lunes, 3 de octubre de 2011

La detección precoz, clave para combatir el cáncer de mama


Es el cáncer más frecuente en la población femenina y sus principales factores de riesgo son inevitables: ser mujer y cumplir años. No se contagia, no hay vacunas y se hereda poco. Por esto, la detección temprana es la clave para contraatacar al cáncer de mama, que sufren cerca de 18 mil argentinas por año.
Octubre es, desde el año pasado, Mes Nacional de Concientización sobre el Cáncer de Mama, con lo cual habrá charlas y actividades para reforzar la importancia de los chequeos médicos. “Debemos adquirir el hábito del cuidado y del control, y transmitirlo para evitar las muertes por esta enfermedad”, dice María Alejandra Iglesias, titular del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama Argentina (MACMA). “Las mujeres debemos adquirir el hábito de la consulta periódica al médico, una mamografía anual a partir de los 40 años y el autoexamen desde los 20”, sintetiza.
El primer paso será la visita regular al ginecólogo o mastólogo, y el examen clínico manual de los pechos. Esta prueba, que puede parecer básica, es fundamental, según Daniel Allemand, especialista en patología mamaria y presidente de la Sociedad Argentina de Mastología. “Entre los 20 y 30 años es muy raro el cáncer de mama. El chequeo indicado para esta edad es el examen clínico”, afirma.
A partir de los 35 o 40 años, según los antecedentes, se suma la mamografía anual. Su objetivo es llegar donde el tacto no llega. “El cáncer de mama tiene distintas posibilidades de curación, según su estadio. Existe una etapa conocida como cáncer in situ que se detecta sólo con mamografía. Este tipo de tumor se cura en casi el 100% de los casos”, enfatiza Antonio Lorusso, profesor titular de Ginecología de la UBA y director médico de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC).
La ecografía mamaria también puede ser útil, “como complemento –no sustituto– del control clínico o del estudio mamográfico”, enuncia Juan Pablo Anchezar, especialista en ginecología oncológica y consultor del Departamento de Ginecología de OMINT.
Conocer las propias mamas es otra recomendación de los especialistas. Si bien Lorusso advierte que no debe confiarse sólo en esta práctica, reconoce que permite familiarizarse con el tejido y, al notar algo distinto, consultar al médico inmediatamente. En su página web, MACMA aconseja observar cambios de color, irregularidades en los pezones o en la areola, si hay secreciones, hundimientos o abultamientos.
Una de las novedades en el terreno de la detección y tratamiento del cáncer es el asesoramiento genético. “El objetivo es proporcionar información detallada sobre el riesgo de que ocurra o se repita en la familia una enfermedad genética, además de conocer factores de riesgo de la persona sana”, explica Lorusso. Las candidatas a este estudio suelen ser mujeres con uno o varios familiares con cáncer o casos en la familia de diagnóstico de cáncer a una edad temprana.
“Es importante recordar que los tumores mamarios, en el 90% de los casos, aparecen en mujeres sin antecedentes significativos ni factores de riesgo. Tampoco da síntomas –avisa Anchezar–. Por esto, la única forma de detectarlo a tiempo es realizarse los controles periódicos”.
Llevar un estilo de vida saludable también ayuda. “Una alimentación sana, un peso adecuado y ejercicio físico pueden contribuir a reducir la incidencia de varios tipos de cáncer, entre ellos el de mama”, concluye Allemand.
clarin.com

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