La dermatitis del pañal consiste en la irritación de la piel en el área comprendida dentro de los bordes del pañal. Sus síntomas característicos son el enrojecimiento y la descamación de la zona afectada, la cual adquiere una mayor sensibilidad que, si bien varía según el caso, puede llegar a provocar grandes molestias.
Entre las causas de este trastorno participan factores típicos del uso del pañal, como la oclusión, la fricción y la temperatura elevada de la zona, que tiende a humedecer la piel del bebé a causa de la transpiración que genera, factores que se ven potenciados por la acción directa del contacto con la orina y con las heces.
Determinados elementos presentes en las heces y en la orina producen, al juntarse, una enzima denominada ureasa fecal, que actúa provocando la separación del amoníaco que compone la urea, lo cual en contacto con la piel aumenta su pH causando irritación.
El uso de perfumes, cremas o talcos no formulados especialmente para la piel sensible del bebé también puede provocar o agudizar la irritación.
Dependiendo de los factores causales actuantes, del tiempo de exposición a ellos y de la sensibilidad propia de la piel de cada bebé, la dermatitis del pañal puede tener distintos grados de intensidad. La dermatitis leve supone la aparición de un tinte rosado, que puede ir de leve a definido, en un área pequeña de la piel habitualmente cubierta por el pañal, y que puede estar acompañado de pápulas (lesiones pequeñas y elevadas) y de una leve resequedad de la piel. La dermatitis moderada, por su parte, implica un enrojecimiento más nítido en un área a su vez mayor, aunque también puede manifestarse a través de un enrojecimiento intenso en un área pequeña de la piel, en algunos casos acompañado por la aparición de pústulas, descamaciones leves o edemas. La dermatitis severa, por último, implica el enrojecimiento de una zona aún mayor de la piel del bebé, acompañado de una descamación severa y, en algunos casos, de edemas y pápulas en áreas cercanas, como así también de ampollas con secreción de fluidos.
Para prevenir la aparición de dermatitis del pañal es fundamental mantener la piel del bebé lo más seca y limpia posible. Para ello se debe cambiar el pañal con frecuencia, higienizando la zona genital con un algodón humedecido en óleo calcáreo durante cada cambio y aguardando a que la piel seque completamente antes de colocar el nuevo pañal. En los recién nacidos, el cambio del pañal debe efectuarse de 10 a 12 veces por día. Con el crecimiento del bebé la cantidad de cambios debe reducirse, pero nunca a una cantidad menor a las 6 veces diarias. Se recomienda usar preferentemente pañales descartables con propiedades absorbentes, sin ajustarlos demasiado. Y en caso de utilizar pañales de tela, se recomienda enjuagarlos varias veces después de cada lavado para eliminar cualquier resto indeseable de jabón o detergente. Al lavar la ropa del bebé deben evitarse también los suavizantes o perfumes para lavarropas.
La dermatitis del pañal suele remitir rápidamente al establecerse una rutina adecuada de control sobre el estado de los pañales del bebé, que implica realizar el cambio de forma rápida en cuanto se percibe que se han ensuciado o mojado, ventilando apropiadamente la piel del niño antes de colocar el nuevo pañal, y observando las recomendaciones en cuanto al lavado de la ropa y al uso de cremas o perfumes.
En caso de que la irritación y el enrojecimiento persistan, se recomienda concurrir al pediatra, quien indicará un tratamiento adecuado, pudiendo éste incluir cremas de óxido de zinc o de vaselina, antibióticos o antifúngicos, según el caso.
Juan Manuel Ríos
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