Entre las participantes hay unas 300 chicas argentinas. El premio es diario y lo votan los usuarios de un sitio de Internet con cinco millones de visitantes al mes. No son desnudistas ni modelos: son las "suicide girls". Y reivindican un ideal de belleza "real".
Ser o no ser una "suicide girl". Esa es la cuestión. Para eso, muchas chicas -que no son ni modelos ni desnudistas- se animan a hacer un stiptease frente a la cámara y publicarlo en Internet. Las fotos se someten a votación de los usuarios de la página y la que gana se lleva la nada despreciable suma de 500 dólares.
SuicideGirls (chicas suicidas, en español) es un sitio que podría catalogarse de "soft porno" y que nació en 2001 promoviendo un modelo de belleza alternativo y más "real", en contra del estereotipo de mujer tipo "Barbie" que, según dicen, imponen los medios.
Con cinco millones de visitantes únicos al mes, es uno de los sitios más importantes en su tipo. Para ver las fotos, los usuarios deben registrarse y pagar. Cada día, chicas de todo el mundo publican sus fotos allí para convertirse en una "suicide girl".
Actualmente hay al menos 300 argentinas registradas esperando para ser una de las elegidas. A las chicas que se postulan la página les ofrece la posibilidad de hacer una producción de fotos profesional sin pagar un peso. La única condición es que la secuencia termine en un desnudo total.
¿Qué razones las llevan a fotografiarse desnudas?
"Algunas lo hacen por la plata, otras porque les gusta y otras simplemente por diversión", asegura Benjamín Furland, uno de los fotógrafos que trabaja para SuicideGirls en la Argentina. Agrega que las chicas que se presentan "no tienen un perfil predeterminado" y que se enganchan con el slogan de un modelo de "belleza redefinida". Aunque las que publican sus fotos en la página no son profesionales, Furland reconoce que el sitio "no tiene nada de amateur".
"Lo hago porque me gusta la estética de las fotos. Más allá de que son eróticas, tiene una estética que va con una onda muy particular", cuenta a Clarín una estudiante universitaria de 20 años que ya publicó tres veces fotos suyas en el sitio -aunque todavía no ganó- pero que prefiere mantener en reserva su nombre porque sus padres "no saben nada" y si se llegan a enterar "se mueren".
Para despistar, no se registró como argentina. Y se explaya un poco más sobre sus razones: "En un principio lo quise hacer porque me encanta la fotografía y me gustó mucho la estética de la página. Después dudé por el tema de los desnudos. Pero era un montón de plata por hacer algo que me divierte". Además, define lo que significa ser una suicide girl: "Las chicas 'suicide' son lo que para cualquier hombre sería, por ejemplo, una Jessica Cirio".
Kyhte es una joven extranjera que vive en laArgentina desde hace tres años. Tiene 22 años y trabaja como administrativa en una compañía de seguros. Ella fue una "suicide girl" y ganó plata con sus fotos. Pero hace un tiempo dejó porque, si bien en un principio el sitio tenía "una idea de publicar fotos de chicas alternativas", con el tiempo "se convirtió en una especie de Playboy cualquiera para ganar plata". Tampoco le gustó la política de derechos del sitio sobre las fotos: "La privacidad no termina siendo lo que ellos prometen". Su familia, que vive en Inglaterra, tampoco sabe nada. "A mi mamá le daría un infarto", reconoce.
SuicideGirls publica diariamente entre uno y tres álbumes de fotos. Y cada día hay una ganadora de los 500 dólares. El sitio funciona además como una red social donde los usuarios se ponen en contacto a través de blogs, foros o chats.
Para María Cristina Castillo, psicoanalista supervisora en pareja y familia del Centro Dos, la conducta de estas chicas responde a una "transgresión" en la que no tienen "conciencia del riesgo y del peligro". Y explica que hay una cuota de "narcisismo" por el gusto de ver el propio cuerpo. "No registran que el mostrarse así tiene una inscripción de la sexualidad que las deja en un punto de exposición bastante fuerte, sin mezclar lo moral", agregó Castillo. Por último, hace un llamado de atención a los padres: "Acá pasa algo con los adultos, los chicos manejan un montón de información que los padres no tienen idea. Pero la mirada del adulto tiene que estar".
Por: Rosario Medina
clarin.com
Ser o no ser una "suicide girl". Esa es la cuestión. Para eso, muchas chicas -que no son ni modelos ni desnudistas- se animan a hacer un stiptease frente a la cámara y publicarlo en Internet. Las fotos se someten a votación de los usuarios de la página y la que gana se lleva la nada despreciable suma de 500 dólares.
SuicideGirls (chicas suicidas, en español) es un sitio que podría catalogarse de "soft porno" y que nació en 2001 promoviendo un modelo de belleza alternativo y más "real", en contra del estereotipo de mujer tipo "Barbie" que, según dicen, imponen los medios.
Con cinco millones de visitantes únicos al mes, es uno de los sitios más importantes en su tipo. Para ver las fotos, los usuarios deben registrarse y pagar. Cada día, chicas de todo el mundo publican sus fotos allí para convertirse en una "suicide girl".
Actualmente hay al menos 300 argentinas registradas esperando para ser una de las elegidas. A las chicas que se postulan la página les ofrece la posibilidad de hacer una producción de fotos profesional sin pagar un peso. La única condición es que la secuencia termine en un desnudo total.
¿Qué razones las llevan a fotografiarse desnudas?
"Algunas lo hacen por la plata, otras porque les gusta y otras simplemente por diversión", asegura Benjamín Furland, uno de los fotógrafos que trabaja para SuicideGirls en la Argentina. Agrega que las chicas que se presentan "no tienen un perfil predeterminado" y que se enganchan con el slogan de un modelo de "belleza redefinida". Aunque las que publican sus fotos en la página no son profesionales, Furland reconoce que el sitio "no tiene nada de amateur".
"Lo hago porque me gusta la estética de las fotos. Más allá de que son eróticas, tiene una estética que va con una onda muy particular", cuenta a Clarín una estudiante universitaria de 20 años que ya publicó tres veces fotos suyas en el sitio -aunque todavía no ganó- pero que prefiere mantener en reserva su nombre porque sus padres "no saben nada" y si se llegan a enterar "se mueren".
Para despistar, no se registró como argentina. Y se explaya un poco más sobre sus razones: "En un principio lo quise hacer porque me encanta la fotografía y me gustó mucho la estética de la página. Después dudé por el tema de los desnudos. Pero era un montón de plata por hacer algo que me divierte". Además, define lo que significa ser una suicide girl: "Las chicas 'suicide' son lo que para cualquier hombre sería, por ejemplo, una Jessica Cirio".
Kyhte es una joven extranjera que vive en laArgentina desde hace tres años. Tiene 22 años y trabaja como administrativa en una compañía de seguros. Ella fue una "suicide girl" y ganó plata con sus fotos. Pero hace un tiempo dejó porque, si bien en un principio el sitio tenía "una idea de publicar fotos de chicas alternativas", con el tiempo "se convirtió en una especie de Playboy cualquiera para ganar plata". Tampoco le gustó la política de derechos del sitio sobre las fotos: "La privacidad no termina siendo lo que ellos prometen". Su familia, que vive en Inglaterra, tampoco sabe nada. "A mi mamá le daría un infarto", reconoce.
SuicideGirls publica diariamente entre uno y tres álbumes de fotos. Y cada día hay una ganadora de los 500 dólares. El sitio funciona además como una red social donde los usuarios se ponen en contacto a través de blogs, foros o chats.
Para María Cristina Castillo, psicoanalista supervisora en pareja y familia del Centro Dos, la conducta de estas chicas responde a una "transgresión" en la que no tienen "conciencia del riesgo y del peligro". Y explica que hay una cuota de "narcisismo" por el gusto de ver el propio cuerpo. "No registran que el mostrarse así tiene una inscripción de la sexualidad que las deja en un punto de exposición bastante fuerte, sin mezclar lo moral", agregó Castillo. Por último, hace un llamado de atención a los padres: "Acá pasa algo con los adultos, los chicos manejan un montón de información que los padres no tienen idea. Pero la mirada del adulto tiene que estar".
Por: Rosario Medina
clarin.com
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