París. (DPA) - Parece como si Coco Chanel estuviera celebrando su tercer "comeback". El primero fue en 1954, cuando reconquistó el mundo de la moda a sus 71 años. El segundo, en 1989, cuando el diseñador Karl Lagerfeld insufló aire fresco a su entumecida casa de moda. Y ahora, casi 30 años después de su muerte, la fundadora de la marca vuelve a estar en boca de todos. Y por los canales más diversos: la moda, la literatura, el cine y la cosmética.
El "boom" comenzó ya el año pasado con el estreno de "Coco avant Chanel", protagonizada por Audrey Tatou. Tras el filme no sólo las páginas de las revistas se llenaron de modelos "à la Coco", sino que el corte de pelo de Tatou se convirtió en uno de los más imitados.
Uno de los diseños más alabados esta temporada es una chaquetita tweed de Chanel, creada por Isabel Marant. Y el reputado modisto belga Dries van Noten también se ha inspirado en la "mademoiselle" para sus zapatos bicolores. Incluso la elegante colección "tenis" del francés Jean-Paul Gaultier para Hermès responde a la idea de moda de Chanel.
También en la pasada edición de Cannes se estrenó "Coco Chanel & Igor Stravinsky", pero quizá más interesante que el filme sea la novela del escritor británico Chris Greenhalgh "Coco and Igor", en la que se basa la película. Manteniendo la expectación y aportando numerosos matices, el texto recorre el largo y más bien desapercibido "affaire" entre la diseñadora y el compositor.
A través de la relación con el músico (que vivió entre 1882-1971), Greenhalgh muestra qué es lo que movía a Coco: el hambre de reconocimiento, la nostalgia del amor y la sensación de haber encontrado un alma gemela.
La relación con Stravinsky, a principios de los años 20, suele ocupar un segundo plano en las biografías de Coco, por detrás de otros romances. Pero cuando Chanel murió en 1971, junto a su cama, había un icono que él le regaló medio siglo antes. Justo aquello fue lo que inspiró a Greenhalgh.
"No me puedo imaginar que ella no pensara en él cuando estaba muriéndose en su habitación. Y en ese momento ella ya sabía lo importantes que ambos fueron para el siglo XX", contó el escritor inglés a dpa. Chanel no reconoció el romance hasta relativamente tarde, en una conversación con el escritor Paul Morand. "Claramente, en sus últimos años Igor estuvo presente en sus pensamientos".
Chanel apoyó económicamente a Stravisnky, y lo hizo de manera picante. En 1920, el músico vivía en la villa de la modista en Garches, a las afueras de París, con su esposa Yekaterina y sus cuatro hijos. Según el libro, es aquí donde se entabla la relación erótica entre Coco e Igor. Yekaterina, con su débil salud, es la tercera en discordia. Y aunque muchas escenas son inventadas, se basan en fuentes bien documentadas.
Además de esta historia triangular, el lector obtiene una imagen fascinante de la sociedad parisina tras la primera guerra mundial. "En última instancia", dice Greenhalgh, "Chanel sigue siendo una mujer llena de secretos. Pero a mí me interesaba sobre todo la armonía entre la simpatía imaginaria que compartía con Igor".
lanacion.com
El "boom" comenzó ya el año pasado con el estreno de "Coco avant Chanel", protagonizada por Audrey Tatou. Tras el filme no sólo las páginas de las revistas se llenaron de modelos "à la Coco", sino que el corte de pelo de Tatou se convirtió en uno de los más imitados.
Uno de los diseños más alabados esta temporada es una chaquetita tweed de Chanel, creada por Isabel Marant. Y el reputado modisto belga Dries van Noten también se ha inspirado en la "mademoiselle" para sus zapatos bicolores. Incluso la elegante colección "tenis" del francés Jean-Paul Gaultier para Hermès responde a la idea de moda de Chanel.
También en la pasada edición de Cannes se estrenó "Coco Chanel & Igor Stravinsky", pero quizá más interesante que el filme sea la novela del escritor británico Chris Greenhalgh "Coco and Igor", en la que se basa la película. Manteniendo la expectación y aportando numerosos matices, el texto recorre el largo y más bien desapercibido "affaire" entre la diseñadora y el compositor.
A través de la relación con el músico (que vivió entre 1882-1971), Greenhalgh muestra qué es lo que movía a Coco: el hambre de reconocimiento, la nostalgia del amor y la sensación de haber encontrado un alma gemela.
La relación con Stravinsky, a principios de los años 20, suele ocupar un segundo plano en las biografías de Coco, por detrás de otros romances. Pero cuando Chanel murió en 1971, junto a su cama, había un icono que él le regaló medio siglo antes. Justo aquello fue lo que inspiró a Greenhalgh.
"No me puedo imaginar que ella no pensara en él cuando estaba muriéndose en su habitación. Y en ese momento ella ya sabía lo importantes que ambos fueron para el siglo XX", contó el escritor inglés a dpa. Chanel no reconoció el romance hasta relativamente tarde, en una conversación con el escritor Paul Morand. "Claramente, en sus últimos años Igor estuvo presente en sus pensamientos".
Chanel apoyó económicamente a Stravisnky, y lo hizo de manera picante. En 1920, el músico vivía en la villa de la modista en Garches, a las afueras de París, con su esposa Yekaterina y sus cuatro hijos. Según el libro, es aquí donde se entabla la relación erótica entre Coco e Igor. Yekaterina, con su débil salud, es la tercera en discordia. Y aunque muchas escenas son inventadas, se basan en fuentes bien documentadas.
Además de esta historia triangular, el lector obtiene una imagen fascinante de la sociedad parisina tras la primera guerra mundial. "En última instancia", dice Greenhalgh, "Chanel sigue siendo una mujer llena de secretos. Pero a mí me interesaba sobre todo la armonía entre la simpatía imaginaria que compartía con Igor".
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