Por: BRUSELAS. ESPECIAL PARA CLARIN
El gobierno belga de Yves Leterme dimitió ayer ante la impotencia de resolver el conflicto lingüístico que enturbia las relaciones entre flamencos y francófonos, las dos grandes comunidades culturales del país. Bélgica asume en dos meses la presidencia de la UE y podría hacerlo sin gobierno. Es la tercera vez que Leterme dimite. Bélgica ya estuvo hace dos años sin gobierno durante nueve meses.
El detonante de la dimisión fue el abandono por parte de los liberales flamencos del VLD de la coalición de gobierno después de que fracasaran las negociaciones. Los flamencos exigen que se acabe con los derechos lingüísticos que tienen los francófonos que viven en las municipalidades flamencas de la periferia de Bruselas. Se trata de definir si los francófonos de Flandes pueden seguir votando a partidos francófonos en Bruselas y si pueden acceder a la justicia y a la administración pública en su idioma. Los flamencos quieren acabar con el sistema en nombre de la integridad territorial y lingüística de su región.
Durante esta semana se negoció pero no hubo acuerdo. El problema, que al mundo puede parecerle ridículo, amenaza la unidad del país y constituye el gran obstáculo al futuro institucional belga. Para la clase política belga parece no haber más problemas, aunque ayer se supiera que el 15% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y el 33% de este sector social ni siquiera puede pagar la calefacción, en un país con temperaturas bajo cero durante meses.
A corto plazo parece haber dos salidas: un adelanto de las elecciones a junio próximo, a semanas de asumir la presidencia de la UE. O que el rey Alberto II no acepte la dimisión del gobierno y dé unos días al gobierno para resolver el conflicto.
El ex primer ministro Wilfried Martens dijo al diario flamenco De Morgen que la situación es "dramática: ¿qué imagen mostraremos a Europa si debes presidir la UE sin un gobierno en condiciones?". Los extremistas intentan pescar en aguas revueltas. Militantes de la extrema derecha xenófoba del Vlaams Belang desplegaron una bandera en la tribuna reservada al público con el lema: "Es el momento de la independencia de Flandes". Ante pocos diputados, pero varios funcionarios y periodistas boquiabiertos, comenzaron a cantar el 'Vlaamse Leeuw", la canción tradicional de los radicales nacionalistas flamencos.
clarin.com
El gobierno belga de Yves Leterme dimitió ayer ante la impotencia de resolver el conflicto lingüístico que enturbia las relaciones entre flamencos y francófonos, las dos grandes comunidades culturales del país. Bélgica asume en dos meses la presidencia de la UE y podría hacerlo sin gobierno. Es la tercera vez que Leterme dimite. Bélgica ya estuvo hace dos años sin gobierno durante nueve meses.
El detonante de la dimisión fue el abandono por parte de los liberales flamencos del VLD de la coalición de gobierno después de que fracasaran las negociaciones. Los flamencos exigen que se acabe con los derechos lingüísticos que tienen los francófonos que viven en las municipalidades flamencas de la periferia de Bruselas. Se trata de definir si los francófonos de Flandes pueden seguir votando a partidos francófonos en Bruselas y si pueden acceder a la justicia y a la administración pública en su idioma. Los flamencos quieren acabar con el sistema en nombre de la integridad territorial y lingüística de su región.
Durante esta semana se negoció pero no hubo acuerdo. El problema, que al mundo puede parecerle ridículo, amenaza la unidad del país y constituye el gran obstáculo al futuro institucional belga. Para la clase política belga parece no haber más problemas, aunque ayer se supiera que el 15% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y el 33% de este sector social ni siquiera puede pagar la calefacción, en un país con temperaturas bajo cero durante meses.
A corto plazo parece haber dos salidas: un adelanto de las elecciones a junio próximo, a semanas de asumir la presidencia de la UE. O que el rey Alberto II no acepte la dimisión del gobierno y dé unos días al gobierno para resolver el conflicto.
El ex primer ministro Wilfried Martens dijo al diario flamenco De Morgen que la situación es "dramática: ¿qué imagen mostraremos a Europa si debes presidir la UE sin un gobierno en condiciones?". Los extremistas intentan pescar en aguas revueltas. Militantes de la extrema derecha xenófoba del Vlaams Belang desplegaron una bandera en la tribuna reservada al público con el lema: "Es el momento de la independencia de Flandes". Ante pocos diputados, pero varios funcionarios y periodistas boquiabiertos, comenzaron a cantar el 'Vlaamse Leeuw", la canción tradicional de los radicales nacionalistas flamencos.
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