BARCELONA.- Las operaciones de hígado acostumbran a ser de las más sangrantes. El paciente puede perder entre medio y dos litros de sangre durante la intervención, lo que hace imprescindible la transfusión de sangre. Pero un nuevo bisturí eléctrico, que corta al mismo tiempo que sella la herida, ha permitido reducir estas pérdidas hasta una cantidad insignificante: un máximo de 5 mililitros de sangre.
El nuevo dispositivo no sólo permite ahorrar en transfusiones de sangre, sino que además el paciente se recupera mucho más rápido. "En la cirugía hepática luchamos constantemente contra el sangrado porque el hígado lleva muchos vasos sanguíneos, cada minuto que pasa es crucial", explica Fernando Burdio, investigador del hospital del Mar de Barcelona, que ha desarrollado el instrumento quirúrgico junto a la Universidad de Zaragoza y la Politécnica de Valencia. Mientras corta, el nuevo bisturí utiliza corriente de radiofrecuencia que aplica calor en la zona, de tal manera que nada más seccionar el órgano ya coagula la sangre que ocasiona la herida.
Al perder menos fluido sanguíneo, durante el postoperatorio el paciente se encuentra más fuerte y se recupera antes. También se evitan complicaciones, ya que la transfusión "tiene un efecto inmunosupresor que aumenta el riesgo de infecciones", explica Burdio. En definitiva, "la estancia en el hospital se acorta de 11 a 5 días, según el estudio", afirma Burdio.
El dispositivo, que se ha probado ya con pacientes a los que se les tenía que seccionar una parte del hígado porque sufrían metástasis hepática, se encuentra aún en fase experimental. Se beneficiarán, sobre todo, los enfermos a quienes se les tenga que extirpar un fragmento del órgano por un tumor u otra lesión. También facilitaría la intervención y minimizaría los riesgos en donantes vivos que se ofrezcan a donar parte de su hígado a un familiar o amigo que necesite un trasplante. Su uso podría extenderse a otro tipo de intervenciones.
Mónica L. Ferrado
© EL PAIS, SL.
lanacion.com
El nuevo dispositivo no sólo permite ahorrar en transfusiones de sangre, sino que además el paciente se recupera mucho más rápido. "En la cirugía hepática luchamos constantemente contra el sangrado porque el hígado lleva muchos vasos sanguíneos, cada minuto que pasa es crucial", explica Fernando Burdio, investigador del hospital del Mar de Barcelona, que ha desarrollado el instrumento quirúrgico junto a la Universidad de Zaragoza y la Politécnica de Valencia. Mientras corta, el nuevo bisturí utiliza corriente de radiofrecuencia que aplica calor en la zona, de tal manera que nada más seccionar el órgano ya coagula la sangre que ocasiona la herida.
Al perder menos fluido sanguíneo, durante el postoperatorio el paciente se encuentra más fuerte y se recupera antes. También se evitan complicaciones, ya que la transfusión "tiene un efecto inmunosupresor que aumenta el riesgo de infecciones", explica Burdio. En definitiva, "la estancia en el hospital se acorta de 11 a 5 días, según el estudio", afirma Burdio.
El dispositivo, que se ha probado ya con pacientes a los que se les tenía que seccionar una parte del hígado porque sufrían metástasis hepática, se encuentra aún en fase experimental. Se beneficiarán, sobre todo, los enfermos a quienes se les tenga que extirpar un fragmento del órgano por un tumor u otra lesión. También facilitaría la intervención y minimizaría los riesgos en donantes vivos que se ofrezcan a donar parte de su hígado a un familiar o amigo que necesite un trasplante. Su uso podría extenderse a otro tipo de intervenciones.
Mónica L. Ferrado
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