Sebastian A. Ríos
LA NACION
Las clases de educación física han demostrado ser una herramienta clave para comenzar a revertir el avance de la obesidad y el sobrepeso entre los chicos argentinos. Sumar unas pocas horas de educación física a la semana y aumentar la intensidad de éstas son lo que sugieren dos recientes estudios realizados en escuelas porteñas y bonaerenses.
"Hallamos que de una a dos clases extra de educación física a la semana son suficientes para mejorar la capacidad física de los chicos, así como para mantener en ellos una proporción adecuada de tejido adiposo y tejido muscular. O, en otras palabras, para ayudar a reducir el sobrepeso", dijo a LA NACION el licenciado en actividad física y deporte Carlos Siffredi, director del Club de Amigos.
Siffredi codirigió un estudio realizado con el apoyo de Coca-Cola en el Municipio de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, en el que se evaluó cuál fue el impacto en 400 chicos de entre 9 y 12 años de sumar clases extracurriculares de educación física.
"A la mitad de los chicos, les dimos más clases de educación física, mientras que a la otro mitad simplemente los evaluamos -contó Siffredi-. El programa duró dos años y una vez finalizado comparamos entre ambos grupos nueve variables relacionadas con el desarrollo físico y motor que habían sido medidas al comienzo del estudio."
El resultado fue sin lugar a dudas positivo: de las nueve variables relacionadas con la fuerza, la velocidad y agilidad, la flexibilidad y la resistencia aeróbica, siete presentaron diferencias significativas en favor de los chicos que habían recibido clases adicionales de actividad física.
"Mejoró su desarrollo físico y motor, pero también encontramos una reducción del 21% del tejido adiposo [grasa corporal] entre los chicos que habían tenido un estímulo sistemático en su actividad física", resumió Siffredi.
¿En qué consistió la actividad física extra que logró tal diferencia? "Agregamos tres clases semanales de actividad física, de 90 minutos cada una, en la que los chicos hacían actividades que implicaban correr, saltar, balancearse o girar, entre otras, pero en las cuales la estrategia central era siempre el juego. Luego venía un bloque de deportes: fútbol, básquet, voley o handball."
Vale aclarar que las actividades extracurriculares eran voluntarias y que los participantes asistían a entre una y dos clases extra semanales. "El promedio fue una clase y media extra, y eso fue suficiente: los resultados están a la vista", dijo Siffredi, para quien "el ámbito escolar es un excelente lugar para incrementar la actividad física, ya que el 96% de los chicos en edad escolar están escolarizados. Haciendo un programa de actividad física desde la escuela nos aseguramos que llegue a la inmensa mayoría de la población".
Las clases de educación física pueden hacer mucho en la lucha contra la epidemia de obesidad que afecta al planeta entero, incluida la Argentina. Sin embargo, su utilidad no parece ser aprovechada.
Un estudio realizado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) halló que sólo el 30% de la actividad física de moderada a vigorosa de los chicos de 11 a 12 años de colegios porteños y bonaerenses tiene lugar dentro del colegio.
"Lo que se recomienda es que al menos el 50% de esa actividad física se realice dentro de las escuelas", dijo el doctor Sergio Britos, director saliente de Cesni y coautor del estudio que se basó en el uso de dispositivos (acelerómetros) que miden la intensidad de los movimientos.
"El estudio también halló que los chicos son más sedentarios durante los fines de semana que durante los días de semana", agregó Britos, para quien las clases de educación física son un buen lugar para incentivar la actividad física, pero no el único.
"Hay que estimular el movimiento no estructurado y espontáneo, y los recreos son un buen lugar, aun cuando los maestros traten de que los chicos no se muevan en las recreos."
LA NACION
Las clases de educación física han demostrado ser una herramienta clave para comenzar a revertir el avance de la obesidad y el sobrepeso entre los chicos argentinos. Sumar unas pocas horas de educación física a la semana y aumentar la intensidad de éstas son lo que sugieren dos recientes estudios realizados en escuelas porteñas y bonaerenses.
"Hallamos que de una a dos clases extra de educación física a la semana son suficientes para mejorar la capacidad física de los chicos, así como para mantener en ellos una proporción adecuada de tejido adiposo y tejido muscular. O, en otras palabras, para ayudar a reducir el sobrepeso", dijo a LA NACION el licenciado en actividad física y deporte Carlos Siffredi, director del Club de Amigos.
Siffredi codirigió un estudio realizado con el apoyo de Coca-Cola en el Municipio de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, en el que se evaluó cuál fue el impacto en 400 chicos de entre 9 y 12 años de sumar clases extracurriculares de educación física.
"A la mitad de los chicos, les dimos más clases de educación física, mientras que a la otro mitad simplemente los evaluamos -contó Siffredi-. El programa duró dos años y una vez finalizado comparamos entre ambos grupos nueve variables relacionadas con el desarrollo físico y motor que habían sido medidas al comienzo del estudio."
El resultado fue sin lugar a dudas positivo: de las nueve variables relacionadas con la fuerza, la velocidad y agilidad, la flexibilidad y la resistencia aeróbica, siete presentaron diferencias significativas en favor de los chicos que habían recibido clases adicionales de actividad física.
"Mejoró su desarrollo físico y motor, pero también encontramos una reducción del 21% del tejido adiposo [grasa corporal] entre los chicos que habían tenido un estímulo sistemático en su actividad física", resumió Siffredi.
¿En qué consistió la actividad física extra que logró tal diferencia? "Agregamos tres clases semanales de actividad física, de 90 minutos cada una, en la que los chicos hacían actividades que implicaban correr, saltar, balancearse o girar, entre otras, pero en las cuales la estrategia central era siempre el juego. Luego venía un bloque de deportes: fútbol, básquet, voley o handball."
Vale aclarar que las actividades extracurriculares eran voluntarias y que los participantes asistían a entre una y dos clases extra semanales. "El promedio fue una clase y media extra, y eso fue suficiente: los resultados están a la vista", dijo Siffredi, para quien "el ámbito escolar es un excelente lugar para incrementar la actividad física, ya que el 96% de los chicos en edad escolar están escolarizados. Haciendo un programa de actividad física desde la escuela nos aseguramos que llegue a la inmensa mayoría de la población".
Las clases de educación física pueden hacer mucho en la lucha contra la epidemia de obesidad que afecta al planeta entero, incluida la Argentina. Sin embargo, su utilidad no parece ser aprovechada.
Un estudio realizado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) halló que sólo el 30% de la actividad física de moderada a vigorosa de los chicos de 11 a 12 años de colegios porteños y bonaerenses tiene lugar dentro del colegio.
"Lo que se recomienda es que al menos el 50% de esa actividad física se realice dentro de las escuelas", dijo el doctor Sergio Britos, director saliente de Cesni y coautor del estudio que se basó en el uso de dispositivos (acelerómetros) que miden la intensidad de los movimientos.
"El estudio también halló que los chicos son más sedentarios durante los fines de semana que durante los días de semana", agregó Britos, para quien las clases de educación física son un buen lugar para incentivar la actividad física, pero no el único.
"Hay que estimular el movimiento no estructurado y espontáneo, y los recreos son un buen lugar, aun cuando los maestros traten de que los chicos no se muevan en las recreos."
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