en la cultura popular, la vaca expele el metano a través del hocico en forma de eructo y no por la parte trasera como flatulencias.
En su conjunto, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) calcula que el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero -el 18%, medido en su equivalente en CO2- que el sector de transporte.
A modo de ejemplo, "consumir un kilo de carne vacuna equivale a realizar un viaje de 50 kilómetros en automóvil, tomando como parámetro un carro que consume 9 litros cada 100 kilómetros)", le explicó a BBC Mundo Christopher Weber, un especialista en mediciones de la huella ecológica de los alimentos del Instituto Green Design, de la Universidad Carnegie Mellon en Estados Unidos.
A esta cifra se llega tomando en cuenta una serie de factores, como el transporte involucrado en la producción y distribución de la carne, la cantidad de gas con efecto invernadero vinculada a la producción del alimento para el ganado, los eructos de la vaca y el manejo de la bosta del animal, que contiene además de metano, óxido nitroso.
Contribución, no solución
Según Weber, una de las soluciones más sencillas sería consumir menos carne.
Una de las alternativas que se han puesto a prueba para reducir la cantidad de metano que eliminan los rumiantes es modificar su alimentación, proporcionándoles una dieta más rica en calorías y aceites. El método es eficaz, pero su costo es elevado.
Por eso la propuesta de Moore parece más ventajosa. "Al obtener una cruza que produce menos metano las ventajas son permanentes, porque te aseguras también que la descendencia producirá menos metano. Por este motivo, los costos a largo plazo son muy inferiores", dice el experto.
Este proceso no reducirá la cantidad de aire fermentado que la vaca expulsa sino la cantidad de metano que contiene.
Tampoco afectará ni el aspecto de las vacas ni el sabor de la carne. "Los nuevos animales serán iguales aunque un poco más delgados. La diferencia es mínima, por tanto no afectará el sabor de la carne", dice Moore y añade que este elemento también se toma en cuenta a la hora de elegir los especímenes que se utilizarán en la cruza.
Sin embargo, en opinión de Weber, si bien el cruce de los animales aporta beneficios no soluciona el problema, que "se resolvería más sencillamente si la gente optara por consumir menos carne. Así no habría necesidad de recurrir a las soluciones tecnológicas".
bbc.co.uk
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