A Sonia Baby le encanta la actriz Nicole Kidman, aunque sólo tengan en común los enormes ojos celestes; no tiene idea de quién es la sexóloga televisiva Alessandra Rampolla, si bien ambas recomiendan por igual hacer contracciones con la vagina; y los medios españoles la comparan con la ex del músico Marilyn Manson, la reina del burlesque y reinventora del estilo pin-up Dita Von Teese. Pero son su pasado de porno star y las perfomances acrobáticas las razones por las que fue invitada por la editora de videos Capitol al Festival de Cultura Erótica, que se realizará el viernes y el sábado en Buenos Aires.
“El cine porno ya lo abandoné, fue una etapa de mi vida de la que no me arrepiento, pero terminó para siempre. Me defino como una acróbata vaginal y una modelo pin-up; hago shows, trabajo en el programa La noria de Telecinco España, estudio diseño gráfico, quiero ser actriz de comedias y...”, cuenta la chica nacida en Elche, Alicante, de 28 años, la sexta de ocho hermanos que no la pasaron bien en la infancia.
Sonia –que ahora se hace llamar Baby Pin-up– tiene los dos brazos completamente tatuados con imágenes de golosinas y dulces. “Son los que no me pude comer de niña”, aclara, subiendo las mangas hasta la casita de Hansel y Gretel.
Como una muñeca, tiene piel de terciopelo, las pestañas son espesas y largas, el gloss en los labios es abundante y rosado, igual que los zapatos con plataforma, moños y agujas altísimas, y una bata mínima, cruzada sobre los cien centímetros de siliconas. “Era muy chata, sin nada”, dice mientras nos muestra en su netbook algunas de las tantas presentaciones que corroboran su fama: prender una lamparita y sacarse más de 30 metros de collares de perlas y hasta 150 metros de banderas de “su parte íntima”.
–Vayamos por partes. ¿Qué es una acróbata vaginal?
–Es una disciplina tailandesa y un arte del que pude sacar provecho por una predisposición natural. Cuando era chica, con un novio muy fetichista, jugamos con los pies a ver hasta dónde llegaba mi dilatación. Y como mi abuelo era mago y mi abuela vedette, estaba familiarizada con ese mundo. Siempre me atrapó ese universo de freakies de los circos de antes.
–¿Pero cuál es la diferencia entre lo porno y lo acrobático?
–Nada que ver. La pornografía tiene que ver con el ocio adulto y hay que tener sexo delante de una cámara. La acrobacia vaginal es artística, a mí nadie me toca y no muestro la vagina, es una destreza. Doy cursos sobre el tema a mujeres que quieren complacer a sus parejas o tienen problemas de incontinencia, problemas físicos... ¡Estornudan y se les sale el tampón! La vagina es un músculo que puede ejercitarse como cualquier otro.
Baby vive en Barcelona junto a Sergio, un mecánico industrial para nada celoso con su profesión. “Es que no hay motivos”, explica. Jamás sale a la calle si no está producida, porque la fantasía de sus admiradores/as está primero: “Con las mujeres me llevo muy bien, me piden consejos, me gritan ¡ídola! Y los hombres me tienen un poco de miedo, los inhibo, como si los fuera a comer; y yo no me como a nadie”. No le gusta mucho hablar de su pasado porno de quince películas, ni de Nacho Vidal, el actor y productor triple X más conocido de España. Pero lo acepta porque quiere que se conozcan sus orígenes, cómo salió adelante sola, criada en la calle, distanciada de su madre, inventándose a sí misma desde los striptease en boliches de Barcelona.
“Me metí en el cine XXX no por plata sino porque un amigo me lo pidió, necesitaba cubrir un papel y la chica le había fallado y me comieron la cabeza... La verdad es que se gana plata cuando sos conocida y yo sobresalí rápidamente, dicen que por mi imagen de lolita, o porque lo que hacía no era común”, dice la rubia que niega por completo cualquier momento fronterizo con la prostitución: “Recibí muchas propuestas de mucha plata. Respeto mucho a las prostitutas, pero jamás lo acepté”.
En el festival podrá verse una muestra de cómo hoy sustenta su carrera, cómo ha construido su imagen estilo años 50 y cómo es su show en vivo. Con una breve experiencia fílmica junto al humorista y director español José Corbacho, ahora espera el llamado de un “importante realizador norteamericano”, de quien no da el nombre por cábala.
“Me encanta venir a la Argentina –asegura, con sonrisa de bebota–. Adoro el dulce de leche”.
criticadigital.com
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