Sebastián A. Ríos
LA NACION
"Ha habido una explosión en el número de cirugías bariátricas realizadas en todo el mundo", disparó el doctor Malcolm Robinson, cirujano de la Escuela de Medicina de Harvard, Estados Unidos, desde un editorial sobre el tratamiento quirúrgico de la obesidad publicado en la revista The New England Journal of Medicine .
Y razones no le faltan para calificar de explosivo el aumento. Sólo en los Estados Unidos, el número de cirugías bariátricas realizadas en 2005 fue más de diez veces mayor de lo que era en 1994: 171.000 contra 16.200, respectivamente. Se estima que en la actualidad se realizan unas 200.000 cirugías bariátricas al año en ese país.
La Argentina no es ajena a este fenómeno. Aunque no existen estadísticas fiables al respecto, los especialistas reconocen ese aumento: "Este es el resultado de que hoy son los médicos (clínicos, cardiólogos, diabetólogos), y no los cirujanos, como sucedía antes, los que están indicando estas operaciones", dijo a LA NACION el doctor Oscar Brasesco, director del Programa de Cirugía Bariátrica de Fundación Favaloro y del Hospital Austral.
Cinco años atrás, recordó, "operábamos uno o dos pacientes a la semana; hoy estamos operando en promedio a veinte pacientes cada semana".
Lo que moviliza el cada vez mayor volumen de pacientes que son derivados al consultorio del cirujano es la acumulación de evidencia sobre la seguridad y efectividad de estos procedimientos. "En el pasado, los ahora mejorados procedimientos bariátricos implicaban un riesgo inaceptable. La pérdida de peso asociada con estos procedimientos era cuestionable, y sus beneficios a largo plazo para la salud no estaban probados -escribió el doctor Robinson en el citado editorial-. Los actuales procedimientos bariátricos equilibran más juiciosamente los riesgos quirúrgicos y la pérdida de peso."
Hoy, el riesgo quirúrgico de una cirugía bariátrica es equivalente al de cualquier operación mayor, precisó Robinson, echando mano a un reciente estudio publicado también en The New England Journal of Medicine por el Consorcio de Evaluación Longitudinal de Cirugía Bariátrica, de Estados Unidos.
Dicho estudio comparó los tres procedimientos más frecuentes -el bypass gástrico, realizado en forma laparoscópica o mediante una cirugía abierta, y la banda gástrica- para concluir que, en promedio, el riesgo de muerte asociado a la operación fue del 0,3%, mientras que el riesgo de complicaciones mayores fue del 4,1%. Robinson aclaró que resultados de este tipo son posibles en centros especializados, que manejan un gran volumen de pacientes, por lo que no necesariamente son reproducibles en manos no expertas.
En cuanto a la efectividad de los tratamientos, Brasesco aclaró cuál es el objetivo de los mismos: "Lo que buscamos es que el paciente mantenga de por vida una reducción del 50% de su exceso de peso". Así, si una persona tiene 80 kilos de más, calculados en función de su estatura y contextura física, lo que busca el tratamiento quirúrgico es que el paciente pierda 40 kilos, y no los recupere.
"Esto con un bypass gástrico se logra en entre el 85 o 90% de los pacientes", agregó Brasesco. Y ese descenso de peso es suficiente en la gran mayoría de los casos para que la persona revierta afecciones que se asocian al exceso de peso, como la hipertensión o la diabetes, que son las que minan su expectativa y calidad de vida.
Para ilustrar el impacto a largo plazo de las cirugías bariátricas sobre la salud, Robinson citó un estudio sueco publicado en 2007, que comparó a pacientes obesos tratados quirúrgicamente con pacientes tratados por métodos no quirúrgicos: "Después de 10 a 15 años [de la cirugía], los pacientes quirúrgicos tuvieron una mortalidad un 23,7% menor que los pacientes no quirúrgicos." Hormonas e indicaciones
Pero el descenso de peso y su impacto sobre factores de riesgo cardiovascular como la diabetes no sólo responden a que las cirugías bariátricas reducen la superficie del aparato gástrico disponible para absorber los alimentos. Cada vez hay más evidencias de que los beneficios están relacionados con su impacto hormonal.
"Hoy existe mucha evidencia de que el bypass altera la secreción de distintas hormonas -dijo Brasesco-. La producción de grelina, por ejemplo, cuya función es dar hambre, cae casi a cero después del bypass. Esto aporta una explicación fisiológica a algo que veíamos hace años en los pacientes operados, que es que nos decían que habían perdido el hambre."
Otra hormona cuya producción se ve afectada con un bypass gástrico es la incretina GLP1, cuya función es estimular la producción de insulina y su mejor aprovechamiento por parte del organismo, procesos que se ven lesionados en los pacientes con diabetes tipo II (que es la que se asocia al exceso de peso).
"El bypass duplica o triplica la producción de GLP1", dijo Brasesco. "Esto logra que en menos de una semana un paciente diabético tipo II disminuya al minimo o no requiera insulina o drogas antidiabéticas", agregó la doctora Mónica Katz, vicepresidenta del XVII Congreso Argentino de Nutrición, que comienza el jueves en Mar del Plata.
Pero Katz advierte distorsiones en el uso de estos tratamientos. "Se ha producido un pequeño aunque peligroso auge de operaciones no necesarias en pacientes que ven como mágico el realizarse esta operación para solucionar la diabetes aun no teniendo indicación por su grado de obesidad -dijo-. Recordemos que la cirugía es un recurso heroico, no es el tratamiento indicado de la obesidad que siempre es el cambio de estilo de vida más fármacos."
Existe consenso sobre quienes pueden recurrir a una cirugía bariátrica, que son los que tienen un índice de masa corporal mayor a 40 (se calcula dividiendo el peso sobre la altura al cuadrado), o mayor a 35, pero sufren afecciones asociadas como la diabetes. También sobre quienes no, como por ejemplo las personas con adicciones.
"El aumento de las cirugías se ha dado mayormente dentro de sus indicaciones aceptadas", concluyó Brasesco.
Dos miradas
"Hoy son los médicos, y no los cirujanos, como sucedía antes, los que están indicando estas operaciones"
OSCAR BRASESCO Cirujano especialista en obesidad
"Es un recurso heroico, no el tratamiento indicado de la obesidad, que siempre es el cambio de estilo de vida"
MONICA KATZ Médica especialista en nutrición
LA NACION
"Ha habido una explosión en el número de cirugías bariátricas realizadas en todo el mundo", disparó el doctor Malcolm Robinson, cirujano de la Escuela de Medicina de Harvard, Estados Unidos, desde un editorial sobre el tratamiento quirúrgico de la obesidad publicado en la revista The New England Journal of Medicine .
Y razones no le faltan para calificar de explosivo el aumento. Sólo en los Estados Unidos, el número de cirugías bariátricas realizadas en 2005 fue más de diez veces mayor de lo que era en 1994: 171.000 contra 16.200, respectivamente. Se estima que en la actualidad se realizan unas 200.000 cirugías bariátricas al año en ese país.
La Argentina no es ajena a este fenómeno. Aunque no existen estadísticas fiables al respecto, los especialistas reconocen ese aumento: "Este es el resultado de que hoy son los médicos (clínicos, cardiólogos, diabetólogos), y no los cirujanos, como sucedía antes, los que están indicando estas operaciones", dijo a LA NACION el doctor Oscar Brasesco, director del Programa de Cirugía Bariátrica de Fundación Favaloro y del Hospital Austral.
Cinco años atrás, recordó, "operábamos uno o dos pacientes a la semana; hoy estamos operando en promedio a veinte pacientes cada semana".
Lo que moviliza el cada vez mayor volumen de pacientes que son derivados al consultorio del cirujano es la acumulación de evidencia sobre la seguridad y efectividad de estos procedimientos. "En el pasado, los ahora mejorados procedimientos bariátricos implicaban un riesgo inaceptable. La pérdida de peso asociada con estos procedimientos era cuestionable, y sus beneficios a largo plazo para la salud no estaban probados -escribió el doctor Robinson en el citado editorial-. Los actuales procedimientos bariátricos equilibran más juiciosamente los riesgos quirúrgicos y la pérdida de peso."
Hoy, el riesgo quirúrgico de una cirugía bariátrica es equivalente al de cualquier operación mayor, precisó Robinson, echando mano a un reciente estudio publicado también en The New England Journal of Medicine por el Consorcio de Evaluación Longitudinal de Cirugía Bariátrica, de Estados Unidos.
Dicho estudio comparó los tres procedimientos más frecuentes -el bypass gástrico, realizado en forma laparoscópica o mediante una cirugía abierta, y la banda gástrica- para concluir que, en promedio, el riesgo de muerte asociado a la operación fue del 0,3%, mientras que el riesgo de complicaciones mayores fue del 4,1%. Robinson aclaró que resultados de este tipo son posibles en centros especializados, que manejan un gran volumen de pacientes, por lo que no necesariamente son reproducibles en manos no expertas.
En cuanto a la efectividad de los tratamientos, Brasesco aclaró cuál es el objetivo de los mismos: "Lo que buscamos es que el paciente mantenga de por vida una reducción del 50% de su exceso de peso". Así, si una persona tiene 80 kilos de más, calculados en función de su estatura y contextura física, lo que busca el tratamiento quirúrgico es que el paciente pierda 40 kilos, y no los recupere.
"Esto con un bypass gástrico se logra en entre el 85 o 90% de los pacientes", agregó Brasesco. Y ese descenso de peso es suficiente en la gran mayoría de los casos para que la persona revierta afecciones que se asocian al exceso de peso, como la hipertensión o la diabetes, que son las que minan su expectativa y calidad de vida.
Para ilustrar el impacto a largo plazo de las cirugías bariátricas sobre la salud, Robinson citó un estudio sueco publicado en 2007, que comparó a pacientes obesos tratados quirúrgicamente con pacientes tratados por métodos no quirúrgicos: "Después de 10 a 15 años [de la cirugía], los pacientes quirúrgicos tuvieron una mortalidad un 23,7% menor que los pacientes no quirúrgicos." Hormonas e indicaciones
Pero el descenso de peso y su impacto sobre factores de riesgo cardiovascular como la diabetes no sólo responden a que las cirugías bariátricas reducen la superficie del aparato gástrico disponible para absorber los alimentos. Cada vez hay más evidencias de que los beneficios están relacionados con su impacto hormonal.
"Hoy existe mucha evidencia de que el bypass altera la secreción de distintas hormonas -dijo Brasesco-. La producción de grelina, por ejemplo, cuya función es dar hambre, cae casi a cero después del bypass. Esto aporta una explicación fisiológica a algo que veíamos hace años en los pacientes operados, que es que nos decían que habían perdido el hambre."
Otra hormona cuya producción se ve afectada con un bypass gástrico es la incretina GLP1, cuya función es estimular la producción de insulina y su mejor aprovechamiento por parte del organismo, procesos que se ven lesionados en los pacientes con diabetes tipo II (que es la que se asocia al exceso de peso).
"El bypass duplica o triplica la producción de GLP1", dijo Brasesco. "Esto logra que en menos de una semana un paciente diabético tipo II disminuya al minimo o no requiera insulina o drogas antidiabéticas", agregó la doctora Mónica Katz, vicepresidenta del XVII Congreso Argentino de Nutrición, que comienza el jueves en Mar del Plata.
Pero Katz advierte distorsiones en el uso de estos tratamientos. "Se ha producido un pequeño aunque peligroso auge de operaciones no necesarias en pacientes que ven como mágico el realizarse esta operación para solucionar la diabetes aun no teniendo indicación por su grado de obesidad -dijo-. Recordemos que la cirugía es un recurso heroico, no es el tratamiento indicado de la obesidad que siempre es el cambio de estilo de vida más fármacos."
Existe consenso sobre quienes pueden recurrir a una cirugía bariátrica, que son los que tienen un índice de masa corporal mayor a 40 (se calcula dividiendo el peso sobre la altura al cuadrado), o mayor a 35, pero sufren afecciones asociadas como la diabetes. También sobre quienes no, como por ejemplo las personas con adicciones.
"El aumento de las cirugías se ha dado mayormente dentro de sus indicaciones aceptadas", concluyó Brasesco.
Dos miradas
"Hoy son los médicos, y no los cirujanos, como sucedía antes, los que están indicando estas operaciones"
OSCAR BRASESCO Cirujano especialista en obesidad
"Es un recurso heroico, no el tratamiento indicado de la obesidad, que siempre es el cambio de estilo de vida"
MONICA KATZ Médica especialista en nutrición
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