Un grupo de científicos españoles ha llegado a la conclusión de que el secreto del cambio de humor del retrato de Mona Lisa, que puede mostrarse sonriente o seria según cómo la miremos, reside en el funcionamiento del ojo humano.
Según Luís Martínez Otero, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante, el ojo humano envía señales mezcladas al cerebro. La sonrisa del retrato de Mona Lisa, pintado por Leonardo da Vinci, se muestra de una u otra manera en función de cómo las células situadas en la retina capten la imagen y del canal del cerebro humano por el que sean transmitidas. Estos canales codifican información sobre el tamaño del objeto, su brillo, luminosidad y localización en el campo de visión. “Algunas veces un canal se impone a los demás y vemos la sonrisa, en ocasiones ganan otros y no la vemos”, explica Martínez Otero, que presentó su trabajo en el encuentro anual de la Sociedad Americana de Neurociencia celebrado en Chicago. Entre sus experimentos con múltiples parámetros, el investigador español mostró a varios sujetos una pantalla blanca o negra durante treinta segundos antes de proyectar sobre ella a Mona Lisa. Y comprobó que era más frecuente percibir su rostro sonriente después de la pantalla oscura.
La cuestión que se plantea es: ¿quería Leonardo da Vinci confundir de esta manera a nuestro cerebro? ¿Es un efecto intencionado? Martínez Otero sospecha que sí. “Leonardo escribió en uno de sus cuadernos de notas que estaba intentando pintar expresiones dinámicas, porque era eso lo que veía en la calle”, afirma en la revista New Scientist.
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