MADRID (Diario El País).- Primero cuatro, luego tres, luego dos y ahora sólo uno. Con un solo gen han conseguido científicos del Instituto Max Planck de Biomedicina Molecular producir células madre totipotentes inducidas, las ya famosas iPS. Desde que en 2007 el científico japonés Shinya Yamanaka demostrara que se puede volver atrás el reloj biológico de células adultas con la ayuda de cuatro factores de transcripción (genes), dando lugar a células madre como las embrionarias, el sector está echando carreras para ver quién desarrolla antes procesos más fáciles, más eficientes y, sobre todo, más seguros para avanzar hacia las aplicaciones médicas, todavía lejanas.
El último paso lo ha dado el equipo liderado por Hans Schöler, del que forma parte el ingeniero bioinformático español Marcos Araúzo. Como explican en Nature, del cóctel de Yamanaka se han quedado sólo con el gen OCT4, al que Schöler ha dedicado gran parte de su trayectoria científica. Han comprobado que a partir de células fetales del sistema nervioso obtienen las citadas iPS, con capacidad para convertirse en células de cualquier tejido.
Es un logro no general, ya que parten de un solo tejido, el nervioso, pero éste es especialmente importante en enfermedades neurodegenerativas, si bien resultaría difícil obtener tejido neuronal de los pacientes.
Aunque la consiguen, los científicos no saben cómo funciona la reprogramación, y este nuevo método simplificado para hacerla va a ayudar a saberlo, ya que se pueden producir más fácilmente células madre y habrá más para analizar, explica Araúzo. También resulta importante para disponer de cultivos celulares específicos de enfermedades en los que ensayar de forma robotizada miles de sustancias para hallar nuevos medicamentos.
La manipulación genética para hacer que las células vuelvan a su infancia se hace a través de virus, aunque se están ensayando otras formas. Si se puede conseguir con un solo virus en vez de con cuatro, se simplifica mucho la técnica y se reducen los riesgos potenciales en futuras terapias, porque dos de los genes utilizados al principio son capaces de generar cáncer. A pesar de los grandes avances en la generación y cultivo de células madre (tanto las iPS como las embrionarias), persisten problemas en controlar su diferenciación en algunos tejidos, como el hepático, aunque en otros es muy fácil, como es el caso del cardíaco. Tampoco se sabe por qué algunos injertos para reparar tejidos dañados no funcionan, aunque las células no mueran.
Para acercarse más a la medicina regenerativa, con células generadas a partir de las del propio paciente, el citado instituto está siendo financiado generosamente, comenta Araúzo. ´Es algo que vale la pena, siempre es posible que no se obtenga lo esperado, pero si no se intenta no se obtendrá´, comenta.
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