....... YA ERA HORA .......: Niños autistas

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N. ha clavado la vista en el reproductor de música y repetirá la misma estrofa de su canción favorita una y mil veces. No responde cuando le hablan, y no parece registrar lo que ocurre a su alrededor. N. tiene 9 años y fue diagnosticado como autista a los 3. A partir de allí hubo un largo peregrinar de sus padres por distintos especialistas, y una lucha que continúa para integrar a su hijo en una sociedad y un sistema educativo que muchas veces no acepta a los más débiles y diferentes.

El autismo afecta a uno de cada 150 niños (en la mayoría varones), y hay quienes sostienen que su prevalencia ha aumentado en los últimos años, ya sea porque hay mayor número de consultas y diagnósticos, como debido a factores ambientales y tóxicos como causantes.

Por mucho que ha avanzado la ciencia en el último siglo, son más las preguntas que las certezas sobre este trastorno que popularizó Dustin Hoffman en los 80 con su formidable actuación en la película Rayman. Sin embargo, el personaje responde más a las características del sindrome de Asperger, una variante del espectro de trastornos autistas, caracterizada por una alta performance de ciertas funciones cognitivas, como la memoria visual o la capacidad de cálculo, en detrimento de las habilidades sociales y comunicativas. El autismo, en cambio, suele estar acompañado de algún grado de retraso mental (en un 80 % de los casos), y consiste básicamente en una inhabilidad para comunicarse, asociada a dificultades en el lenguaje.

Su característica central es la "poca conectividad entre las distintas áreas del cerebro, con sectores hiperdesarrollados y otros sin conexión", explica Enrique Menzano, presidente de la Sociedad de Neurología Infantil y director asociado de la carrera de Neurología Infantil en la UBA. En cuanto al comportamiento, son niños (y adultos) poco flexibles, con propensión a las conductas reiterativas y obsesivas, lo que, sumado a los problemas para comunicarse, dificulta enormemente su integración familiar y social.

Causas y tratamientos

Se barajan muchas teorías sobre el origen del autismo, y "hubo una reorientación desde las hipótesis sobre causas emocionales que predominaron en las décadas del 60 y 70, hasta la de un trastorno neurobiológico con múltiples causas, que es la que tiene mayor consenso actualmente", dice el psiquiatra infantil Ernesto Wahlberg.

Hoy se sabe que hay factores genéticos y ambientales que provocan alteraciones en la conectividad cerebral, que está presente desde el nacimiento, aunque la edad en que suele diagnosticarse es entre los 2 y 3 años. "También hay un componente hereditario importante, ya que muchas veces se observan rasgos autistas en los familiares, y se ha comprobado que aumenta el riesgo de tener un niño autista cuando uno de sus hermanos padece la enfermedad", señala la psiquiatra Alexia Rattazzi, del Instituto de Neurociencias Cognitivas (INECO).

En la evolución del autismo, un dato fundamental es el lenguaje. Los niños que no logran hablar hasta los 6 o 7 años, son los de peor pronóstico, pero aún así, la detección y tratamiento tempranos permiten lograr mejoras, coinciden los especialistas. La evidencia científica apunta hacia la terapia cognitiva-conductual temprana y el tratamiento neurolingüístico como los más eficaces. De todos modos, la forma de abordaje depende siempre de cada caso. "La musicoterapia y la zooterapia también aportan buenos resultados, siempre dentro de un tratamiento integral y multidisciplinario, en el que los padres, hermanos y familiares tienen un importante rol, ya que este es un trastorno que demanda mucho a la estructura familiar", dice Rattazzi.

"Los grupos de padres y los foros en internet son fundamentales como espacio para intercambiar experiencias, noticias, material didáctico y consultas", dice Andrea, madre de un niño autista. "Una vez una mamá me dijo que no iba a las reuniones que se realizaban mensualmente en una asociación porque terminaba abatida y triste de escuchar a otros padres lamentarse. En ese sentido, los grupos de internet son más accesibles y siempre hay padres que han superado las etapas de crisis y ayudan a otros que están ingresando en la problemática".

Tal vez la dificultad mayor en el tratamiento del autismo es la discriminación que sufren estos niños y jóvenes diferentes por parte del sistema educativo y la sociedad. La falta de conocimiento de la enfermedad, y la escasa preparación y herramientas con que cuentan los docentes, vuelve muy difícil su integración en la escuela, y esto no hace sino reforzar el aislamiento que caracteriza al autismo.

María Gabriela Ensinck

Señales de alerta

Se debe hacer una consulta médica si:

A los 6 meses, el niño/a no sonríe ni expresa alegría ante un estímulo concreto

A los 10 meses no responde cuando se lo llama por el nombre

Al año no balbuea ni señala o muestra interés por su entorno

A los 24 meses no juega simbólicamente

A los 2 años todavía no habla

Cerebro izquierdo

Una de las teorías más recientes propone que el autismo es la expresión del "cerebro masculino extremo", con hiperlocalización en el hemisferio izquierdo, ya que presenta gran facilidad de sistematizar y un déficit en la capacidad de empatizar. Algunos estudios vinculan este rasgo con altos niveles de testosterona fetal.

También hay teorías que hablan de una falla en las "neuronas espejo", que son las que permiten la imitación y el aprendizaje, y hasta se habló (aunque ha quedado científicamente descartado), de sustancias tóxicas presentes en las vacunas. Lo cierto es que "no hay una causa porque no hay un autismo, sino varios tipos de él", dice el neurólogo infantil Enrique Menzano. "Algunos pacientes tienen lesiones neurológicas por herpes o como secuencia de una epilepsia severa, o sufrieron falta de oxigenación al nacer. Pero en la mayoría de los casos, no hay una causa determinada".