lunes, 30 de noviembre de 2009

Todo lo que hay detrás de un deportista top

“Sin el apoyo de mis viejos, jamás hubiera llegado”. Esta frase, nada original por cierto, tiene tantos dueños como lógica, cuando nos disponemos a desentrañar el arduo camino del jugador que dejó de ser uno más para convertirse en un crack. La pronunció infinidad de veces, el más grande, Diego Armando Maradona. También Lionel Messi, Juan Martín del Potro, Gabriela Sabatini y tantos otros que conocieron la gloria de estar entre los número uno. No importa cuan venerados sean por el público o por la prensa. La red de contención más fuerte –tras un gran triunfo o una derrota devastadora– está conformada por los padres, los hermanos y los amigos del barrio. Aunque tener a la familia de aliada, no es lo único que importa para ganar en la cancha. Hay cantidad de factores que suman y que restan, que determinan el destino de un deportista. Desde sus condiciones físicas hasta el equipo de entrenamiento que lo acompaña, su psiquis, el entorno y el esfuerzo diario. Ninguno es menos importante que el otro y deben funcionar a la perfección para que el jugador rinda todo su potencial.
Cada vez son más los profesionales, como el golfista Estanislao Goya y los tenistas Gisella Dulko y Leo Meyer, que cuentan en su rutina de entrenamiento con el apoyo de un psicólogo. “Se trabaja con el deportista para que esté mentalmente alerta, enfocado y armonioso; con una gran sensación de autoconfianza y autocontrol emocional. Se llega a esta situación con una preparación que comienza el día anterior a la competencia en la cual se programan todos los detalles, desde el plan táctico preparado por el entrenador, ejercicios de visualización donde el jugador se imagina determinadas situaciones que pueden suceder y resolviéndolas exitosamente, ejercicios de relajación para que pueda conciliar el sueño. También se chequea que todos los elementos a utilizar estén preparados”, dice el licenciado Claudio Sosa, director del Departamento de Psicología del International Development Tennis Center.
Sosa sugiere a sus pacientes que el día de la competencia se levanten un mínimo de tres horas antes del juego, coman bien y hagan ejercicios de precalentamiento físicos y tácticos. “Es muy importante hablar con el jugador previo a un torneo y así pueda exteriorizar sus sensaciones y hacer los ajustes para lograr una ansiedad precompetitiva adecuada. Así dejará todo en la cancha.”
Vida de crack. Que una jugadora de hockey como Luciana Aymar haya sido coronada cinco veces como la mejor del mundo no es fruto de su buena suerte. Detrás suele haber un sólido equipo conformado por managers, preparadores físicos, sponsors y psicólogos que trabajan para que el jugador logre su objetivo, ganar. Especialistas en el tema concuerdan que, desde hace unos años, el deporte es un negocio más redituable. Cada vez más marcas que pagan suculentas cifras para que los deportistas promocionen sus productos. La televisión es un eslabón clave del negocio. Hasta agosto de este año, cuando los partidos de 1ª división comenzaron a emitirse por Canal 7, TYC pagaba 197 millones de pesos anuales por la transmisión del fútbol. Se estima que el canal público paga 600 millones desde que firmó con la AFA.
Los incentivos que cobran algunos jugadores, como lujosos autos, por ganar torneos o campeonatos, son cada vez más altos. Quien ostente mayor cantidad de títulos ganados se convierte automáticamente en el preferido de las marcas. Claro que el buen comportamiento, fuera y dentro de la cancha, es condición sine qua non para cualquiera que quiera estar entre los mejores. Ninguna marca hará un contrato sin establecer estrictas cláusulas donde caben las penalidades o la recesión. Los motivos van desde falta de compromiso del firmante hacia la marca, hasta un doping positivo. Los beneficios de tener un buen sponsor no son pocos. Felicitas Castrillón, gerente de relaciones públicas de Nike para el Cono Sur, explica: “Cuando un deportista firma el contrato le otorgamos una especie de sueldo fijo y bonos por performance para incentivar el juego. También estipulamos la ropa de la marca que debe usar y la cantidad de apariciones anuales en los eventos que organizamos”.
Uno de los favoritos de Nike es Juan Martín Del Potro a quien acompaña desde hace diez años. La relación comenzó cuando el flamante ganador del Abierto de Estados Unidos participó del Nike Junior Tour, un torneo para niños. Juan Martín no era uno más y ya se notaba. “Lo que miramos cuando estudiamos la posibilidad de contratar a un deportista es la calidad de juego y la técnica de cada deporte. Pero también, con la misma intensidad, le damos importancia a la parte humana, la integridad. Nuestra marca es irreverente y tratamos de que nuestros deportistas tengan personalidad, un estilo muy marcado. Por eso elegimos a gente como Nadal o Federer, que tienen una personalidad que los hacen únicos”, explica Castrillón. Tanto Nike como el resto de los auspiciantes no siempre firman con deportistas consagrados. Recorren clubs y no se pierden ningún torneo junior con tal de descubrir a un futuro crack. “Vamos directo a los semilleros y estamos muy atentos a aquellos que se perfilan como buenos atletas. Existen casos donde armamos un contrato con deportistas que ya son estrellas, pero casi siempre tomamos el camino de largo plazo. Invertimos en quienes creemos que llegarán muy lejos. Nosotros hablamos de patrocinio de un artista, que nos permita construir con un beneficio mutuo. Desde darle apoyo técnico hasta desarrollar un producto en conjunto”, agrega Castrillón.
Bien rodeado. “De una patada fui de Villa Fiorito a la cima del mundo, al Everest, y ahí me tuve que arreglar solito, porque nadie me explicó cómo era, cómo se actuaba en esos casos”, dijo una vez el DT de la selección argentina. Nadie mejor que el caso de Maradona para entender cuán dañino puede ser el entorno y que, para convertirse en ídolo, muchas veces casi en una deidad, es necesario estar preparado y sobre todo contenido psicológicamente. En este sentido, los padres y los representantes son figuras clave. “La función de un buen manager es conseguirle club a los jugadores, intermediar en negociaciones entre clubes, orientar al jugador en contratos y asesorarlos en todo lo que necesiten. Lo más importante es que el jugador esté tranquilo y su única preocupación sea jugar al fútbol”, dice Gustavo Lescovich, que representa a Claudio Bieler, de la Liga Deportiva Universitaria de Quito, el argentino con más goles realizados durante 2009.
Los más jóvenes, además de preocuparse por patear la pelota, deben terminar sus estudios secundarios. Cada año, llegan cientos chicos del interior con el sueño de ser grandes estrellas. Se alojan en pensiones donde son monitoreados por sus representantes. La condición para seguir entrenando es terminar los estudios.
Según Guillermo Coppola “hoy los clubs te protegen mas. Hay que ser bien llevado, no enloquecer por lo material. La carrera de un deportista profesional es muy sacrificada. Concentran, viajan mucho, relegan fiestas familiares”. Para Coppola, la droga no es un tema preocupante. “Los profesionales del fútbol se cuidan mucho. Tienen controles semanales, el antidoping. Están más controlados que cualquiera de nosotros”. En cuanto a los números de este negocio, la globalización ayudó a que todos sus protagonistas incrementaran sus cuentas bancarias, con respecto a épocas pasadas. Hoy un jugador de un equipo de primera factura muchísimo más que un crack de hace veinte años. Además, algunos jugadores eligen ser representados por sus padres, algo que Coppola no ve con buenos ojos: “no está mal que los padres acompañen, nada mejor .Pero es una actividad que hay que conocer muy bien. Hay mucha mentira, mucho negocio. Basta acordarse que a Messi un representante terminó haciéndole un juicio millonario. Cada uno debe cumplir su función. Me considero un profesional, soy licenciado en administración de empresas. Después de veinte años en un banco, pasé a manejar jugadores.”
Coppola fue uno de los representantes más cuestionados. Muchos le adjudican la responsabilidad de haberlo descuidado a Maradona durante su etapa de excesos. Hoy se muestra reflexivo y mentor de la vida sana. “Creo que un deportista debe prepararse, ser prolijo, cuidarse en la alimentación. Hoy hay chicos que a los 17 juegan en primera, antes recién lo hacían a los 23. Aunque con la globalización, la televisión y los sponsors, el fútbol se volvió mucho más profesional”, admite Coppola.


Pichot, joven leyenda del mundo ovalado
Cuando sus amigos iban a bailar y se acostaban a las siete de la mañana, Agustín Pichot (35) salía de su casa para entrenar. Corría por el bajo de San Isidro para prepararse para ser el mejor. Su familia –que ya contaba con dos rugbiers apasionados, padre y abuelo– lo apoyó desde el primer día. A fuerza de talento y de mucho esfuerzo, fue construyendo una increíble carrera. Con 21 años deslumbró en el seven de Punta del Este, con el título de Los Pumas y el de mejor jugador. Había ascendido en su club, el CASI y era convocado al Mundial de Sudáfrica, donde quedó como suplente. Jugó en CASI hasta 1997 y desde entonces pasó por diferentes clubs; Richmond, Bristol, Stade Francais, Racing Metro y nuevamente Stade Francais. Cuando se estaba mudando de París a Buenos Aires, Mario Das Neves, gobernador de Chubut le ofreció un cargo que le traería varios dolores de cabeza, el de dirigir la Casa de Chubut en París. El nombramiento levantó polémicas y Pichot terminó renunciando. Con la mítica 9 en su espalda, jugó 72 test maches con la camiseta de la selección. “Cuando comencé a jugar, soñaba con convertirme en uno de los mejores, pero nunca pensé que podía construir tanto. Lo importante es ser buen jugador, no ganar dinero. Competir con uno mismo, llegar a jugar en la 1º división de tu club. Jamás viví lo que dejaba de hacer como un sacrificio, para mí era un camino, un placer. De no hacerlo, me hubiera sentido un mediocre. A veces, el éxito o los partidos ganados hacen que te rodeen obsecuentes que se la pasan aplaudiéndote. A los 20 años sufrí una lesión que me impidió jugar durante siete meses y el teléfono dejó de sonar. Con el rugby aprendí muchísimas cosas y a dos años de mi retiro lo extraño como el primer día pero no siento ganas de volver. No podría darle el 100% y sería una falta de respeto. Mi prioridad es devolverle al rugby todo lo que me dio”, asegura. Desde que el ex capitán del seleccionado argentino dejó la cancha forma parte del Movimiento Olímpico Internacional, por medio del cual ha logado que el rugby seven sea parte del programa olímpico en los Juegos de Río de Janeiro de 2016. Pichot, integrante de la subcomisión de Alto Rendimiento, encabezó las gestiones para lograr la inserción de Los Pumas a nivel internacional está feliz porque la selección nacional de rugby tendrá la gran oportunidad” de sumarse al torneo Tres Naciones, con las potencias del hemisferio sur. Estamos muy contentos de tener la oportunidad de ser una gran nación en el mundo del rugby con la posibilidad de jugar en el máximo nivel internacional de rugby. Este apasionante desarrollo será vital en el crecimiento de todo el rugby en Argentina”, asegura.

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