Preocupa el crecimiento de ancianidad en América Latina

Cifras de distintos gobiernos latinoamericanos y de la ONU lo estiman y temen. En los próximos decenios, unos 200 millones de personas mayores de 60 años poblarán América Latina, lo que podría ocasionar una presión inédita sobre las pensiones, la pobreza y los sistemas de salud.

Parece que la crisis avanza con fuerza en países como Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Panamá y Venezuela, donde este grupo etáreo crecería hasta 2025 a tasas anuales de entre un 30 y 40 por ciento, según proyecta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Por su parte, tanto en la Argentina como en Uruguay el impacto sería menor por ya tener una población envejecida. El crecimiento no superaría el 20 por ciento anual.

Además de la sobre exigencia en las pensiones y los sistemas de salud del Estado, existe otro problema adicional de este fenómeno y es que hoy en día un número importante de los 110 millones de jóvenes en edad laboral, los jubilados de mañana, no están trabajando, por lo que “no pueden ahorrar para su futuro ni sostener las pensiones de los mayores”, alertó a la agencia dpa la directora regional del Fondo de Población de Naciones Unidas, Marcela Suazo.

En los países centroamericanos esa realidad es particularmente crítica. "En El Salvador el 60 por ciento de los jóvenes no tiene trabajo", admitió a DPA el director de la Secretaría de Inclusión Social de la Presidencia de ese país, Carlos Urquiza.

El envejecimiento acelerado implicará pasar de ser una región con 55 millones de adultos mayores a otra con 200 millones en 2050, cifra que equivaldrá a un cuarto de la población y que es similar al núnmero de habitantes hoy de Venezuela, México, Argentina y Colombia juntas. De hecho, en 2020 se estima que habrá 40 millones de ancianos de más de 80 años en América Latina. O sea, más que la población de países como Bolivia, Chile, Cuba o el Perú.

Ante ese escenario, el director de este organismo, Dirk Jaspers- Faijer, pidió invertir con fuerza en los jóvenes y reducir las desigualades regionales, en seminario realizado esta semana en Chile.

Pero el tema tiene otras aristas. La llegada masiva de los adultos mayores a la población latinoamericana implicaría también cambios sociales y políticos, ya que en el futuro la mayoría de los electores pertenecerán a este grupo etáreo, tradicionalmente relegado a un segundo plano en la región.

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