Cuando uno escribe en Google el nombre "Paul Lambert" -fue cambiado a pedido de nuestro interlocutor- la primera página de resultados nos trae una lista de textos sobre la fábrica de biocombustibles que él creó en Italia.
Tanto clientes como proveedores y competidores que buscan información sobre este empresario descubren un sitio de su empresa muy bien diseñado, elogiosos artículos sobre innovadores procedimientos y evaluaciones firmadas por especialistas en marketing y desarrollo sustentable.
Pero hace algunos meses la situación era distinta. De los diez primeros resultados que arrojaba Google, seis eran documentos que recordaban que entre 1980 y 1990 este hombre se desempeñó como traficante de armas internacional y estuvo envuelto en escándalos político financieros. ¿Gracias a qué milagro pudo "Lambert" gozar de una suerte de virginidad digital?
Recurrió a los servicios de Hington & Klarsey, una joven agencia con sede en Inglaterra, especializada en la gestión de "e-reputation" (o reputación electrónica). El equipo, que reúne a programadores, juristas y gente especializada en comunicación, logró crear un procedimiento muy eficaz. Lleva adelante investigaciones para identificar a los autores de textos observados y a los responsables de los sitios que los publican. Les pide luego que supriman los contenidos comprometedores, o que los modifiquen, reemplazando al nombre de su cliente por sus iniciales. Xavier Desfeuillet, director ejecutivo de Hington & Klarsey, dice ser partidario del tono diplomático: "Nuestros argumentos son antes que nada de orden moral. Explicamos a los editores que estas informaciones no tienen valor, que son obsoletas por ende. Perjudican a nuestro cliente y no le sirven a nadie".
Fue así como consiguieron convencer al diario "L'Humanité" que suprimiera de sus archivos en línea un artículo sobre su cliente, que databa de 1993.
Desde ya, el sistema es imperfecto. Una de las cuestiones que implicaban al "Sr. Lambert" fue mencionada durante una investigación parlamentaria, cuyo contenido aparece publicado en un sitio oficial. Además, algunos autores de blogs, que reprodujeron ciertos artículos y redactaron comentarios, se niegan a borrarlos y se rebelan contra esta forma de censura.
En otros casos, la agencia no logra identificar a los propietarios del sitio. Otros intentan incluso recibir dinero a cambio de quitar el contenido molesto. Cuando la "limpieza" resulta imposible, las agencias recurren entonces a otra técnica, "el esfumado", que consiste en neutralizar los documentos molestos haciéndolos bajar en el orden de resultados que muestran los motores de búsqueda.
¿A quién le importa lo que publica Google en su cuarta o quinta página?
En Estados Unidos, esta gestión de la "e-reputation" se está convirtiendo ya en una industria, que funciona al estilo de las compañías de seguro. Por un abono mensual de 15 dólares, la sociedad californiana Reputation Defender efectúa, por ejemplo, en Internet, una supervisión permanente de las cuentas de sus clientes. Cada vez que aparece el nombre o foto del cliente en un sitio nuevo, le avisan.
TRADUCCIÓN: Silvia S. Simonetti
Cifras
15
Cifras
15
dólares al mes cobra Reputation Defender por avisarles a sus clientes cada vez que aparecen datos suyos en un sitio.
29
dólares es lo que cobra Reputation Defender por cada documento que logra eliminar.
100
son los famosos argentinos que iniciaron juicios contra buscadores por contenidos que consideran perjudiciales.
Antecedentes
Si se ingresa "María Pigazzi" en el buscador de Yahoo!, aparece una leyenda que señala que por una orden judicial, Yahoo! debió suprimir resultados vinculados con esa búsqueda. Es porque la modelo lleva adelante un juicio contra Yahoo! por la difusión de contenidos que considera perjudiciales. Google, en cambio, tiene la postura de no retirar ningún contenido mientras cuente con instancias judiciales para apelar esas medidas.
Antecedentes
Si se ingresa "María Pigazzi" en el buscador de Yahoo!, aparece una leyenda que señala que por una orden judicial, Yahoo! debió suprimir resultados vinculados con esa búsqueda. Es porque la modelo lleva adelante un juicio contra Yahoo! por la difusión de contenidos que considera perjudiciales. Google, en cambio, tiene la postura de no retirar ningún contenido mientras cuente con instancias judiciales para apelar esas medidas.
Multidisciplinarias: Las firmas trabajan con equipos formados por programadores, juristas y gente especializada en comunicación.
El control de datos propios en la red
Tarea nada sencilla es borrar de Internet algún contenido. Internet no es otra cosa que una inmensa red de computadoras, y en cuanto cualquier material es alojado en alguna de ellas, puede ser fácilmente replicado. Entonces, ante un arrepentimiento, puede, por ejemplo, borrarse con un par de clics un video de Youtube. Pero si antes de que se lo elimine, alguien lo bajó a su computadora (es fácil hacerlo), se habrá perdido el control de esas imágenes, que podrán circular extensamente por la red. Además, suponiendo que se lograra borrar el material de todos los sitios que lo exhiben, más difícil será detener su circulación por los sistemas de intercambio persona a persona (P2P).
El control de datos propios en la red
Tarea nada sencilla es borrar de Internet algún contenido. Internet no es otra cosa que una inmensa red de computadoras, y en cuanto cualquier material es alojado en alguna de ellas, puede ser fácilmente replicado. Entonces, ante un arrepentimiento, puede, por ejemplo, borrarse con un par de clics un video de Youtube. Pero si antes de que se lo elimine, alguien lo bajó a su computadora (es fácil hacerlo), se habrá perdido el control de esas imágenes, que podrán circular extensamente por la red. Además, suponiendo que se lograra borrar el material de todos los sitios que lo exhiben, más difícil será detener su circulación por los sistemas de intercambio persona a persona (P2P).
Que el control de los datos propios es un tema delicado bien lo entendió Facebook. En febrero se supo que esa red social había alterado sus condiciones de uso para adjudicarse derechos para explotar todo el material de sus usuarios, aun cuando ellos cerraran sus cuentas. Las reacciones adversas fueron tantas que Facebook dio marcha atrás.
Otro gigante que está atento a este tema es Google, que días atrás presentó un panel de control que les facilita a los usuarios el control sobre sus propios datos.
clarin.com
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