Con una intensa campaña publicitaria, en noviembre de 2006 se lanzó en el país una vacuna contra el cáncer cervical. Poco después otro laboratorio sacó a la venta una vacuna similar. Pero en todo este tiempo ni una de las dos vacunas logró prender entre las argentinas por culpa de sus elevados precios y porque a muchos médicos les despiertan dudas. La novedad ahora es que por primera vez la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FASGO) elaboró un consenso en el que abiertamente recomienda el fármaco: "La inclusión de una vacuna en un programa de prevención primaria, sumada a la prevención secundaria, y por supuesto a la educación de la población, podría ser el camino que logre la disminución del cáncer cervical en las generaciones futuras".
"Las sociedades de ginecología dijeron estar a favor de la vacuna porque la propia Organización Mundial de la Salud recomienda que se la incluya en los programas nacionales de vacunación", dijo Otilio Rosato, profesor de Ginecología en la Universidad Nacional de Córdoba y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Patología del Tracto Genital Inferior. El especialista agregó: "Yo personalmente la recomiendo".
En la Argentina mueren 11 mujeres por día a causa del cáncer cervical. En la Ciudad de Buenos Aires la incidencia de la enfermedad es de 3 por cada 100.000 mujeres –un índice comparable al de ciudades del primer mundo– gracias a que entre las porteñas los controles ginecológicos son frecuentes. "Pero en el resto del país no, con lo que cruzando la General Paz la incidencia del cáncer sube a 32,5 por cada 100.000", dijo Rosato.
Ambas vacunas se encuentran a la venta en vacunatorios y farmacias. Cada dosis de Gardasil, recomendada para mujeres de 9 a 26 años, cuesta 1.077,51 pesos. Cada unidad de Cervarix, aconsejada para mujeres de 10 a 45 años, se vende a 388,25 pesos.
El tratamiento con ambos fármacos consiste en tres dosis, con lo que inmunizarse contra las cepas más comunes de Virus del Papiloma Humano (VPH) resulta caro: 3.232,53 pesos (con Gardasil) y 1.164,75 pesos (con Cervarix). Muy pocas prepagas los cubren.
Para elaborar su consenso FASGO envió a las 31 asociaciones de base que la conforman un cuestionario con 12 ítems relacionados con el VPH. El consenso se realizó con las respuestas de 9 asociaciones, entre ellas las sociedades de Ginecología de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires. "No todas respondieron, porque algunas no conocen el tema con tanta profundidad", explicó Rosato.
Una de las preguntas fue: "La inclusión de una vacuna contra el VPH en el Programa Nacional de Vacunación, ¿sería recomendable?" La respuesta fue unánime: "Sí". La siguiente consulta fue cuándo consideraban apropiado incluir las vacunas en el Programa Nacional de Vacunación. "Lo antes posible", fue el consenso. "Si tenemos en cuenta que la iniciación sexual en la Argentina es alrededor de los 14 años, la vacunación debería iniciarse a partir de los 12 años", agregaron.
La investigadora del Conicet Silvia Arrossi, titular del Programa de Prevención de Cáncer Cérvico-Uterino del Ministerio de Salud, informó que por ahora no se incluirá ambas vacunas en el Calendario Nacional de Vacunación. "Primero se debe preparar el terreno con estudios para determinar cómo las generaciones futuras podrían beneficiarse con ellas", dijo.
Objeciones por la efectividad y el precio
"Uno de los principales problemas con las vacunas contra el cáncer cervical es que su eficacia no está probada y sólo se la va a poder valorar a muy largo plazo", afirmó Oscar Ithurralde Argerich, ginecólogo y ex jefe de Patología del Cuello Uterino del Hospital de Clínicas de la UBA. Y añadió: "Se propone empezar a vacunar a chicas a partir de los 9 años, cuando la enfermedad generalmente se manifiesta alrededor de los 50. Así, habrá que esperar 35 ó 40 años para ver si la vacuna fue realmente efectiva".
Carlos Hermansson, ginecólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Patología del Tracto Genital Inferior, opinó que "la vacuna tiene sus ventajas, pero su gran problema es el costo. Es ideal para las mujeres que no se hacen nunca el Papanicolau. El problema es que justamente esas mujeres son las que no cuentan con recursos económicos para pagarla". Y añadió: "La vacuna es tan cara que cuesta más que todo el resto de las vacunas que figuran en el Plan Nacional de Vacunación".
Por su parte, Silvia Arrossi, del Programa de Prevención del Cáncer Cervico-Uterino del Ministerio de Salud de la Nación, aclaró que las vacunas que existen actualmente previenen sólo entre el 60 y el 70 por ciento de los tumores de cuello de útero, no la totalidad. "Con una campaña de vacunación masiva tampoco se resolvería el problema. Las mujeres deberían seguir haciéndose el Papanicolau para prevenir la enfermedad", explicó la experta. "El Papanicolau es muy efectivo", recalcó.
clarin.com
"Las sociedades de ginecología dijeron estar a favor de la vacuna porque la propia Organización Mundial de la Salud recomienda que se la incluya en los programas nacionales de vacunación", dijo Otilio Rosato, profesor de Ginecología en la Universidad Nacional de Córdoba y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Patología del Tracto Genital Inferior. El especialista agregó: "Yo personalmente la recomiendo".
En la Argentina mueren 11 mujeres por día a causa del cáncer cervical. En la Ciudad de Buenos Aires la incidencia de la enfermedad es de 3 por cada 100.000 mujeres –un índice comparable al de ciudades del primer mundo– gracias a que entre las porteñas los controles ginecológicos son frecuentes. "Pero en el resto del país no, con lo que cruzando la General Paz la incidencia del cáncer sube a 32,5 por cada 100.000", dijo Rosato.
Ambas vacunas se encuentran a la venta en vacunatorios y farmacias. Cada dosis de Gardasil, recomendada para mujeres de 9 a 26 años, cuesta 1.077,51 pesos. Cada unidad de Cervarix, aconsejada para mujeres de 10 a 45 años, se vende a 388,25 pesos.
El tratamiento con ambos fármacos consiste en tres dosis, con lo que inmunizarse contra las cepas más comunes de Virus del Papiloma Humano (VPH) resulta caro: 3.232,53 pesos (con Gardasil) y 1.164,75 pesos (con Cervarix). Muy pocas prepagas los cubren.
Para elaborar su consenso FASGO envió a las 31 asociaciones de base que la conforman un cuestionario con 12 ítems relacionados con el VPH. El consenso se realizó con las respuestas de 9 asociaciones, entre ellas las sociedades de Ginecología de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires. "No todas respondieron, porque algunas no conocen el tema con tanta profundidad", explicó Rosato.
Una de las preguntas fue: "La inclusión de una vacuna contra el VPH en el Programa Nacional de Vacunación, ¿sería recomendable?" La respuesta fue unánime: "Sí". La siguiente consulta fue cuándo consideraban apropiado incluir las vacunas en el Programa Nacional de Vacunación. "Lo antes posible", fue el consenso. "Si tenemos en cuenta que la iniciación sexual en la Argentina es alrededor de los 14 años, la vacunación debería iniciarse a partir de los 12 años", agregaron.
La investigadora del Conicet Silvia Arrossi, titular del Programa de Prevención de Cáncer Cérvico-Uterino del Ministerio de Salud, informó que por ahora no se incluirá ambas vacunas en el Calendario Nacional de Vacunación. "Primero se debe preparar el terreno con estudios para determinar cómo las generaciones futuras podrían beneficiarse con ellas", dijo.
Objeciones por la efectividad y el precio
"Uno de los principales problemas con las vacunas contra el cáncer cervical es que su eficacia no está probada y sólo se la va a poder valorar a muy largo plazo", afirmó Oscar Ithurralde Argerich, ginecólogo y ex jefe de Patología del Cuello Uterino del Hospital de Clínicas de la UBA. Y añadió: "Se propone empezar a vacunar a chicas a partir de los 9 años, cuando la enfermedad generalmente se manifiesta alrededor de los 50. Así, habrá que esperar 35 ó 40 años para ver si la vacuna fue realmente efectiva".
Carlos Hermansson, ginecólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Patología del Tracto Genital Inferior, opinó que "la vacuna tiene sus ventajas, pero su gran problema es el costo. Es ideal para las mujeres que no se hacen nunca el Papanicolau. El problema es que justamente esas mujeres son las que no cuentan con recursos económicos para pagarla". Y añadió: "La vacuna es tan cara que cuesta más que todo el resto de las vacunas que figuran en el Plan Nacional de Vacunación".
Por su parte, Silvia Arrossi, del Programa de Prevención del Cáncer Cervico-Uterino del Ministerio de Salud de la Nación, aclaró que las vacunas que existen actualmente previenen sólo entre el 60 y el 70 por ciento de los tumores de cuello de útero, no la totalidad. "Con una campaña de vacunación masiva tampoco se resolvería el problema. Las mujeres deberían seguir haciéndose el Papanicolau para prevenir la enfermedad", explicó la experta. "El Papanicolau es muy efectivo", recalcó.
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