Te descubrimos cinco extrañas patologías que afectan a nuestros sentidos y que principalmente tienen su origen en el cerebro.
Anosmia
La pérdida o reducción del sentido del olfato (anosmia) es la anomalía más frecuente del olfato y del gusto. El primer síntoma de quienes la padecen es alteración que hace percibir los alimentos como insípidos, dado que la distinción entre un sabor y otro se basa en gran medida en el olfato. Las infecciones graves de los senos nasales o la radioterapia utilizada para el cáncer pueden afectar a las células del olfato o destruirlas. Sin embargo, el traumatismo craneal, producido a menudo por accidentes de automóvil, constituye la causa más frecuente de la pérdida del olfato.
Ceguera del movimiento
En 1980 una paciente de Munich (Alemania) acudió a Josef Zihl, un neuropsicólogo dl Instituto Max Planck de Psiquiatría, porque era incapaz de detectar cuando las cosas se movían a su alrededor o en sus propias manos. La extraña ceguera al movimiento de la mujer era el resultado de una apoplejía que había dañado áreas específicas de su cerebro. Lo que ella perdió—la habilidad de ver objetos moviéndose a través del espacio—es un aspecto muy importante de la visión. En los animales, esta habilidad es fundamental para su supervivencia: tanto los predadores como sus presas, dependen de ser capaces de detectar el movimiento rápidamente.
Ageusia
Una reducción o pérdida del sentido del gusto (ageusia) suele ser consecuencia de trastornos que afectan a la lengua. Algunos ejemplos son una boca muy seca, el tabaquismo intenso (especialmente fumar en pipa), radioterapia de la cabeza y del cuello y los efectos secundarios de fármacos como la vincristina (un medicamento anticanceroso) o la amitriptilina (un antidepresivo).
Ceguera cromática
La ceguera al color recibe el nombre de daltonismo, y afecta a cerca de un 10% de la población, en la mayoría de los casos con dificultades para distinguir el rojo del verde. Un caso más excepcional es el monocromatismo, en el que todos los colores se aprecian como distintas tonalidades de un mismo color. La ausencia total de percepción de colores, acompañada generalmente de poca agudeza visual, se denomina acromatognosia.
Sindrome de Riley-Day
Es la incapacidad para sentir dolor. El enfermo tiene sentido del tacto, pero las sensaciones que deberían producirle dolor no lo hacen. Las personas que padecen este mal son incapaces de darse cuenta de que han sufrido heridas, quemaduras o roturas de miembros, por lo que suelen morir muy jovenes a causa de accidentes o de acumulación de heridas.
muyinteresante.es
Anosmia
La pérdida o reducción del sentido del olfato (anosmia) es la anomalía más frecuente del olfato y del gusto. El primer síntoma de quienes la padecen es alteración que hace percibir los alimentos como insípidos, dado que la distinción entre un sabor y otro se basa en gran medida en el olfato. Las infecciones graves de los senos nasales o la radioterapia utilizada para el cáncer pueden afectar a las células del olfato o destruirlas. Sin embargo, el traumatismo craneal, producido a menudo por accidentes de automóvil, constituye la causa más frecuente de la pérdida del olfato.
Ceguera del movimiento
En 1980 una paciente de Munich (Alemania) acudió a Josef Zihl, un neuropsicólogo dl Instituto Max Planck de Psiquiatría, porque era incapaz de detectar cuando las cosas se movían a su alrededor o en sus propias manos. La extraña ceguera al movimiento de la mujer era el resultado de una apoplejía que había dañado áreas específicas de su cerebro. Lo que ella perdió—la habilidad de ver objetos moviéndose a través del espacio—es un aspecto muy importante de la visión. En los animales, esta habilidad es fundamental para su supervivencia: tanto los predadores como sus presas, dependen de ser capaces de detectar el movimiento rápidamente.
Ageusia
Una reducción o pérdida del sentido del gusto (ageusia) suele ser consecuencia de trastornos que afectan a la lengua. Algunos ejemplos son una boca muy seca, el tabaquismo intenso (especialmente fumar en pipa), radioterapia de la cabeza y del cuello y los efectos secundarios de fármacos como la vincristina (un medicamento anticanceroso) o la amitriptilina (un antidepresivo).
Ceguera cromática
La ceguera al color recibe el nombre de daltonismo, y afecta a cerca de un 10% de la población, en la mayoría de los casos con dificultades para distinguir el rojo del verde. Un caso más excepcional es el monocromatismo, en el que todos los colores se aprecian como distintas tonalidades de un mismo color. La ausencia total de percepción de colores, acompañada generalmente de poca agudeza visual, se denomina acromatognosia.
Sindrome de Riley-Day
Es la incapacidad para sentir dolor. El enfermo tiene sentido del tacto, pero las sensaciones que deberían producirle dolor no lo hacen. Las personas que padecen este mal son incapaces de darse cuenta de que han sufrido heridas, quemaduras o roturas de miembros, por lo que suelen morir muy jovenes a causa de accidentes o de acumulación de heridas.
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