sábado, 7 de noviembre de 2009

Para disfrutar del agua sin miedo

Si se tiene en cuenta que cada año en la Argentina se mueren por accidentes unos 2.000 niños que estaban previamente sanos, y que, de acuerdo con datos de la Asociación de Prevención del Trauma Pediátrico, otros 20.000 quedan con alguna discapacidad por la misma causa, se ve que claramente puede considerarse a estos "imprevistos" como una verdadera enfermedad. Las comillas vienen justamente a que si bien pueden ser imprevistos de hecho, la mayoría de los accidentes son prevenibles.
Los especialistas médicos en accidentología insisten en que no pueden ser considerados como un mero producto de la fatalidad, de la "mala suerte". Si se elige considerarlos de esa forma, se evita poner atención en las potenciales causas de los accidentes, que en general son provocados o facilitados por factores que estaban a la vista mucho antes pero que no fueron tenidos en cuenta a tiempo.
Justamente por obedecer a causas comunes se puede saber, por ejemplo, que la mayoría de los accidentes en la época de calor tienen relación con el agua de las piletas de natación, los ríos, lagos y lagunas, los arroyos y las payas de mar. Analizando las causas más comunes de accidentes en el agua, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) ha elaborado una serie de recomendaciones para que los chicos puedan estar más tranquilos en el agua, y sus mayores también. Y la primera de las recomendaciones es que todos los niños cuando están en el agua o cerca de ella deben tener la supervisión de un adulto, aún cuando sepan nadar, no importa su edad.
El cuidador. Saber nadar y estar al tanto e las técnicas de reanimación cardiopulmonar básica para el caso de que alguno de los chicos sufra un ahogamiento: estas serían las características básicas ideales que debería tener todo cuidador. No se debe intentar rescatar del agua a alguien a no ser que hayan sido entrenados para ello: es probable que donde había un peligro, ahora haya dos.
Cada segundo puede ser decisivo cuando alguien ha sufrido un ahogamiento. Las técnicas de reanimación son en todo caso el paso previo para llamar al servicio de emergencias, que brindará la atención necesaria. Tener a mano un salvavidas de arrastre y el teléfono de un servicio de emergencia al que poder pedir ayuda urgente son dos cuestiones que no deben ser minimizadas.
La pileta. Las piletas, según las recomendaciones de la SAP, deben estar totalmente cercadas por vallas de no menos de un metro y medio de altura, con barrotes que no tengan entre sí una separación mayor de 10 centímetros. Y por supuesto, el vallado debe estar cerrado con candado cuado no se usa.
No es una recomendación menor, ya que casi la mitad de los chicos más chiquitos que se ahogan en una pileta habían sido vistos por última vez dentro de la casa. Pueden caerse en la pileta sin hacer ningún ruido, y es el primer lugar donde se deben buscar.
A ellos suelen atraerlos los elementos vistosos o coloridos al costado de la pileta, por lo que es conveniente cuidar que no los haya.
Cuidado con el agua muy fría: puede causar calambres y problemas respiratorios. Es conveniente que el adulto testee corporalmente la temperatura del agua antes de que los niños entren.
El salvavidas. Los de tipo chaleco son los más apropiados, y la razón es sencilla: al tener varios compartimentos donde se almacena el aire que mantiene a la persona a flote, si uno se pincha el resto sigue cumpliendo su función y el chico no se hunde. En los salvavidas con una sola cámara de aire, cuando esta se desinfla, se hunde.
Por esa misma razón, las colchonetas de agua y los juguetes inflables no deben ser usados como salvavidas.
Aprender a nadar. La edad indicada para enseñar al niño a nadar es, según la SAP, de 4 años. De todas maneras, los especialistas de la Asociación de Prevención del Trauma Pediátrico recomiendan que los padres se centren, durante esa primera etapa, en los juegos que se implementan en el agua si mandan hijos a nadar. Recién a partir de los 6 años de edad se podría empezar a confiar en la capacidad natatoria del niño como método real de prevención.
Edad y sexo. Si bien son los menores de 5 años los que más sufren accidentes en el agua según los índices tenidos en cuenta por la SAP, también los adolescentes entre 15 y 19 años son estadísticamente muy vulnerables a este tipo de accidentes. Antes de hacer "clavados", es importante que sepan chequear que haya la cantidad de agua suficiente.
En ambos casos, la creencia de que la valentía y la audacia son sus atributos exclusivos los empuja a mayores riesgos: por eso son ellos, más que ellas, los más propensos a los accidentes en general, no sólo en el agua.
Marcelo Rodríguez
Los "no" del agua
No correr
No empujar a otros al agua
No nadar solo
No nadar durante tormentas y o relámpagos
No sumergirse ni bucear excepto cuando está permitido y supervisado por un adulto
No jugar en el borde de la pileta
Datos y direcciones útiles
Sociedad Argentina de Pediatría:
http://www.sap.org.ar/
Fundación Cardiológica Argentina: 4961-9388
- Cursos de reanimación cardiopulmonar básica
lanacion.com

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