viernes, 8 de octubre de 2010

En la cama, la tecnología separa

Javier Martín
El País
MADRID.- A la cama, históricamente, se va para dos cosas: para dormir y para la otra. Ambas actividades de dormitorio parecen ir en retroceso ante la invasión del teléfono móvil y de las notebooks, sin olvidar el televisor, la bicicleta estática o el perro triste. Dormir en el dormitorio se está poniendo difícil (lo otro, imposible).
Antes de apagar la luz de la mesa de noche, lo último que hace uno de cada cinco norteamericanos no es despedirse de su pareja, sino chequear su correo electrónico. Y lo primero al levantarse no es lavarse los dientes, sino chequear su correo. No es sólo una cuestión masculina: también lo hacen las mujeres, aunque en menor medida (16% frente al 21%), según un estudio de Harris Interactive.
En España, sexólogos y clínicas del sueño comienzan a comprobar la conexión en la cama de insomnio y tecnología. "Los propios pacientes lo identifican: «No desconectan»", explica Eduard Estivill, director de la Clínica del Sueño.
"Las costumbres de vida actuales, con la creciente tecnología a nuestro alcance -añade Estivill- conllevan pésimos hábitos para conseguir un buen descanso. El celular como receptor de mensajes durante 24 horas o las conexiones a Internet y redes sociales hasta el último momento antes de acostarnos son totalmente nocivos para el sueño."
A la decoradora Cuca Cermeño cada vez le llegan más encargos para que cada dormitorio tenga conexiones para todo. "Primero fue el televisor, pero luego las conexiones al teléfono y la red Wi-Fi para los dormitorios de adultos y de niños".
La notebook con Internet es el último aparato que ha entrado en el dormitorio para perturbar su paz; antes lo hizo el móvil, presente en el 93% de los hogares españoles, según el Instituto Nacional de Estadística. Es el segundo aparato del hogar, tras el televisor (99%), ambos cada vez más metidos en los dormitorios, apagados o encendidos. En los Estados Unidos el 67% de los hombres y el 64% de las mujeres van a la cama con el celular, según el Pew Research Center.
"El dormitorio es el santuario del descanso", explica Angel García, consultor de la Escuela Europea de Feng Shui. "Todo elemento que recuerde los problemas del exterior debe quedar fuera de la habitación: libros de trabajo, tareas pendientes... El televisor, que mantiene psicológicamente activa a la persona. Las luces y pilotos también generan una atmósfera de actividad que interfiere en el sueño. Celular, PC o agenda electrónica, fuera del dormitorio."
"La función dormir ha sido fagocitada por todas aquellas actividades que se desarrollaban en otros espacios de la casa", explica la arquitecta interiorista Blanca Mora Calderón. "En el dormitorio leemos el diario, revisamos el correo, hacemos la compra, una transferencia bancaria... Desde la cama chateamos, escuchamos música, vemos la televisión... Y para todas las funciones, un aparato que se toma con una sola mano".
"Nuestras casas ya recuerdan a los hoteles: habitación doble con uso individual, porque hemos hecho unipersonales los usos. Mientras tú haces la compra, yo cierro una cita en París. Las nuevas tecnologías nos han hecho vivir en espacios más flexibles, pero también más solitarios", resume Mora Calderón.
"La mesa de luz se ha convertido en contenedor de las nuevas tecnologías, donde los enchufes de recarga se multiplican -analiza la arquitecta María Martín-Escanciano-. Ya no hay hueco para el velador que acompañaba la última lectura. Tampoco encontramos el despertador, reemplazado por el celular. El dormitorio con escritorio, baúl, tocador y cómoda se ha reducido a la cama y a un mueble de apoyo."

Lo que desune
Parece que cualquier vicio pasado fue mejor. "El televisor unía a la pareja. Los dos veían la misma película -recuerda la sexóloga María Pérez Conchillo-. Pero ahora uno ve la tele y el otro está con el portátil. Nos encontramos con problemas de aislamiento que tienen su causa en el celular, la notebook e Internet."
Para Pérez Conchillo, directora del Instituto Espill de sexología, la competencia de la pareja no es ahora una tercera persona, sino la máquina. "El videojuego, la notebook, el celular están robando el tiempo que dedicábamos a interactuar con la pareja. Me han llegado casos en que la infidelidad se produce en la misma cama, con la pareja al lado, porque el otro, o la otra, está con su móvil chateando y flirteando virtualmente."
Estivill explica por qué la actividad perjudica el sueño: "El estado de vigilia está controlado por nuestra corteza cerebral y el sueño se produce en las estructuras más profundas de nuestro cerebro. Para que el sueño aparezca es preciso un período de desconexión de nuestra corteza cerebral, que puede durar un mínimo de dos horas. Si el cerebro está activado por los estímulos de las tecnologías, es imposible que en la cama el sueño aparezca con rapidez".
Chris Idzikowski, del Centro del Sueño de Edimburgo, sostuvo: "Los estudios muestran que la luz de una laptop o una Blackberry está lo suficientemente concentrada como para indicar al cerebro que pare de producir melatonina, hormona natural que impide la alteración del sueño. Rodearse de un entorno relajado y tener tiempo para disminuir el ritmo vital es esencial para asegurarse una buena noche de descanso, junto con el silencio, la oscuridad y la comodidad".
Estivill sugiere, para un buen sueño, no realizar actividades complejas o relacionadas con el trabajo al menos dos horas antes de acostarse.

Hoy se duerme dos horas menos que antes
"Cuando la cama comienza a funcionar como oficina o comedor, estamos perdidos -dice el doctor Daniel Pérez Chada, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Austral y especialista en medicina del sueño-. Allí no se debe trabajar ni comer. Y con la irrupción de la tecnología en la habitación continuamos distorsionando los hábitos de sueño."
Grafica: "En la Argentina, la sociedad ha perdido en los últimos 40 años el 25% de las horas de sueño; es decir, dos horas de sueño menos por noche. Pero con un agravante, ya que este estudio no involucra la última década, donde la presencia de aparatos tecnológicos en los hogares creció de manera exponencial", deteriorando el descanso nocturno y, además, "la vida íntima de la pareja".
Confirman eso los matrimonios que llegan al consultorio del doctor León Gindín, profesor de sexualidad y salud de la Universidad Abierta Interamericana. "En las viejas épocas les enseñábamos a los pacientes que todo lo que interfería en el pensamiento perjudicaba el desarrollo de la sexualidad. Por eso la tele y el teléfono debían estar fuera del dormitorio -recuerda-. Hoy, se suman los celulares, el iPod, la notebook y la conexión a Internet en todo momento, y muchos pacientes, sobre todo mujeres, expresan eso como un problema."
Una investigadora del Conicet, de novia hace 15 años, confiesa a LA NACION: "Alquilamos un monoambiente para que yo no trabajara más en casa porque si no no me desconectaba jamás. Pero igual tengo mi notebook y si no chequeo los mails antes de irme a dormir y apenas me levanto me vuelvo loca", confiesa.
Gindín suma otra arista del conflicto: cada objeto tecnológico se convierte en un disparador compulsivo de celos. "Hay cantidad de esposos y esposas que pasan horas revisando mensajes ajenos, averiguando claves para acceder a los mails del otro o rellamando a los últimos números desconocidos del celular de su compañero."
Soledad Vallejos

Desterrar del cuarto todo aquello que interfiera
El médico neurólogo Javier Domínguez, especialista en medicina del sueño del Hospital César Milstein, explica que en la última década, en los trabajos sobre el tema se usa el término de privación crónica del dormir, asociada con la estimulación lumínica en horas de la noche.
Un ejemplo: cuando uno lee un libro en la cama, trata de ubicar la luz por detrás de la cabeza, para iluminar lo que se va a leer. Pero al chequear el correo en la BlackBerry o trabajar con la computadora, la luminosidad que recibe de frente estimula directamente la retina, lo que inhibe la secreción de melatonina, explica Domínguez.
"Cuando uno habla de higiene del sueño, se refiere a que el dormitorio debe quedar despojado de todo lo que interfiera en el descanso, incluso los aparatos en stand by molestan", dice el doctor Daniel Pérez Chada. Más tradicional en su consejo, el sexólogo León Gindín acota: "De 8 a 8 se trabaja, y de 8 a 8, se duerme, y también se hace lo otro". Domínguez agrega: "Desde hace años, se habla de una sociedad de 24 horas, pero los seres humanos somos de 16 más 8".
Domínguez, ajustándose a la realidad, habla de negociar, de la adaptabilidad como ley de prioridades. "Hay que aceptar algunas cosas que no se podrán cambiar, otras que habrá que corregir y negociar todo lo que se pueda. Si estoy esperando una llamada de Australia por un trabajo que me cambiará la vida, me llevo el celular a la cama y duermo con él. Ahora, si sólo se trata de malos hábitos, entonces hay que entender que perjudican e intentar modificarlos".
En la Argentina, hay 53 millones de líneas de celulares. Y según proyecciones de la consultora Kantar Worldpanel, el 89,6% de los hogares cuenta con, por lo menos, un celular. Un sondeo realizado por Poliarquía para LA NACION reveló que el 41% de la población tiene en su hogar acceso a Internet. El correo electrónico, el chat y las redes sociales son algunas de las actividades favoritas de los cibernautas: sólo los usuarios de Messenger chatean 286 millones de minutos por mes, y una gran cantidad realiza estas actividades antes de ir a dormir.

lanacion.com

No hay comentarios: