jueves, 2 de junio de 2011

La condena de los ritos de iniciación sexual en Mozambique

Una niña mozambiqueña.
"Las encierran en una apartada casa y las hacen de todo. Estamos luchando para terminar con esa práctica horrible". La frase es de Marie-Consolée Mukangendo, especialista en Comunicación para el Desarrollo de Unicef en Mozambique. De lo que habla Marie es de los ritos de iniciación sexual, una práctica extendida en las zonas rurales del país y que consiste en preparar a niñas para convertirlas en "mujeres". Si lo prefieren, dicho más claro, en enseñar a niñas a satisfacer sexualmente a sus futuros maridos. Las edades de las obligadas alumnas van desde los 9 a los 13 años.
"Es un tema tabú, del que es muy difícil obtener información y del que hay pocos estudios", reconocen en el Gobierno mozambiqueño a este periódico. "Los ritos de iniciación sexual son aún un secreto que perpetua el rol de que la mujer es inferior al hombre", afirma un informe elaborado por la ONU. En la práctica, una niña nacida especialmente en las provincias de Zambézia y Nampula sabe que acabará aprendiendo el temido Puxa Puxa. ¿Qué es? Su futuro valor, su precio.

Las 'madrinas' del horror

El rito consiste en apartar a una niña de la escuela y de su familia cuando tiene la primera menstruación, incluso antes, encerrarla en una casa y enseñarla sexo durante dos o tres semanas (el tiempo no está definido) para que luego no sean rechazadas por el marido. Las prácticas las dan las llamadas 'madrinas', que siguen un legado cultural que ellas también recibieron siendo niñas. "Se las prepara para extender sus labios vaginales, que deben ser grandes para dar más placer; a usar el sexo masculino e incluso una práctica llamada Othuma que consiste en dilatación vaginal", señala un crudo informe de Unicef realizado por la asociación Kula a través de diversas entrevistas en las áreas rurales. "Algunas prácticas como la dilatación vaginal comienzan desde los 8 años".
Para remarcar más este carácter de inferioridad de la mujer se la enseña también a limpiar al marido tras el acto sexual (las sábanas no deben nunca ensuciarse) y, desde luego, a estar siempre dispuesta a los caprichos del varón para que no haya rechazo. Limpiar la casa, preparar el desayuno y ser agradable con la familia del futuro marido son otras de las tareas que aprender por las pequeñas.
Angela Collet es una de las pocas investigadoras que ha realizado un informe sobre los ritos. "De lo que se trata es de mejorar el disfrute del hombre, que sienta que tiene una mujer real. A las niñas, entre otras cosas, se las enseña a elaborar un medicamento que introducirse en la vagina que aumenta el placer sexual del varón. Lo que se consigue es generarla lesiones", dice. "En este tipo de sociedades el contagio de enfermedades sexuales como el Sida crece rápidamente", explica.

El papel de las escuelas

Los informes señalan que tras el paso por los ritos viene siempre el abandono de la escuela, "algo que los padres ven con buenos ojos ya que desconfían de las enseñanzas liberales de los colegios", concluye el informe Pathfinder. "Las niñas ya no tiene confianza con los profesores ni los adultos, vienen cambiadas y apenas se relacionan con sus compañeras más pequeñas ni hablan con los mayores", explican algunos profesores entrevistados. (Un colectivo que por otro lado está especialmente señalado en las graves estadísticas que hay de abuso sexual de menores en el país. "Hay muchos casos de niñas y niños violados en la escuela por parte de los maestros", denuncia Unicef). No obstante ese no es el principal problema para el abandono escolar: "La mayoría de las niñas se casa tras la preparación sexual", dice otro estudio realizado con el apoyo de una ONG danesa.
El matrimonio es una transacción hecha por el padre que vende a su hija a cambio de bienes materiales, algo muy extendido en África. Resumiendo, la mujer tiene un precio y lo que hacen los ritos es justificarlo. Lo curioso es que ninguno de los entrevistados en los informes cree que eso tenga relación con la prostitución, que en algunas zonas es rechazada. "Son tradiciones que se mantienen hasta la edad adulta. Una viuda debe tener nada más morir su marido relaciones sexuales con su cuñado para ser purificada", recuerda Collet. Todo un tejido social que degrada a las mujeres desde que son niñas y que multiplica los contagios de enfermedades como el Sida. Las estadísticas de Unicef sobre violencia sexual y abuso de niños en Mozambique hablan por sí solas. Hay que tener en cuenta que aquí entran las zonas urbanas más pobladas como Maputo, lejos de estas áreas rurales, donde la sociedad está más avanzada:
-El 54% de las mujeres han sufrido abusos psíquicos o físicos en su vida
-El 52% de las niñas se casan antes de los 18 años
-El 17% de las niñas se casan antes de los 15 años
-El 41% de las niñas están embarazadas entre los 15 y los 19 años
-El 11% de las niñas entre 12 y 14 años están casadas o tienen una relación estable (se calcula que en torno a 700.000 menores)
-El 70% de las escolares conocen casos de profesores que han tenido sexo con alumnas a cambio de aprobados.
Toda esta cruda realidad ha hecho que el Gobierno mozambiqueño, especialmente el Ministerio de Asuntos Sociales, y asociaciones como Unicef trabajen para cambiar roles perpetuados durante siglos. "Hacemos campañas de información, visitamos las aldeas e intentamos cambiar la condena de esas niñas. Llevará tiempo". Algo que se entiende cuando se pasea, por ejemplo, por una playa de Vilankulos y se acerca una niña muy pequeña con un bebé en brazos. ¿Es tu hermano?, le preguntamos. "No, es mi hijo", responde. El bebé más pequeño sujeta algunas conchas, mientras cuesta entender que la que le sujeta al recién nacido es su madre, casi un bebé también.
elmundo.es

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