martes, 28 de junio de 2011

Elaborar el duelo, un proceso para volver a conectarse con la vida

SIN FORMULAS. CADA PROCESO ES PARTICULAR. SEGÚN LOS ESPECIALISTAS, RECOMPONERSE  PUEDE  LLEVAR DE 1 A 2 AÑOS.
Estado de shock, sensación de injusticia, negación y enojo. Depresión, miedo, tristeza. Son algunos de los sentimientos que afloran, en una primera instancia, ante la pérdida de un ser querido. En una segunda etapa, sobreviene reconocer la pérdida y aceptar la realidad, y luego aparece la idealización del fallecido con una sobrecarga de recuerdos.
Los especialistas sostienen que el duelo está elaborado cuando el individuo puede nuevamente reconectarse con el exterior y encarar hacia nuevos horizontes. “Elaborar el duelo no significa olvidarse de esa persona que ya no está. La seguiremos amando toda la vida, solamente es lograr que las emociones pierdan fuerza para poder reconectarnos con nuestra propia vida. Cuando el dolor y la tristeza profunda van cediendo en su intensidad, estaremos listos para ir recuperando el interés por la vida”, explica la licenciada en psicología Eliana Vasconcelo.
Aceptar el dolor, mantenerse ocupado, deshacerse de culpas, reunirse con pares para convertir el pesar en energía positiva son algunas de las actividades que se recomienda poner en práctica. No se aconseja quedarse en el dolor, perder la esperanza, abusar de los medicamentos, tomar decisiones apresuradas y aislarse.
Si bien no hay fórmulas que permitan cuantificar el período que dura el duelo, este proceso requiere de un tiempo de uno a dos años, dependiendo de las características individuales y de los lazos afectivos que lo unían con el ser querido. Y es importante comprender que estos tiempos (que no son cortos) requieren de entereza, honestidad, capacidad de conexión con uno mismo y con los afectos que nos rodean.
“Enfrentarse a la idea de finitud en nuestra propia vida nos permite tener un momento de introspección, de preguntarnos por el sentido de nuestras vidas. Y sería importante que esta pregunta y este clima emocional de contacto interior nos dure mucho tiempo y nos permita conectarnos más con la posibilidad de disfrutar la vida y darnos posibilidad y permiso de placer”, explica la licenciada Gisela Holc, quien agrega que es importante poner en palabras el dolor.
Al principio, se hace muy cuesta arriba seguir adelante. Por lo general, además, la persona se encuentra abordando una serie de cuestiones que debe resolver en relación a ese fallecimiento. “Con el tiempo se rearmarán vínculos viejos y se crearán otros. Esto mismo irá signando nuevos movimientos hasta que pasen a ser habituales. El dolor no se va. Siempre que te conectás con esa pérdida, duele. La buena noticia es que, de a poco, te volvés a conectar con lo lindo de la vida: disfrutar cosas, reírte y sentirte bien”, sugiere la licenciada  María Gabriela Fernández Ortega, del Centro Hémera.
Para ayudar a quien está de duelo es importante no dejarlo solo y crear una red de contención de familiares o amigos, aunque a veces es bueno acompañar en silencio. Si se presentan sentimientos de culpa o reproches, se hace casi imprescindible la ayuda terapéutica para poder continuar el camino de recuperación.

CONSEJOS

Qué hacer
Dejar drenar los sentimientos.
Respetar nuestros estados.
Dejarnos apoyar por nuestra familia y amigos.
Hablar de quien falleció y distribuir las pertenencias.
Participar de los rituales, religiosos o de otra índole.
Si el dolor y la tristeza no ceden, buscar ayuda terapéutica.

Qué no hacer
Ocultar los sentimientos.
Sentirnos víctimas de la situación que nos tocó vivir.
Aislarnos excesivamente.
Desviar una conversación cuando el tema aparece.
Perpetuar al muerto como una manera de conservarlo vivo.
Fuente: lic. Eliana Vasconcelo
clarin.com

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