Luego de casi una década de iniciado el siglo XXI, no son pocas las costumbres de los argentinos que dieron un vuelco, se adaptaron a las nuevas tecnologías y diversificaron en todas direcciones. Y, en este contexto, el sexo, siempre caracterizado por reinventarse-actualizarse frente a las novedades de cada época, no se quedó atrás.
Consultada por Infobae.com, Any Krieger, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y autora del libro Sexo a la carta, explicó cómo en la actualidad los encuentros amorosos se transformaron en prácticas ligeras, cambiantes y adaptadas a los gustos circunstanciales.
"En las consultas se ve que la sociedad está atravesando una sexualidad y un comportamiento amoroso que tiene que ver con necesidades del momento", sostuvo la especialista.
En ese sentido, ella prefiere hablar de "sexo a la carta", expresión centroamericana cuyo correlato en nuestras tierras sería "delivery sexual". "Es una sexualidad tenida o centrada en un gusto que nos apetece en un momento dado, como una comida", señaló. Es decir, cada uno "elige" a su pareja por lo que desea en un tiempo dado, sacia su "necesidad" y sale en busca de otra persona.
Esta libertad de acción manifiesta sólo es posible, para Krieger, debido a que los argentinos viven hoy en "una época en donde la ambigüedad y la diversidad" rigen las "elecciones amorosas", muy diferente a años atrás, cuando la variedad sexual quedaba circunscripta a las sombras.
"En materia sexual, el hombre no ha podido inventar algo absolutamente nuevo. La ambigüedad actual es un prototipo de la época, es algo que tal vez en otra época se ocultaba… Antes, el hombre las pestañas postizas tal vez se las ponía a escondidas", explicó la psicóloga.
En ese sentido, la especialista prefirió hablar de crossdressing como característica excluyente del nuevo siglo. "Es aquel que no se define como ambiguo ni bisexual ni llega a tener relaciones sexuales con el mismo sexo, sino que es alguien que se trasviste momentáneamente para una situación particular y que es asistido por su propia mujer, y que dice que sólo quiere experimentar cómo se siente un hombre enfundado en un ropaje femenino para poder explorar su parte femenina sin la necesidad de tener una relación homosexual", explicó la profesional.
"Es como un permiso a la fantasía que se pone en acto en esa situación", agregó Krieger.
Señaló que, si bien el crossdressing "es algo que siempre existió", antes "se hacía de noche". "La diferencia es que eso antes se tapaba, se ocultaba, y ahora está a la luz. Y al estar a la luz y estar permitido, entonces es posible que haya un contagio", sostuvo.
El papel del padre
Para Krieger, la posibilidad de que la ambigüedad sexual se exprese en todo su esplendor está relacionada con un cambio en lo que es considerado en eje rector de la sociedad, con respecto a lo que ocurría años atrás.
"Los comportamientos van variando con las épocas en relación a lo que rige en la sociedad como un eje conductor. Antes, el hombre ocultaba su bisexualidad porque el padre era el rector, la autoridad, y quien dirimía las cuestiones dentro de una sociedad", explicó la especialista.
"Cincuenta años a esta parte –prosiguió-, el lugar del padre declinó. Ahora la figura rectora de la sociedad que ha tomado el lugar del padre es el mercado. Este ordena y dice qué es lo que tenemos que consumir y cómo".
En ese sentido, no ve en el futuro próximo algún nuevo eje indicador de comportamientos. "Estamos en los inicios del siglo y no te podría decir si alguna otra cuestión va a reemplazar al mercado", afirmó.
infobae.com
Consultada por Infobae.com, Any Krieger, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y autora del libro Sexo a la carta, explicó cómo en la actualidad los encuentros amorosos se transformaron en prácticas ligeras, cambiantes y adaptadas a los gustos circunstanciales.
"En las consultas se ve que la sociedad está atravesando una sexualidad y un comportamiento amoroso que tiene que ver con necesidades del momento", sostuvo la especialista.
En ese sentido, ella prefiere hablar de "sexo a la carta", expresión centroamericana cuyo correlato en nuestras tierras sería "delivery sexual". "Es una sexualidad tenida o centrada en un gusto que nos apetece en un momento dado, como una comida", señaló. Es decir, cada uno "elige" a su pareja por lo que desea en un tiempo dado, sacia su "necesidad" y sale en busca de otra persona.
Esta libertad de acción manifiesta sólo es posible, para Krieger, debido a que los argentinos viven hoy en "una época en donde la ambigüedad y la diversidad" rigen las "elecciones amorosas", muy diferente a años atrás, cuando la variedad sexual quedaba circunscripta a las sombras.
"En materia sexual, el hombre no ha podido inventar algo absolutamente nuevo. La ambigüedad actual es un prototipo de la época, es algo que tal vez en otra época se ocultaba… Antes, el hombre las pestañas postizas tal vez se las ponía a escondidas", explicó la psicóloga.
En ese sentido, la especialista prefirió hablar de crossdressing como característica excluyente del nuevo siglo. "Es aquel que no se define como ambiguo ni bisexual ni llega a tener relaciones sexuales con el mismo sexo, sino que es alguien que se trasviste momentáneamente para una situación particular y que es asistido por su propia mujer, y que dice que sólo quiere experimentar cómo se siente un hombre enfundado en un ropaje femenino para poder explorar su parte femenina sin la necesidad de tener una relación homosexual", explicó la profesional.
"Es como un permiso a la fantasía que se pone en acto en esa situación", agregó Krieger.
Señaló que, si bien el crossdressing "es algo que siempre existió", antes "se hacía de noche". "La diferencia es que eso antes se tapaba, se ocultaba, y ahora está a la luz. Y al estar a la luz y estar permitido, entonces es posible que haya un contagio", sostuvo.
El papel del padre
Para Krieger, la posibilidad de que la ambigüedad sexual se exprese en todo su esplendor está relacionada con un cambio en lo que es considerado en eje rector de la sociedad, con respecto a lo que ocurría años atrás.
"Los comportamientos van variando con las épocas en relación a lo que rige en la sociedad como un eje conductor. Antes, el hombre ocultaba su bisexualidad porque el padre era el rector, la autoridad, y quien dirimía las cuestiones dentro de una sociedad", explicó la especialista.
"Cincuenta años a esta parte –prosiguió-, el lugar del padre declinó. Ahora la figura rectora de la sociedad que ha tomado el lugar del padre es el mercado. Este ordena y dice qué es lo que tenemos que consumir y cómo".
En ese sentido, no ve en el futuro próximo algún nuevo eje indicador de comportamientos. "Estamos en los inicios del siglo y no te podría decir si alguna otra cuestión va a reemplazar al mercado", afirmó.
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