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domingo, 26 de febrero de 2012

La agonía de la posmodernidad


Desde los años sesenta del pasado siglo hasta la quiebra que estamos viviendo, la palabra posmodernidad ha designado toda una época en la historia de Occidente, una especie de epílogo que habría tornado líquido el carácter sólido de la modernidad clásica, según Zygmunt Bauman, y hasta gaseoso, de acuerdo con la más sugestiva metáfora que en su Manifiesto Comunista propusieron Marx y Engels. La modernidad capitalista, vinieron éstos a decir, se distinguía porque todo lo que había sido o parecido firme se desvanecía en el aire; proceso de sublimación que se precipitó una centuria después, cuando la prosperidad subsiguiente a la hecatombe mundial trajo consigo —junto con otros factores— un nuevo espíritu del tiempo. De la moral puritana se pasó al ethos individualista y hedonista; del auge de los ídolos a su solo aparente crepúsculo; de la sucesión de estilos puros a su promiscuidad; de las utopías que buscaban la consumación del futuro al culto a la consumición del ahora; y de la reverencia a la Verdad una y mayúscula, en fin, a la coexistencia de verdades relativas, minúsculas y plurales.
En 1979, J.F. Lyotard ofició el bautizo de la época recién nacida, tomando prestado el vocablo de la jerga arquitectónica: confrontada a la seriedad y la coherencia, la conciencia social y la subordinación de la forma a la función propias de la arquitectura moderna —la de Lloyd Wright, Le Corbusier o la Bauhaus—, la arquitectura posmoderna sería estetizante, incoherente y jovial, ecléctica y sincrética incluso, mucho menos atenta a la función que a la forma y su embrujo. El despilfarro abigarrado y kitsch de Las Vegas fue ensalzado, por Robert Venturi, como el rutilante emblema de esa arquitectura; metáfora a su vez de la entera época que culminó hacia 1990, cuando el neocon Francis Fukuyama decretó el presunto "fin de la Historia" y el triunfo sempiterno del capitalismo.

Es hora de despabilar: la posmoderna mojiganga ha terminado
Con sustancial razón, Lyotard observó que el rasgo más distintivo de tal posmodernidad era la caída de las grandes narrativas que habían sustentado el edificio moderno, esto es, de las ideologías emancipadoras que lo habían inspirado desde, cuando menos, la Ilustración de Kant y Voltaire hasta la ufana década de 1960. El derrumbe apenas dejó títere con cabeza. En primer lugar, el milenario relato cristiano de la emancipación redentora devino en asunto de elección personal, y ya no en dogma de fe obligatorio, en un Occidente embriagado por la secularización, la libertad sexual y la tecnolatría. En segundo lugar, el relato ilustrado de la emancipación de la ignorancia y la servidumbre por la educación y la Razón había sufrido una doble erosión, debida por un lado a los totalitarismos generados en la culta Europa, y por otro al creciente dominio de una razón crudamente instrumental que, más allá de la esfera económica, estaba engullendo múltiples vertientes de la vida pública y privada. En tercer lugar, el relato liberal-burgués que prometía la emancipación de la pobreza gracias al mercado libre fue cuestionado por la flagrante desigualdad en la distribución de la riqueza —dentro de los Estados y entre ellos—, y por un expolio medioambiental que empezó a hacerse patente por entonces, sobre todo cuando el Club de Roma alertó sobre los límites del crecimiento. Y por último, el gran relato marxista de la emancipación de las mayorías mediante la socialización de los recursos —de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad: esa auroral utopía que había galvanizado el mundo— resultó en fosca distopía cuando la doble caída del Muro de Berlín y la URSS revelaron el horror del estalinismo, décadas antes denunciado por pensadores como Camus, Merleau-Ponty o Koestler.
La posmodernidad que resultó de semejante hundimiento muestra, vista con perspectiva, un saldo plural de virtudes y defectos, como cualquier época histórica. Entre las virtudes se cuenta la extensión de las libertades, garantías y derechos; el medro de las clases medias y el acceso al confort y al consumo de una porción de las subalternas; el reemplazo de las rígidas ortodoxias por la heterodoxia y el relativismo; la relajación de los tabúes y los dogmas, así como la atmósfera de tolerancia y pluralidad asociada a la vida urbana. Por vez primera en la historia, millones de personas otrora desposeídas se sentían llamadas a sentarse a la mesa de los escogidos, en alas del Estado-providencia y, ante todo, de un Progreso en apariencia imparable. A finales de los años noventa, cuando tamaño ensueño culminó, Europa y el sedicente "Primer Mundo" semejaban un balneario de instalados y rentistas, cuyos inexpugnables muros contenían el oleaje de la planetaria indigencia.

Será menester poner al día los viejos idearios de emancipación y concebir otros de cuño actualizado y distinto
Entre las carencias y defectos de la posmodernidad, no obstante, debe incluirse la desactivación del talante y del talento críticos, tan patente en los ámbitos pedagógico y político. O la tendencia a orillar la problemática del mal en aras de un narcisismo que atrofia los vínculos solidarios, fomenta la desafiliación e induce el "declive del hombre público", en palabras de Richard Sennet. O el relevo de la ética del ser por la del tener, espoleado por un consumismo basado en la creación de necesidades y deseos superfluos. O la sustitución de las ideologías continentales por un archipiélago de islotes ideológicos ––feministas, ecologistas, poscolonialistas o identitarias––, tan dispersos que se muestran incapaces de enfrentar la tecnoburocracia globalizada. O la anemia de un pensamiento de izquierdas confinado al reducto erudito, que a fuer de servil resulta inofensivo e inane.
Añádanse a tales penurias otras de comparable fuste, a fin de otear el paisaje. Así, la rampante mercantilización de la práctica totalidad de los ámbitos sociales, incluidos los de tenor espiritual y artístico. Y la erosión de la frágil secuencia temporal humana en una época señalada, en palabras de Fredric Jameson, por no saber ni querer pensarse históricamente. Y la proclividad, alentada por la sociedad del espectáculo, a la trivial estetización de la economía y la política, de la ética y la ciudad, del cuerpo y los sentimientos, de la naturaleza y la guerra. Y la irresponsabilidad de buena parte de los ciudadanos, que a su condición de súbditos que se ignoran —de una democracia carcomida por la demagogia, la corrupción y el decisionismo, por cierto— añaden el desvarío de sentirse cómplices del mismo sistema que los sojuzga, como se echa de ver en este trance aciago. Y, en fin, la miopía de unas generaciones que se han creído propietarias de un presente pletórico y eterno, una utopía del ahora y el aquí que ha hipotecado el porvenir de las futuras.
De unos años a esta parte, sea como fuere, esa ambivalente posmodernidad da muestras de patente agonía, arrancada de su quimera jovial por una cadena de seísmos en los que Occidente se juega el bienestar que le queda, amenazado extramuros por una globalización que está desplazando hasta ambas orillas del Pacífico los centros de control y riqueza. Y amenazado también, intramuros, por el casi unánime delirio de opulencia que nos ha emplazado ante el precipicio: ideológica, política y éticamente desarmados cuando más urgente resulta disponer de criterios para conducirnos con tiento, conciencia y temple, inspirados por esa antigua sabiduría humanista que sugiere la autolimitación y la mesura. Es hora de despabilar: la posmoderna mojiganga ha terminado. La crisis epocal que atravesamos está teniendo ya, junto a su cohorte de efectos indeseables, el deseable de conjurar la bobería política, ética y estética que por desgracia colea aún. Y también el de urgirnos a rehabilitar la plural herencia del Humanismo y la Ilustración en este nuevo tiempo penumbral, a fin de tornarnos lúcidos y éticos, sobrios y solidarios, cívicos y compasivos. Con las debidas cautelas, será menester poner al día los viejos idearios de emancipación y concebir otros de cuño actualizado y distinto, porque al despertar la modernidad capitalista sigue todavía aquí, aunque más desregulada, ensoberbecida y digitalizada que nunca.
Lluís Duch es antropólogo y monje de Montserrat. Albert Chillón es director del Máster en Comunicación, Periodismo y Humanidades de la UAB. Ambos son coautores de Un ser de mediaciones. Antropología de la comunicación, vol. I, que el próximo marzo publica la editorial Herder.
elpais.com

miércoles, 19 de octubre de 2011

Exhiben por primera vez la carta de Hitler que cambió la historia


Diez meses después del final de la primera Guerra Mundial, un veterano alemán que había participado en la contienda escribió cuatro carillas en las que daba fundamentos para tratar "la cuestión judía" desde un punto de vista racional. Tenía 30 años y la firmó de puño y letra en tinta negra, con su letra redondeada: "Respetuosamente, Adolf Hitler".
La carta está fechada en 1919, décadas antes de la Shoá (el Holocausto). En ella, el entonces soldado alemán de 30 años nacido en Austria plasmó lo que parecen ser sus primeros comentarios sobre la aniquilación de los judíos.
"El peligro que representa el judaísmo para nuestro pueblo se expresa en la innegable aversión de grandes secciones de nuestro pueblo", escribió Hitler en alemán. "La causa de esta aversión surge principalmente del contacto personal y de la impresión personal que dejan los judíos como individuos, que casi siempre es desfavorable", asegura el genocida en el escrito.
En otro pasaje de la misiva, Hitler dice que un gobierno poderoso podría manejar la "amenaza judía" al negar sus derechos, pero que "su meta final debe ser la remoción inquebrantable de todos los judíos".

La carta la redactó en 1919, más de dos décadas antes de su apogeo en el poder. Foto: AP 
Aunque fue originalmente una respuesta a un colega en el comando militar, Adolf Geimlich, el documento es considerado relevante porque demuestra desde cuándo estaba creando sus ideas antisemitas.
Hallada casi 70 años después de haber sido escrita, ahora por primera vez se muestra al público en el Museo de la Tolerancia de la ciudad de Los Angeles, en Estados Unidos.
A fines de mayo de este año, el Centro Simon Wiesenthal, con sede en Los Angeles, compró el original por 150.000 dólares de un corredor de antigüedades en California. Antes, la carta había pertenecido a un corredor en Kansas que la adquirió del soldado estadounidense William F. Ziegler.
lanacion.com

martes, 2 de agosto de 2011

Tómese otra copa: historias reales y mitos de nuestro vino


Dice la leyenda que el General Don José de San Martín empinó el codo antes de animársele al abismo de la cordillera y a los tiros realistas. Hilarión de la Quintana –el tío de Remedios de Escalada– escribió que en Maipú, se percató del “tono de voz adormilado y gangoso del comandante”. Resulta que a San Martín le gustaban el vino y también las bromas. Por eso intercambiaba las etiquetas del moscatel mendocino con la del vino español, sólo para demostrar “cómo somos los americanos, que en todo damos preferencia a lo extranjero”. Así lo atestiguó otro prócer, Manuel de Olazábal.
Dicen, también, que un día por las acequias de Mendoza que primero construyeron los Huarpes, corrieron, en vez de agua, cientos de miles de litros de vino. Dicen los viejos y los borrachos. Pero la que afirma, recupera anécdotas y aporta datos incontrastables es Natalia Páez, periodista, y autora del flamante Mitos y leyendas del vino argentino , en el que rescata el registro oral de esos incansables narradores de historias, que son los trabajadores de las bodegas.
Las acequias efectivamente se llenaron de vino en 1914, cuando la flamante Comisión de Defensa y Fomento Industrial del gobierno nacional enterró literalmente miles de vides y derramó en ellas 234.800 hectolitros de vino . Páez constató las habladurías en el Archivo General de Mendoza. Allí estaban con precisiones los únicos ejemplares de El racimo y sus uvas , del militante comunista Benito Marianetti. El hallazgo de títulos perdidos y relacionados con la cultura vitivinícola es otro de los aciertos de este libro, que demandó casi 4 años de investigación.
Mitos y leyendas pasea entre los sucesos que hicieron del vino la bebida preferida de los argentinos. Hacia 1970, cuenta, aquí se tomaban cerca de 90 litros al año per cápita. Hoy son 30 litros, suficientes para ser el noveno país consumidor en el mundo y el quinto productor de vino en el planeta.
Los personajes que hicieron el país son los que hicieron en parte la historia del vino argentino. Desde la quinta agronómica que impulsó Sarmiento hasta la corona de reina de la vendimia que Eva Perón rechazó . Fue en 1947, la organización propuso entregarle el cetro a la primera dama, que había asistido a la Fiesta. Ella desistió amablemente y la corona fue para Nélida Morsucci, una mujer sugestivamente parecida a Eva.
Existen también objetos vinculados al vino, como la inexplicable jarra–pingüino. El pingüino nació antes de la ley de embotellamiento en origen, cuando el vino partía puro de Mendoza para mezclarse con agua y sustancias non sanctas en botellones y jarras. Llegó a las mesas hacia 1940, presumiblemente con los inmigrantes italianos. La autora no encontró un testimonio concluyente pero sí jarras más extrañas, algunas francesas y con forma de elefante y hasta Cupidos tallados.
La cultura popular se mezcla con la del vino en el tango, el fútbol y en las creencias supersticiosas. Nicolás Catena Zapata, patriarca de una dinastía de bodegueros, revela en estas páginas que su padre contaba con lo servicios de un chamán para proteger la cosecha de las tormentas.
Estas 15 crónicas retratan la historia del país, de una cultura que desapareció, como el ferrocarril y las variedades del carlete y el carlón o las imágenes surrealistas de comerciales en los que las embarazadas tomaban bordolino tinto. “Quise dejar escritos estos relatos orales, porque temía que se diluyeran más”, dice la autora, como si hablara de vino.
clarin.com

miércoles, 27 de abril de 2011

La peor boda real de la Historia británica

Jorge IV y Carolina de Brunswick.


La realeza británica es un entorno donde florecen a menudo los matrimonios infelices. A Carlos II se le atribuyeron 56 bastardos, Eduardo VII frecuentó con asiduidad los burdeles del Soho y monarcas como Ricardo I o Guillermo III cultivaron más o menos abiertamente su homosexualidad. Pero ningún enlace real irradió tanto infortunio como el que unió a Carolina de Brunswick (1768-1821) y Jorge IV (1762-1830).
Lo primero que cabe decir es que para Jorge era el segundo matrimonio. El primero lo contrajo en secreto con su amante María Fitzherbert pero era ilegal por dos motivos: la novia era católica y no gozaba del consentimiento de su padre. El entonces príncipe de Gales se resistió con uñas y dientes a encontrar una segunda esposa y sólo aceptó cuando el Parlamento aceptó saldar sus deudas, que habían crecido al calor de una vida marcada por las adicciones al láudano y la prostitución.
Los cortesanos le aconsejaron una boda con su prima Carolina de Brunswick, que por entonces llevaba una vida de provincias en el principado de sus padres y cuyo rostro sólo había visto en los retratos de familia.
Los novios se conocieron tres días antes del enlace y la primera impresión no pudo ser peor. Jorge se retiró al otro extremo de palacio y se repuso con una copa de brandy. Carolina dijo que su futuro esposo era "más gordo" y "no tan guapo como lo habían pintado".
El enlace se celebró en el palacio de Saint James el 8 de abril de 1795. Jorge confesó a sus dos testigos que se casaba contra su voluntad y avanzó por el pasillo central de la capilla con la expresión facial de un condenado a muerte. Los cronistas cuentan que por dos veces se desmayó. También que miró a una de sus amantes mientras hacía sus votos y que lloró cuando el arzobispo preguntó si alguien tenía alguna objeción al enlace.
Por supuesto, el matrimonio se consumó. Pero la noche de bodas transcurrió con el novio calentándose solo junto a la chimenea y los diarios de la época aventuran que sólo hubo tres coitos entre los recién casados. El azar quiso que de uno de ellos naciera la princesa Carlota Augusta, conocida en el Reino Unido como Charlotte. Pero Jorge quedó tan harto de los efluvios corporales de su esposa que le anunció que no se acostaría con ella ni aunque hubiera que engendrar otro heredero por la muerte de su hija.
El fallecimiento prematuro de Charlotte ofreció a Jorge una oportunidad de oro para cumplir con su promesa y dejó el trono a su muerte en manos de otras ramas de su árbol genealógico. Pero para entonces su esposa había huido de Londres y se había entregado a una vida de opulencia y desenfreno que la llevó a acostarse con un almirante y un primer ministro, a contratar de chico para todo a un joven paje milanés y según los diplomáticos a "violar" al general napoleónico Murat, al que el dedo de su emperador había convertido en monarca de Nápoles.
La deriva no impidió que Carolina retornara al Reino Unido a la muerte de su suegro con la intención de ser coronada como Reina de Inglaterra. Su regreso fue saludado con cierto entusiasmo popular. No tanto por su prestigio como por el desprestigio de su esposo, cada vez más odiado por sus vicios y su carácter manirroto. Jorge quería el divorcio pero era demasiado tarde y al final se conformó con colar unas leyes para dejar a Carolina fuera del trono.
La coronación de Jorge IV se celebró el 19 de julio de 1821 y a Carolina de Brunswick se le negó la entrada a la abadía de Westminster. Aquella misma noche enfermó con vómitos y pulso débil. Murió 19 días después de la subida al trono de su esposo. Según algunas hipótesis, quizá envenenada por un esbirro del monarca.
Unos años antes, Carolina había dejado su amargo testimonio en una conversación con una de las amantes del Rey de Francia. Explicó que había hecho lo posible con convivir con Jorge pero que había sido imposible: "La realeza británica sacrifica la amistad y la gratitud por la razón de Estado y no existe corazón. Si volviera a casarme, no le daría mi mano a ningún príncipe". Unas palabras que bien podría haber pronunciado Diana de Gales.
elmundo.es

miércoles, 11 de agosto de 2010

Salen a la luz los testamentos de personalidades como Marx, Darwin o Dickens

El filósofo e ideólogo del socialismo Karl Marx apenas dejó dinero a su muerte, mientras que el artífice de la teoría de la Evolución, el biólogo Charles Darwin, murió en la mayor de las opulencias, como revelan sus respectivos testamentos, publicados ahora junto a los de otros conocidos personajes de la Historia.
Los testamentos, que datan de entre 1861 y 1941, están disponibles a partir de este martes en Ancestry.co.uk, página web que, además de ayudar a la gente a descubrir su árbol genealógico, revela estos fascinantes documentos sobre los asuntos financieros y las herencias que dejaron famosos políticos, escritores y pensadores.
El autor del 'Manifiesto Comunista', el alemán Karl Marx, murió en Londres en 1883 con propiedades por valor de tan sólo 250 libras, que heredó su hija menor Eleanor y que hoy equivaldrían a 23.000 libras (27.550 euros).
Por contra, Charles Darwin, que plasmó la teoría de la Evolución en su obra 'El origen de las especies', dejó a su muerte en 1882 un patrimonio total de 146.911 libras, alrededor de 13 millones de libras de las de hoy (15,5 millones de euros). La riqueza de Darwin fue casi el doble de la que el novelista inglés Charles Dickens dejó al morir en 1870, cuyas propiedades estaban valoradas en 80.000 libras, el equivalente a 7 millones de libras de hoy (8,3 millones de euros).
Los testamentos de otros importantes novelistas como el escocés Arthur Conan Doyle, autor de los libros de Sherlock Holmes, o Lewis Carroll, autor del cuento de 'Alicia en el País de las Maravillas', también han sido revelados.
Conan Doyle dejó a sus descendientes 63.491 libras a su muerte en 1931, lo que a día de hoy serían 3 millones de libras (3,6 millones de euros), algo menos que el patrimonio de Carroll, valorado tras su muerte en 1898 en 4.145 libras, el equivalente a 450.000 libras (538.500 euros).
Los testamentos publicados incluyen también el del explorador anglo-irlandés Ernest Shackleton, que perdió parte de su fortuna con malas inversiones y murió en 1922 con un patrimonio de 556 libras, unas 20.000 libras (23.900 euros) si se traslada a la actualidad.
Neville Chamberlain, primer ministro del Reino Unido entre 1937 y 1940, año de su muerte, dejó a sus descendientes una herencia valorada en 84.013 libras, lo que serían en el presente 4 millones de libras (4,78 millones de euros).
El director de contenidos de Ancestry.co.uk, Dan Jones, señaló que estos documentos arrojan luz para los historiadores de estas familias, ya que permiten conocer sus movimientos financieros y descubrir misteriosos beneficiarios o extraños objetos que tuvieron en propiedad.
"Gracias a estos testamentos, cualquiera que quiera encontrar un antepasado en nuestra página, podrá averiguar muchas cosas sobre cómo vivió, qué heredó y de quién, lo que significa que podrá descubrir también cómo podría haber vivido en otra época", explicó Jones.
elmundo.es

viernes, 28 de mayo de 2010

La ciencia en la prensa... hace 200 años

Por Nora Bär
Aunque hoy la ciencia está presente en todos los medios de comunicación, hay veces en que los abrumadores ratings de las producciones que explotan las curvas femeninas pueden hacer dudar del interés del público por los avances científicos... Pero al parecer, hace 200 años los primeros editores de periódicos del Río de la Plata no tenían conflictos: según escribe Miguel de Asúa en La ciencia de mayo. La cultura científica en el Río de la Plata, 1800-1820 (Fondo de Cultura Económica, 2010), "Durante la segunda mitad del siglo XVIII se publicaron en América hispana 22 periódicos culturales en los que abundaban los artículos sobre ciencias y artes".
De hecho, Francisco Antonio Cabello y Mesa, que en abril de 1801 empezó a publicar el primer periódico impreso del virreinato, el Telégrafo Mercantil, definió a la suya como una publicación que además de "instruir y cultivar al pueblo le dé (a lo menos) un entrenamiento mental e inspire inclinación a las ciencias y artes...". Así, encontraron lugar en sus páginas notas sobre geografía y extractos de la obra de naturalistas, como Tadeo Haenke, el jesuita Thomas Falkner (uno de los primeros etnólogos que hubo en el país), el ingeniero, explorador, antropólogo y cartógrafo Félix de Azara y el explorador Basilio Villarino. También enseñó a cultivar plantas de interés económico, como la yerba, y difundió ensayos sobre productos minerales, animales y vegetales útiles tanto para el esfuerzo militar como para la medicina.
En el Semanario de Vieytes se leían artículos sobre manufacturas, pequeñas industrias, métodos artesanales, procedimientos de curtiembre, teñido, pinturas y novedades como el reciente descubrimiento de la inmunización (ensayada por primera vez por Edward Jenner el 14 de mayo de 1796). Y el Correo de Comercio de Manuel Belgrano, publicado entre 1810 y 1811, dio a conocer descripciones de las provincias, procedimientos artesanales y remedios populares.
Claro que también había lugar para los "portentos", como cuando el Telégrafo anunciaba que "El terreno de la Villa de Tarija acrecienta los huesos", o informaba que "había una laguna en la que los animales que se acercaban a beber se iban internando hasta que se ahogaban, producto de una «virtud atractiva». Más aún, si alguna mujer se aproxima, decía la nota, «se alteran sus aguas con olas violentísimas»".
Dice Asúa: "Una simple ojeada a los periódicos del Río de la Plata publicados en la década que precedió a Mayo nos muestra hasta qué punto el público estaba interesado en los descubrimientos científicos".
Entonces, nada nuevo bajo el sol...
lanacion.com

viernes, 19 de marzo de 2010

Neumonía latente: el extraño contagio de sida entre niños

Todos llevamos en nuestro cuerpo PCP. Siglas que, en inglés, significan neumonía Pneumocystis carinii. Desde que nacemos o desde poco después. En la mayoría de casos, sin embargo, esta bacteria que nos acompaña toda nuestra vida es inofensiva.
Pero si nuestro sistema inmune sufre un problema grave (por ejemplo, una infección de VIH) ya no es posible controlar la PCP y puede derivar en una variedad de neumonía letal. En realidad, es tan habitual encontrar esa neumonía en los pacientes con sida que suele considerarse como un indicio casi certero de la existencia de VIH.
Un investigador holandés especializado en sida, Jaap Goudsmit, revisó la literatura médica referente a casos de PCP… hasta que dio con un dato asombroso: justo después de la Segunda Guerra Mundial, hubo una epidemia de PCP que se inició en la ciudad báltica de Danzing, extendiéndose por toda Europa central, acabando con la vida de miles de niños.
Goudsmit cree que se trató de una epidemia inicial de VIH, y que el virus entró en los hospitales de alguna manera, extendiéndose entre los niños a causa de la costumbre, entonces muy común, de usar las mismas agujas en diferentes transfusiones de sangre o en inyecciones de antibióticos.
Goudsmit escribe:
Lo más probable es que al menos un adulto (quizá un minero legado de Polonia, Checoslovaquia o Italia) trajera el virus a Limburg. Este único individuo podría haber fallecido de sida sin que nadie lo supiera. (…) Podría haber infectado el virus a su esposa y a su descendencia. Quizá su esposa (o novia) dio a luz en una barraca sueca a un bebé infectado con VIH pero aparentemente sano. Y las agujas y jeringuillas sin esterilizar podrían haber propagado el virus entre los niños.
El tipo de VIH que circulaba por aquel entonces, afortunadamente, no era tan potente como el de hoy. Así pues, sólo murió un tercio de los afectados. El resto de niños consiguió vencer y eliminar el virus de su cuerpo, y vivieron una vida sana.
Con estos datos, también se puede deducir que la otra gran epidemia que hubo de VIH, en los años 1980, no fue exclusivamente a causa de los cambios en la conducta sexual de las comunidades de homosexuales, que facilitaron la propagación del virus a gran velocidad.
También influyó decisivamente un cambio en la naturaleza del virus mismo: si infectaba a alguien, era imposible de eliminar.

genciencia.com

lunes, 8 de marzo de 2010

Diez damas que hicieron historia

¿Es posible contar la historia desde un punto de vista femenino? La pesquisa se torna complicada, casi arqueológica, porque al no ser tenidas en cuenta hasta hace muy poco, no existen escasos lugares que centralicen la información sobre ellas.
Nacer mujer en la época de la colonia, en América del Sur, significaba diferentes cosas según la raza y la familia de origen. Características comunes a todas: con muy pocas excepciones, se esperaba que vivieran recluidas en el hogar, se casaran de acuerdo con la decisión del padre o del amo, fueran analfabetas sin distinción de clase social, no tuvieran voz ni voto, ni disponibilidad de sus bienes.
Aun así, hubo algunas que, forzadas o favorecidas por circunstancias especiales, atravesaron la fisura en el tejido de la realidad que aparece en toda situación de crisis. Y, lo más importante, hicieron cosas que, por su relevante influencia en el curso de los acontecimientos, dejaron una pequeña señal para sus sucesores.
El coraje, ¿es un rasgo viril o humano?
Los estadounidenses han hecho investigaciones de las cuales se desprende que, provistas de un arma de fuego, las mujeres tienen naturalmente mejor puntería que un varón en iguales circunstancias. Por esta razón, en los Estados Unidos dicen que el revólver es "el gran ecualizador". De nada sirve la fuerza física masculina frente a una mujer armada.
Quizás haya sido esta cualidad la que permitió que Manuela Pedraza recogiera el arma de su marido cuando éste cayó muerto en la defensa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas, y apuntara contra el soldado inglés que acababa de matarlo, matándolo a su vez. Manuela hizo mucho más que eso. Siguió combatiendo. Luego recogió las armas de todos los caídos a su alrededor y las entregó a Liniers, jefe de la contraofensiva criolla, que la cita en el parte de acción y la nombra alférez.
Otras versiones de este hecho dicen que Manuela y su marido peleaban codo a codo en una unidad casi invencible y que, caído él, ella le arrebató el arma al inglés; acabadas las balas, forcejeó cuerpo a cuerpo hasta matar al soldado con sus propias manos. También hay discrepancias en cuanto al grado militar otorgado a Pedraza -apodada "La Tucumanesa" porque venía de esa provincia-: algunos apuntan que el título que le fue otorgado habría sido el de subteniente de infantería. Lo que es seguro es que hubo una mujer tucumana de nombre Manuela Pedraza que peleó junto a su marido durante la Primera Invasión Inglesa en las calles de Buenos Aires, y que Santiago de Liniers consideró que su actuación había sido heroica y le otorgó un rango militar.
Otro camino eligió Martina Céspedes, vecina de San Telmo que vivía con sus tres hijas; en plena Segunda Invasión, el 5 de julio de 1807, se encontraba en casa con ellas cuando un grupo de doce soldados ingleses golpeó a su puerta buscando bebidas. Otra versión dice que madre e hijas atendían un negocio de tabaco y alcohol. Ya fuera en el hogar o en el despacho, hizo pasar a los doce varones, extranjeros y armados, a una sala contigua, y junto a su progenie les sirvió tanto licor casero como para que bajaran las defensas hasta el momento en que, de a una y silenciosamente, salieron de allí dejándolos encerrados. Luego se dirigió adonde estaba Liniers y, entregándole la llave del cuarto, le comunicó que acababa de tomar 11 prisioneros.
¿El duodécimo inglés? Se lo quedó una de sus hijas y luego se casó con él.
Algunos imperios hacen lo mismo: un poco conquistan por la fuerza y otro poco seducen con la cultura. Liniers nombró a Martina Céspedes sargento mayor, con sueldo y uniforme. Y con ese grado continuó la Céspedes participando de los acontecimientos de la Revolución.
¿Por qué contar algo que ocurrió cuatro años antes de los hechos de Mayo? Porque es durante las Invasiones Inglesas cuando los españoles residentes y los criollos se dan cuenta de que se pueden organizar y defender sin la ayuda de la metrópoli.
De amoríos, intrigas y tertulias
Imposible hablar de Liniers sin mencionar a Ana Perichon de Vandeuil, abuela de la infortunada Camila O´Gorman, y famosa por derecho propio. Francesa de origen, era joven, hermosa y casada con Edmundo O´Gorman, un irlandés que tuvo que huir corrido de aquí por las deudas. Quedó su joven esposa, que muy pronto entabló amores con su compatriota don Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista de Buenos Aires. Su relación amorosa se convirtió en cosa pública. Hay quienes dicen que oficiaba de espía para los ingleses, y otros sugieren que en realidad estaba del lado de los independentistas. La realidad es que ambas cosas podrían ser ciertas en una historia en la que los mismos patriotas criollos no siempre estuvieron seguros sobre cuál era la mejor manera de ser libres: si a través de una monarquía alternativa a la española o mediante un gobierno criollo, entre otras posibilidades.
Las reuniones de los patriotas se realizaban en casa de las damas de mejor posición económica, atendidas por ellas mismas y sus mulatas y negras. Además de las tertulias de Mariquita Sánchez de Thompson -sobre la que hablaremos más abajo-, estaban las de Ana Riglos, Melchora Sarratea y Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña, en cuya casa se reunió durante años (1804-1810) una de las primeras sociedades secretas de la emancipación. Se llamaba Partido de la Independencia y estaba integrado por Juan José Castelli, Nicolás y Saturnino Rodríguez Peña, Manuel Belgrano, Juan José Paso y Martín Rodríguez, entre otros.
El 18 de mayo de 1810 se encontraban reunidos esperando a un indeciso Cornelio Saavedra, sin el cual era imposible realizar nada de lo que tramaban. Las mujeres, con Igarzábal a la cabeza, fueron a buscarlo a su casa. Cuentan que fue suya la frase que terminó de convencer al comandante del Regimiento de Patricios. "No hay que vacilar", dicen que dijo Casilda Igarzábal, y Saavedra la siguió hasta la reunión en la que se decidió el Cabildo Abierto del 22 de mayo. Ni más ni menos.
El caso Mariquita
El primer gran acto revolucionario de María de Todos los Santos Sánchez fue casarse por amor. Los matrimonios en esa época eran arreglados por el padre, cuya autoridad en esto, como en casi todo lo demás, era indiscutible. Quienes se negaban a hacerlo iban a parar al convento, salida que muchas elegían con alivio, ya que, dependiendo de su dote (la Iglesia también la exigía), podían llevar allí una vida tranquila y privilegiada, pero sobre todo porque las salvaba de tener que convivir con un señor mucho mayor o, peor aún, con alguien que les resultaba repulsivo.
El convento no la hizo desistir de su deseo de casarse con Martín Thompson, un primo segundo. Ella y Martín le escribieron sendas cartas al virrey Sobremonte, que era el único que podía lograr la excepción. Y lo hizo.
El "caso Mariquita" ocupó las conversaciones de la ciudad porteña mientras duró. Algunos estaban a favor de la joven pareja enamorada y otros tantos en contra de que se transgrediera la prerrogativa paterna de elegir marido para las hijas.
El segundo gran acto revolucionario consistió en abrazar la causa de la independencia, y comenzó con sus famosas tertulias apenas instalada en su casa. Para entender la importancia y el alcance de esas reuniones es necesario transportarse a la época.
Las tertulias y saraos eran reuniones en casa de las principales familias de Buenos Aires. En la preparación, lista de invitados, menú, ropa, disposición de muebles y otros detalles, se ponía mucho tiempo y esmero. Recibir en casa de esta forma era considerado un arte. Y las anfitrionas que sobresalían en esto adquirían una bien ganada fama entre los vecinos de Buenos Aires. En este caso, no sólo se trataba de riqueza, educación superior (casi sobrenatural considerando que la enorme mayoría de las mujeres eran analfabetas, aun entre la clase acomodada), encanto personal y belleza. Mariquita era inteligente y estuvo involucrada en política toda su larga vida. En sus tertulias se discutían los acontecimientos, se pasaba información, se opinaba, se urdía. Nada ocurría que no fuera comentado en su salón. Allí se susurraron órdenes y contraórdenes, se espió y se pasó información, se torcieron rumbos y se fraguaron alianzas. En la lista de invitados y asistentes figuran los nombres de José de San Martín, Manuel Belgrano, Fray Cayetano Rodríguez, toda la Logia Lautaro, y muchos más. Podría decirse que nada de importancia ocurría sin su conocimiento.
El tercer acto revolucionario de Mariquita lo desarrolló toda su vida: escribir sus impresiones sobre lo que vivía, veía, pensaba. Gracias a eso es que existe un registro escrito de la visión de una de las mujeres más fascinantes de nuestra historia.
Las frágiles damas
Es probable que Remedios de Escalada no haya sido tanto la elegida como la que eligió. En El Santo de la Espada, Leopoldo Torre Nilsson muestra a una Remedios adolescente que, junto a su chaperona, va a pasearse frente a la reja detrás de la cual un joven teniente coronel San Martín ejercitaba a su batallón. En las fiestas de los Escalada, una de las familias más respetadas entre los vecinos, la joven Remedios llamaba la atención de todos, hasta del austerísimo teniente coronel, que nunca faltaba porque ese era también uno de los lugares donde se reunían, con la excusa de la tertulia, las sociedades políticas secretas de la época. Fragilidad no es sinónimo de debilidad; más bien puede ser todo lo contrario. No tardaron en casarse, y cuando San Martín partió para Mendoza, ella llegó para acompañarlo un mes después. Al poco tiempo nació la única hija, Merceditas, "la infanta mendocina". Allí languidecía y desesperaba como un león enjaulado el Libertador, con el título de gobernador intendente de la provincia de Cuyo, reclamando y esperando que Buenos Aires enviara los recursos que le permitieran cruzar los Andes para liberar a Chile y Perú.
San Martín cruzó los Andes financiado por las damas mendocinas, que organizadas -y posiblemente persuadidas por Remedios- no sólo bordaron la bandera y cosieron los uniformes para todo el regimiento: también entregaron sus joyas y otros bienes para comprar todo lo que hiciera falta para la expedición. Más de un político hoy querría tener al lado una dama frágil -es cierto- pero tan eficaz a la hora de conseguir lo que hace falta para dar el paso definitorio de su plan de acción.
Los restos de Remedios están en el cementerio de la Recoleta, y en la lápida que los identifica se puede leer: "Aquí descansa doña Remedios de Escalada, esposa y amiga del general San Martín". Siempre estuvo claro que Remedios fue la esposa de San Martín. Pero quizás esté encerrada en la elección de la palabra "amiga" la posibilidad de que quien fue un hombre preclaro en política y estrategia militar también haya sabido reconocer y honrar el valor de su mujer.
La reacción de los españoles al movimiento independentista de los patriotas llegó desde el Norte. Y hacia allí fueron las tropas enviadas desde Buenos Aires. Manuel Belgrano, abogado devenido en general del ejército patriota, no aceptaba que las mujeres acompañaran a los soldados. Esta era una práctica más común de lo que podría pensarse, y muchísimas esposas -blancas, indias, mestizas, negras y mulatas- cargaron todas sus pertenencias y marcharon detrás de sus hombres.
La Capitana
María Remedios del Valle, negra y pobre, había formado parte del Cuerpo de Andaluces que defendió la ciudad de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas. En 1810 se incorporó al Ejército Auxiliar para las provincias del Norte con su marido y dos hijos. Sólo ella volvió viva.
Fue parte del ejército de 1500 hombres, de los que sólo 600 tenían armas de fuego. Se presentó ante Belgrano para solicitarle permiso de atender a los heridos de las primeras líneas de combate. El se lo negó: ella se filtró entre las líneas de retaguardia y llegó al centro de la conflagración, donde asistió y alentó a los soldados. Entonces, Belgrano cambió de opinión y la nombró capitana. Cayó presa de los realistas en Ayohúma y fue sometida a nueve días de azotes públicos. Pero escapó, y volvió a sumarse al ejército.
Años más tarde, una anciana negra mendigaba alrededor de las iglesias de la Recova (hoy Plaza de Mayo). Se hacía llamar "La Capitana" y mostraba cicatrices que decía que le habían hecho cuando peleaba por la patria. Algunos transeúntes le daban limosna y todos pensaban que estaba loca. Un frío agosto de 1827, pasaba por esa misma plaza el general José Viamonte, héroe de la Independencia, y La Capitana extendió su mano para pedir limosna. Viamonte se detuvo sorprendido: la cara de la mujer le resultaba familiar. Le preguntó su nombre. Ella se lo dijo. Luego de un silencio, Viamonte exclamó: "¡Pero si es la madre de la Patria!" Así la llamaban los soldados que atendía en el campo de batalla.
Cuando Viamonte la reconoció, quiso ayudarla, y como diputado de la Junta de Representantes presentó un proyecto para que se le otorgara una pensión en reconocimiento por los servicios prestados. Se generó un debate en el que otros diputados pedían pruebas. Tomás de Anchorena, que había sido secretario del general Belgrano, se hallaba en el recinto y apoyó lo propuesto por Viamonte. Finalmente, no sólo se le otorgó la pensión sino que además decidieron encargar una biografía de Remedios y un monumento. Nunca le dieron la pensión, ni se escribió su biografía ni se alzó su monumento. Murió en la miseria.
Las guerreras
Serranías y arroyos, visión escarpada por ondulaciones del paisaje y mucho espacio fueron las nodrizas de Juana Azurduy mientras crecía semisalvaje en las afueras de Chuquisaca, hoy Bolivia, ayer Alto Perú. ¿Cuáles son los ingredientes para forjar una heroína de todos los tiempos? ¿Una madre india y un padre español permisivo, desilusionados por la muerte de un bebé varón y el nacimiento de una niña? Padre y madre dispuestos a dar amor a pesar de su desilusión, en todo caso. Primero fue una infancia poblada de nativos de la tierra y espacio para recorrer; más tarde, una educación formal a través de historias de santos guerreros en un convento. Y un padre deseoso de transmitir su oficio y su destreza a su progenie, fuera varón o mujer. Caballos para montar, vocación para proteger lo vulnerable y una voluntad sin género. Restricciones constantes, impedimentos e injusticias hicieron el resto.
Mientras Juana Azurduy nacía en la finca familiar de los Azurduy, los territorios colonizados por los españoles en América del Sur apenas se contenían dentro de las costuras impuestas por el régimen. Matías Azurduy, por ejemplo, español casado con la chola Eulalia Bermúdez y dueño de extensas tierras que trabajaba con la ayuda de indios nativos y de una casa en la ciudad, tenía todos los derechos. Pero no así sus hijas.
Cuando Juana, ya casada con Manuel Padilla y madre de cuatro hijos, se incorporó con toda su familia a la lucha contra los realistas, su cabeza ya tenía precio. La alternativa era seguir oculta en un promontorio sólo conocido por los indios, en eterna espera de su hombre, cuidando que los niños no cayeran al abismo. Quizá creyó que la guerra no duraría tanto tiempo. Y no sabía en ese momento que esos cuatro hijos no sobrevivirían para ver el mundo mejor por el que ella y Manuel estaban peleando.
A partir de entonces, Juana participó de la guerra de guerrillas que se desarrolló en el Norte, hostigando a las tropas españolas, interceptándoles el paso hacia el Sur, impidiendo que recibieran víveres, alzando a indios, mestizos y criollos, en alianzas precarias con otros caudillos. La asistían un aura de Pachamama, su habilidad nata como amazona y una destreza fuera de lo común para el combate. Adiestró y lideró varios cuerpos de soldados; entre ellos, las Leales y las Amazonas. Hablaba aimara y quechua, además de castellano. Belgrano pidió conocerla, y le regaló un uniforme y su espada; solicitó al gobierno de Buenos Aires que se le diera el título de teniente coronel del Ejército Patriota.
En medio de una escaramuza feroz con los enemigos, Manuel le ordenó huir con los pequeños mientras él y los pocos fieles que le quedaban los distraían. Debió internarse en un monte pantanoso que desconocía. Los cuatro hijos se enfermaron y murieron. Cuando emergió de ese pantano y se reencontró con Manuel, ya era otra Juana. Había perdido toda compasión. A partir de ese momento, no tomará prisioneros. Ni siquiera la suavizará el nacimiento de una quinta hija, Luisa, la única que la sobrevivió. La había parido en pleno combate y para salvarla debió pelear con ella en un brazo y la espada en el otro. La depositó con la india que la criaría y volvió a la batalla.
La muerte de Manuel, el amor de su vida, marcó el momento en que se retiró de la lucha. Sólo se quedaría a la elección de su sucesor dentro del intrincado panorama de caciques que se dividían la resistencia en el Norte. Luego partió para Salta, donde acompañó a Güemes hasta la muerte de éste. Pasó los últimos años en su Chuquisaca natal, escribiendo cartas a los gobiernos de Bolivia y Argentina, reclamando su pensión y relatándole su vida a un sobrino que la acompañó hasta su muerte.
La resistencia salteña
En la provincia de Salta estaban Martín Güemes y sus gauchos, y una red femenina de espionaje audaz e ingeniosa de la que participaban miembros de todas las clases sociales. Se disfrazaban, seducían, ocultaban papeles en el ruedo de la pollera, montaban a caballo y recorrían largas distancias para obtener información y avisar a sus maridos, hermanos o hijos que estaban en el ejército patriota. Los realistas no podían respirar sin que se enterara una de ellas y se activara la red de comunicación hasta llegar a oídos de los jefes independentistas.
Una de ellas fue María Loreto Sánchez Peón de Frías. Para tener una comunicación rápida y frecuente desarrolló un sistema simple: un buzón natural en medio de la nada. Un árbol al que se le había hecho un hueco y luego vuelto a tapar con la misma corteza. Un árbol cerca de donde las criadas iban todos los días a lavar la ropa y a buscar agua. Ellas transportaban el papel con la ropa sucia y lo dejaban en el hueco sin ser vistas. Luego, el jefe patriota lo retiraba a la noche y dejaba a su vez instrucciones y pedidos de información.
Por ejemplo, la cantidad de soldados realistas que había en cada momento. Doña Loreto se disfrazaba de viandera e iba con su canasta de comida en la cabeza y granos de maíz en los bolsillos a sentarse a la plaza donde estos acampaban. Cuando aparecía el oficial y empezaba a cantar uno por uno los nombres, ella pasaba un grano de maíz de un bolsillo a otro por cada presente. Luego enviaba esa información vía el buzón arbóreo al jefe patriota. Cada vez que había un cambio, por deserciones o llegada de refuerzos, repetía la operación.
Alguna vez tuvo que llevar la información ella misma porque no había tiempo para hacerlo de otro modo. Conocía ese territorio arbusto por arbusto y montaba a caballo como una amazona. Vivió más de 100 años, y llevó la insignia celeste en el pelo hasta el final.
Otra punta de la red femenina en Salta fue Macacha Güemes, hermana de Martín. Casada desde muy joven con un español simpatizante de los realistas, y parte destacada de la vida social salteña de ese momento, Macacha conseguía información que luego le hacía llegar a su hermano. Espía sagaz y operadora política de lujo, lo protegía, lo ponía sobre aviso de cualquier cambio de marcha. La Antígona salteña era ojos, oídos y brazo de su hermano en la ciudad. Armó un taller de costura en su casa para vestir a los gauchos de Güemes. Y era capaz de ir sola, embarazada y de noche, a galope de caballo por los caminos que conoce desde su infancia hasta el campamento para avisarle de alguna emboscada. Cuando las negociaciones entre el jefe salteño y el general José Rondeau, con órdenes de Buenos Aires, llegaron a un punto muerto y había amenaza de ruptura, ella destrababa y se llegaba a un acuerdo. Dicen que su hermano murió en sus brazos.
Hasta aquí, el relato de la vida de diez mujeres de las que se guarda registro histórico sobre su participación en la gesta de la Independencia. Toda selección deja afuera elementos valiosos: hubo muchas más.
Aun así, es posible una conclusión: las mujeres estuvieron muy presentes y activas antes, durante y después de la Revolución de Mayo. Desplegaron su potencial y afectaron el curso de los acontecimientos. Algunas, desde sus roles tradicionales, que son suficientemente heroicos, entonces y ahora. Otras, demostrando que el coraje, la voluntad, la capacidad de organización y el talento no tienen género o época.
Por Sylvia do Pico
revista@lanacion.com.ar


Títulos para conocerlas
Mujeres en la sociedad argentina. una historia de cinco siglos , Dora Barrancos. Editorial Sudamericana
Mujeres Reveladas , Susana Dillon. Editorial Vergara
Doña Juana Azurduy de Padilla , Joaquín Gantier
Lupe , Silvia Miguens. Editorial Tusquets
Mariquita Sánchez. Vida política y sentimental , María Sáenz Quesada. Editorial Sudamericana
Ana y el Virrey , Silvia Miguens. Editorial Tusquets
Mariquita Sánchez y su tiempo , Jorge Zavalía Lagos. Editorial Plus Ultra
Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas , Lily Sosa de Newton, Editorial Plus Ultra
La mujer argentina en la anécdota , Ediciones La Obra
Intimidad y política. Diarios y cartas de Mariquita Sánchez de Thompson , Editorial Adriana Hidalgo
Y algunos sitios web:
www.libresdelsur.org.ar
www.institutoguemesiano.gov.ar
www.lagazeta.com.ar

Una muestra en celeste y blanco
Mujeres. 1810-2010
El 08-03-10, de 19 a 22, abrirá en Riobamba 985, la Casa Nacional del Bicentenario. Y lo hará con una exposición -entre otras- sobre aspectos de la política, el trabajo, la educación y la vida familiar de las mujeres a lo largo de dos siglos. Básicamente, estará dedicada "no a las heroínas, sino a aquellas anónimas". Se podrá visitar hasta el 15 de julio, con entrada libre y gratuita.
lanacion.com

jueves, 21 de enero de 2010

Descubren una civilización avanzada en el Amazonas

A mediados de los 80, el doctor Alceu Ranzi, geólogo y paleontólogo de la Universidad de Acre, miraba por la ventanilla de un avión esa deforestada zona del oeste del Amazonas, cuando lo descubrió: un círculo doble, que parecía grabado en la tierra. En 1999, en otro vuelo comercial, avistó otra gigantesca estructura similar. Se acordó de las líneas de Nazca. Y cayó en la cuenta de que sólo una civilización avanzada podía haber tallado formas geométricas tan perfectas. Ahora, esa civilización precolombina desconocida intriga a los arqueólogos de todo el mundo.
Algunas de esas estructuras habían sido descubiertas en 1977 por el profesor Ondemar Dias. Pero únicamente desde el aire, ya mediante sobrevuelos, Ranzi pudo percibir la real dimensión y extensión del hallazgo. Era evidente que, como los de Nazca, se trataba de geoglifos: grandes diseños labrados en el suelo -geométricos, zoomorfos o antropomorfos-, que pueden ser mejor observados desde lo alto, y a veces sólo así.
La tala y la tecnología de Google Earth permitieron detectar 210 geoglifos en 200 sitios, en una franja de 250 kilómetros por 10 kilómetros de ancho, a lo largo de la ruta BR-317. En esa zona cercana a Bolivia -el alto río Purús, importante afluente del Amazonas-, "se desarrolló ganadería, pero bajo la selva podría haber muchos geoglifos más", reveló Ranzi a Clarín.
Se trata de prolijas zanjas o fosos de 1 a 4 metros de profundidad, y 11 a 12 metros de ancho. Los hay de diferentes formatos y diseños: círculos, cuadrados, rectángulos, figuras compuestas, rectas, paralelas. Las cunetas están reforzadas por muros en ambos márgenes, construidos con la tierra de la excavación. Además, las figuras están conectadas entre sí por lo que parecen ser "caminos: dos líneas paralelas, más elevadas, como si estuvieran protegidos", describe Ranzi.
¿Qué función cumplieron los fosos?
En algunos casos, tal vez defensiva, ya que en otras zonas de Brasil hay evidencias de que hubo levas de esclavos. Otros, dentro de los muros, quizá sirvieron "como reservas de agua para productos básicos, como peces, tortugas y almejas", señala el profesor Martti Pärssinen, del Instituto Iberoamericano de Finlandia, quien comparte la investigación con Ranzi y con Denise Schaan, de la Universidad Federal de Pará (Brasil). Pero además, "su perfecta geometría habla de su significado simbólico", destacan los investigadores en un artículo recién publicado en Antiquity.
El dominio de la geometría y las dimensiones de los geoglifos -hay círculos de hasta 300 metros de diámetro- revelan algo más fascinante, y que revoluciona la historia del Amazonas: "Se creía que sólo hubo cazadores y recolectores, nómades. Pero por el número y el tamaño de las estructuras, tenían que ser sedentarios y organizados, haciendo trabajos en cooperación", deduce Ranzi. Calcula que, al menos en los sitios descubiertos, la población rondaba las 70.000 personas.
Es poco lo que se extrajo hasta ahora: alfarería, utensilios de piedra y carbón, que permitieron datar en el año 1270 el fin de esta civilización, que habría permanecido en la zona desde un milenio antes. Ahora, los investigadores buscan dar a conocer su hallazgo, "para que el progreso no dañe esos monumentos históricos -alerta Ranzi-. Posiblemente pueda desarrollarse en el área una industria turística sustentable, como en Nazca, basada en los sobrevuelos".
El paso siguiente será el trabajo de campo, excavar para identificar cocinas, cementerios o enterramientos. En el Amazonas, la humedad y el calor destruyen los restos orgánicos (textiles, cestos, objetos de madera y de cuero); por eso, para descifrar su contexto intervendrá un equipo multidisciplinario de expertos en paleoclima, paleobotánica, palinología (estudio del polen y las esporas), geografía y geomorfología.
¿No había selva cuando existía esa civilización? ¿O la talaron, como hicieron los mayas? ¿Cómo vivieron? "No sabemos quiénes fueron. Hasta ahora -confiesa Ranzi- hay más preguntas que respuestas".
Otras imágenes desde el aire
Conocidos como "las líneas de Nazca", los geoglifos de Nazca y Palma fueron descubiertos en 1926. Son 30 formas animales, vegetales y humanas, y más de 200 figuras geométricas, trazadas a 30 centímetros de profundidad. Fueron realizadas por la cultura Nazca (0-800 d.C.) en la pampa de Jumana (Perú), a 330 metros sobre el nivel del mar, una de las zonas más secas del mundo.
Se cree que formaron un paisaje ritual para propiciar la invocación del agua. Sin embargo, dieron lugar a hipótesis disparatadas, que incluyeron a visitantes extraterrestres.
clarin.com

martes, 12 de enero de 2010

El secreto del maquillaje egipcio

EUROPA PRESS
MADRID.- El llamativo y peculiar maquillaje de ojos que adorna los rostros llegados a nuestros días de la realeza del antiguo Egipto no sólo tenía un papel cosmético. Científicos franceses han descubierto que también era utilizado para prevenir o tratar enfermedades oculares ya que actuaba como desinfectante. Sus hallazgos se publican en el número de enero de la revista 'Analytical Chemistry'.
Los químicos Christian Amatore, Philippe Walter y sus colaboradores del Centro Nacional de Investigación Científica galo (CNRS) han demostrado que hace miles de años los antiguos egipcios usaban sustancias basadas en mineral de plomo como cosméticos, incluido un ingrediente del maquillaje negro para los ojos.
Algunos egipcios pensaban que este maquillaje jugaba una función mágica, en la que los antiguos dioses Horus y Ra protegían a quienes los lucían contra varias enfermedades, pero, hasta el momento, la ciencia no les había dado la razón.
En una investigación previa, los científicos analizaron 52 muestras de maquillaje del antiguo Egipto guardadas en el Museo del Louvre de Paris e identificaron cuatro sustancias diferentes basadas en plomo. Avanzando un paso más en la investigación, estos autores han demostrado ahora que esas sustancias disparaban la producción de óxido nítrico en un 240% en células de piel cultivadas.
Los científicos indican que el óxido nítrico es una agente señalizador clave en el cuerpo humano. Sus funciones incluyen el refuerzo del sistema inmune para luchar contra la enfermedad. Su papel podría ser importante para hacer frente a las infecciones oculares que, en áreas tropicales como la zona del Nilo, pueden ser un serio problema.
De esta forma, los egipcios antiguos podrían haber utilizado de forma deliberada esos cosméticos para ayudar a prevenir o tratar enfermedades de los ojos, según sugieren los investigadores, que explican que dos de los compuestos examinados no se producen de forma natural y tuvieron que ser sintetizados por los 'químicos' de la época.

elmundo.es

domingo, 20 de diciembre de 2009

A pesar de todo


Pablo Garcia Oliver / Vivir para contarlo
Todavía recuerdo cada paso que hicimos con Mora, mi mujer, ese 26 de diciembre del 2004. Eramos recién casados y ésa, nuestra luna de miel. Nunca me voy a olvidar del recorrido tranquilo, sin apuros, sin pensar en nada, disfrutando cada metro... como queriendo demorar nuestra llegada.
Después... recuerdos de imágenes incomprensibles, en cámara lenta; ruidos, gritos. Me acuerdo de la mirada de Mora como pidiéndome una explicación; me acuerdo de la sensación de inestabilidad, de mi esfuerzo por tratar de seguir en pie.
Estoy bajo el agua, nadando hacia la superficie, solo. No tengo ningún recuerdo de ese momento más que el de apuntar hacia la luz y salir. Arriba, sin saberlo, me esperaba Mora: salió al lado mío. En ese momento, no tuve tiempo ni de pensar qué habría pasado si ella no llegaba a la superficie. Lo pensé inmediatamente después y lo sigo pensando hoy.
Fue la primera vez que supe lo que era un tsunami. Nunca antes en mi vida había escuchado esa palabra.
Hoy tengo 39 años, soy arquitecto, estoy casado con Mora, también arquitecta. Mi hijo mayor se llama Jenaro y tiene 3 años. Esta mañana, cuando lo llevaba al jardín, le pregunté qué quería ser cuando fuera grande y me contestó "quiero hacer casas". Y también tenemos a Palomita, de un año y medio, que el otro día se tropezó con una maceta y se lastimó. Se me partía el corazón cuando veía sus ojitos llenos de lágrimas mientras le daban cuatro puntos. Me cuesta creer que todo lo que tengo hoy quizá me lo hubiese perdido y que seres extraordinarios como "mis enanos" no existirían. Antes sentía como obvio que yo "me tenía que salvar", y hasta me creía omnipotente... Hoy me muero de miedo cuando le dan cuatro puntos de sutura a mi hija y me siento chiquito e indefenso.
Vivimos en un país complicado, injusto y, sobre todo, impredecible. Mi trabajo sigue un poco ese orden; sin embargo, me levanto cada mañana con ganas de salir a trabajar, me encanta lo que hago. Me siento querido, acompañado y protegido por mis seres queridos.
¿El futuro? No sé, pero me gustaría que sea parecido a la primera frase de esta historia: un recorrido tranquilo, sin apuros, disfrutando cada metro y hasta queriendo demorar nuestra llegada.
Sofía Clutterbuck / Cocineritos
Tengo 28 años, soy cocinera y coordino un taller para chicos en Rojas, a 250 km de Capital Federal. Desde la infancia me gustaron los chicos y la cocina. Me recibí en el Colegio del Gato Dumas, hace 6 años. Estudiar no fue fácil: cuando les comuniqué a mis padres que estudiaría cocina (siguiendo los pasos de mi madre y de abuela), salimos en busca de un lugar donde realizar la carrera y tuvimos que encontrar cómo pagarla, porque no contábamos con los medios necesarios. Así, después de una larga espera, recibí media beca, y para poder completar los pagos enseguida empecé a trabajar. Fue una experiencia enriquecedora, porque me permitió ir nutriéndome de muchos conocimientos en la cocina.
En este tiempo he podido conocer mucha gente, viajar, vivir en el exterior. Después de un año largo en Chile decidí volver a la ciudad donde crecí y vive mi familia, una cuidad tranquila donde decidí armar este proyecto. Empecé por la salita de jardín donde asistía la hija de unos amigos. Pero tiempo después sentí que estaba invadiendo la casa de mis padres y entonces emprendí otra aventura: alquilé una casita antigua, un enorme galpón, que se volvió taller y vivienda a la vez. Ni sabía cómo haría para pagar el alquiler. Empecé con 4 nenas y hoy tengo 35 alumnos, de 3 a 18 años, y muchas ganas de seguir creciendo. Todos fuimos chicos y acá nos hacemos jugando. Saber cocinar, además, es parte de crecer sanos y fuertes. Esto es el taller de cocina: dar amor. Hemos podido hacer actividades extras, como visitas a instalaciones, viajes a lugares de aprendizaje (por ejemplo, aprender a sembrar), campamentos.
Como el taller es de abril a noviembre, en diciembre vuelvo al trabajo en gastronomía, para no perder el rumbo. Y este año, gracias a la energía de los chicos, puede darle camino a otro sueño: Si Mi Reina Sin Fin, una fábrica de pasteles, un proyecto de vida que me hace tener el horno al fuego vivo cuando todos duermen.
Pablo Arzani / Arte para todos
Hace más de 10 años que estoy con fuegos y sartenes por las cocinas de los hoteles 5 estrellas de Buenos Aires. Trabajé, estudié y siempre me esforcé por ser un buen cocinero. Pero desde mis ocho años de edad, cuando pisé el taller del artista Nicanor Polo y desde que tengo uso de razón quise ser artista plástico ("pintor" decía cuando me preguntaban qué quería ser cuando sea grande). Hoy estudio licenciatura en Artes Visuales en el Instituto Universitario de Artes mientras soy jefe de cocina del Club Ciudad de Bs. As.
Mi sueño es "democratizar el arte", hacerlo para todos y romper con el estigma de que es para algunos pocos. Sueño con ponerme un "supermercado del arte para todos", donde la señora del barrio entre, tome un carrito y pague en la caja dibujos originales de artistas jóvenes, cerámicas no seriadas, pinturas únicas a precios accesibles y, como dije, ¡para todos!
Sergio Eisen / Ecos del pop
Tuve la suerte de nacer a principios de los 60, una época explosiva, colorida y audaz. Mi cuarto estaba empapelado con pósters de Woodstock y de El submarino amarillo. Viví mi infancia sumergido en el arte pop. Yo tenía una línea de regalos para teenagers y un local de diseños dedicado al cine, al cómic y a la publicidad.
Pero llegó la apertura de la importación y, con ella, una invasión de muñecos de peluche. Mi emprendimiento quedó literalmente devastado. Ya estaba casado y era padre de dos hijos. Mi situación era desesperante.
Entonces, Mario Jorge Giesso, dueño de Pósters del Tiempo, me sugirió que hiciera remeras para los turistas, que él me las vendería. Y ahí surgió, más que una dificultad, todo un desafío: ¿cómo ilustrar motivos de tango con mis colores chirriantes del pop?, ¿cómo representar Buenos Aires dejando a un lado la trillada imagen del Obelisco? ¿Cómo plasmar nuestra fauna y nuestros dinosaurios siendo fiel a lo real y al mismo tiempo fantástico?
Para mí, una remera es un soporte tan legítimo como un lienzo para expresar el arte de un pintor. Mucha gente cree que sólo es arte lo que está pintado en óleo o lo que exhibe un museo.
Me pone contento que los turistas lleven a sus países un recuerdo de nuestra cultura en forma de jarro o de remera o de póster. Y con cada paso hay un nuevo desafío por resolver. Mi deseo, a futuro, es difundir más lo que hago y seguir sembrando sueños. Las concreciones vendrán por sí solas.
Los Piyus / Diarios de motocicleta (por Emilse Pizarro)
Los Piyus, un grupo de fanáticos de las motos que nació en 2001 de la mano de los hermanos Manuel y Bonifacio Lastra, Gerardo Serra y Roberto Livingston, dieron este año el primer paso en su proyecto más ambicioso. En julio pasado salieron desde Jujuy, recorrieron la Ruta de la Muerte (La Paz-Coroico) y la BR319 -que atraviesa el Amazonas- para llegar a Manaos (Brasil) y cerrar así lo que fue la primera etapa del sueño de dar la vuelta al mundo en moto.
De los casi 20 miembros del grupo, once se apuntaron para el gran viaje. A último momento, dos motociclistas franceses también quisieron ser de la partida y fueron hasta Jujuy para sumarse, pero el esfuerzo fue en vano ya que no podían salir del país con motos alquiladas en Argentina. Entonces, los once partieron para Aguas Blancas, en la frontera con Bolivia, secundados por la camioneta que los acompañó durante todo el periplo. Las letras se agolpan en el tipeo de aquellos internautas que creen que con ese detalle el viaje deja de ser aventura. Y están los seguidores, que consideran que hacerlo así, como lo hacen Los Piyus, es tan valedero como quien quiera dar la vuelta al Riachuelo en una galletita de agua. Si los medios están, ¿por qué no usarlos?, es la conclusión.
Manuel Lastra y Gastón Bordelois son como chicos que intentan hacer valer su voz en un sorteo de kermés. Hablan a la par y gesticulan apurados, apurados por contarlo absolutamente todo. Llegaron hace unos días, pero la adrenalina aún les cuelga de las pestañas. Manuel abre los ojos y dibuja en el aire la silueta de "una cobra: en medio de la ruta estaba ahí, mirándome". Gastón se perdió e hizo 25 kilómetros de vuelta de cornisa esperando ver a algún compañero. La cobra ya pasó a la historia porque Manuel cuenta que en Bolivia se percataron de que los caminos no los tenían registrados, "así que veníamos viajando a la antigua, siguiendo carteles y preguntando". Que en sólo 70 km bajaron de 4200 a 600 metros, "apunados, obvio". Las anécdotas del viaje son interminables y todas tienen un lugar común: la camaradería y que viajar en moto es infinitamente más enriquecedor que en cualquier otro medio de transporte.
Algunos trayectos fueron más rápidos que otros. Todo dependía de las roturas, las caídas, los ríos que había que cruzar y el estado de los caminos. "Llegamos a hacer 80 km en 8 horas", recuerda Roberto. Las vacas a la vera de la ruta 2 son, en la Transamazónica, caimanes de 1,5 metros. Además de los delfines de río, un circo en Rurrenavaque y las minas de plata en Potosí, también conocieron un criadero de anacondas. Claro que cuando se bañaron allí no lo sabían.
Salían a las 7 AM y andaban 10 horas por día. Así, llegaron a Manaos y el tacómetro marcó 4500 km recorridos. La próxima etapa, que ya tiene fecha (abril de 2010), los verá partiendo desde el último punto de esta fase con la meta puesta en San Cristóbal de las Casas, México. Serán, según sus cálculos, 6000 km aproximadamente. "La diferencia es que hay muchos más kilómetros de pavimento", dice Manuel. Si las condiciones acompañan, se aventurarán a llegar hasta el DF; si no, no importa. "Lo más importante es que la moto llegue y que estemos todos juntos", sintetiza Roberto.
Para saber más:
http://www.lospiyus.com.ar/http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1144954
Esteban Fretez / Marinero y gaucho
Nací a mediados del ´64 y me crié junto a mis ocho hermanos en un hogar muy humilde, donde el amor, el servicio, los valores morales y los trabajos del campo fueron la base de nuestra educación. La vida se encargó de darme una familia que transita el mismo camino.
Desde hace 18 años trabajo como marinero en un elegante club náutico de la zona norte en el cual pude contemplar la otra cara de la vida, donde los recursos económicos permiten atender y hasta no disimular problemáticas comunes a todos. Pero está la otra cara, la que necesita de nuestra ayuda y que me llevó a fundar la Asociación Civil El Cambio, una agrupación sin fines de lucro con la que junto a otros que apostaron a lo mismo realizamos una ardua tarea de ayuda solidaria, contención y prevención: estamos construyendo el edificio donde funcionarán gratuitamente salas de enseñanza de oficios, de Internet con veinte máquinas en red e impresoras, biblioteca central e itinerante, talleres de lectura y de atención primaria para hacer frente a adicciones, violencia familiar, desamparo en la tercera edad, ayuda alimentaria, ropa. Muchos se resistían a acercarse por vergüenza, timidez, descreimiento o quizá miedo y entonces surgió la creación de la FM El Cambio, vehículo que nos permite llegar a todos los hogares del partido de Exaltación de la Cruz.
Si sumamos recursos, manos y voluntad, llegaremos a cumplir el deseo de mejorar el bienestar de muchas familias, tratando de convertir vidas sin propósito en historias de vida con futuro como la mía, o -por lo menos- la historia de un marinero dispuesto a hacer gauchadas.
Celina Penovi / Abogada y escritora
No es fácil el "destierro", ni aun para quienes hemos materializado gran parte de nuestros sueños fuera del país. Hace 20 años que vivo en los Estados Unidos, mis hijos nacieron aquí y también es estadounidense mi marido, pero yo sigo extrañando cosas: el cafecito, los helados cremosos... Soy senior counsel, algo así como una abogada senior en el Banco Mundial, y vivo en Washington. Me recibí en la Argentina y revalidé mi título en los Estados Unidos. Pero desde hace un tiempo no me ocupo solamente de temas legales. Durante mucho tiempo me dediqué a buscar literatura bilingüe para chicos que fuera divertida y tuviera, a la vez, un buen nivel de inglés y de castellano. En general, me topé con libros que estaban escritos originalmente en inglés o en castellano y luego traducidos por terceros ajenos, algo que afecta la compatibilidad del lenguaje base y la transmisión de ideas que el autor pretende.
Además, noté que el nivel de vocabulario era bastante básico, cosa que no me pareció conducente para el enriquecimiento del lenguaje de los niños, quienes tienen una gran capacidad de aprender. Mi objetivo es estimular el enriquecimiento del vocabulario de los niños desde temprana edad. Con esto in mente, comencé a escribir cuentos con rima buscando de añadir palabras más "desafiantes" para el aprendizaje en ambos idiomas, sin dudar por un minuto de esa capacidad que los chicos poseen para absorber conocimiento.
La serie de los libros bilingües castellano/inglés incluye Scramble Breakfast ("Alboroto a la hora del desayuno"), The Clumsy Stork ("La cigüeña despistada") y una entretenida serie de adivinanzas: Guess it if you can! - School Time! ("¿Adivinarás, quizás? - ¡Hora de ir a la escuela!"). ¡Pueden verlos -y hasta hojearlos- en una página web diseñada especialmente para ello!
Para saber más:
http://www.kidspoemas.com/
Leonardo Criniti y Gabriela Arancibia / Ecologistas y gastrónomos
Tenemos dos proyectos. El primero, y con la idea de recomponer los bosques deforestados de la Argentina, queremos formar una sociedad sin fines de lucro donde podamos contar con la ayuda de la gente que quiera donar arbolitos pequeños para plantar, que luego se enviarían a cada provincia. Todos sabemos que los árboles son los pulmones del planeta y que se talan millones y millones a diario. Juntos podemos recomponerlos. Si cada persona dona uno, podríamos salvar por lo menos nuestra región y así, quizás, otros tomen nuestro ejemplo. De esta forma se recompondría el ecosistema y se podrían evitar sequías, inundaciones, aludes y enfermedades.
Nuestro segundo proyecto tiene que ver con el emprendimiento culinario que iniciamos este año, un año difícil para todos. Somos una familia de trabajo (él chef, ella decoradora artesanal de tortas) que con mucho empeño nos propusimos salir adelante. Para eso creamos Napoli Pizza Party y nos dedicamos al servicio de catering de pizzas a domicilio. Este año se presentaba como uno bravo y le ganamos por puntos. En 2010 pensamos que será por KO."
Pablo Atencio / Un planeta mejor
Mi proyecto es construir una casa para contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero, nuestro verdugo silencioso, por medio de la energía eólica (electrificación), la solar pasiva (reducción de electricidad y gas convencional para refrigerar o calentar los ambientes), la solar para electrificación y bombeo de agua, y economizando no sólo energía convencional, sino agua potable, dos recursos cada vez más caros y agotables.
La finalidad no sólo es demostrar que se puede tener confort habitacional (80% de humedad y 18°C) con casi nulo aporte de las energías convencionales, sino también que este tipo de viviendas son viables económicamente.
Este tipo de construcción es el puntapié para el desarrollo de ciudades policéntricas (Holanda es el país con este tipo de urbanización), contrario a las que tenemos hoy en día, monocéntricas, donde el uso racional de recursos de todo tipo sea algo incorporado en nuestras mentes.
Siempre echamos las culpas a los gobiernos, que en su mayoría las tienen, pero nosotros debemos desarrollar nuestro pensamiento crítico constructivo para poder ofrecer acciones correctoras. Cada vez somos más los que actuamos localmente para cambiar globalmente.
Andrea Gargiulo / A bailar la vida
Viví siempre en Buenos Aires. Tengo 49 años y hace 4 nos mudamos con mi familia a San Francisco, Córdoba, en busca de una vida más tranquila y segura.
Soy maestra jardinera y licenciada en Educación Inicial. Siempre tuve dos vidas profesionales "paralelas": la docencia (muchos años como maestra de sala, luego como directora de jardines) y el arte: cantar y bailar jazz.
Recién llegada, y por pedido de una amiga que quería hacer alguna actividad física que beneficiara su cuerpo y mente, y que a la vez la divirtiera (le aburría mucho hacer gimnasia), alquilé el salón de un gimnasio y organicé clases de danza jazz para mujeres de trenti... y cuarenti... Aquí existe el preconcepto de que sólo pueden bailar las niñas y jóvenes. Crear este espacio para las "chicas grandes" fue innovador, aunque no fácil de romper con el instalado miedo al "qué dirán".
Hoy baila conmigo un grupo de mujeres (¡sí!, son de trenti... cuarenti... y algunas de cincuenti...!) que aman expresarse a través del movimiento, que descubrieron que las posibilidades del cuerpo son infinitas y, fundamentalmente, que sienten que están cumpliendo a estas alturas de la vida (con hijos grandes, profesionalmente insertas y desarrolladas, con cuerpos normales y reales para sus edades, sin fotoshop) con una asignatura pendiente: bailar.
Mi gran proyecto es armar un cuerpo de baile de jazz con ellas para actuar en fiestas, eventos, etc., de tal manera de darle un significado al esfuerzo y la pasión que diariamente ponen en cada una de nuestras clases, aprovechando el gran entusiasmo, la alegría y el compromiso de estas mujeres que les hacen "pito catalán" a la edad, a los preconceptos y al "qué dirán".
Katia Blejer / Profeta en su tierra
Soy Katia Blejer Stalman y tengo 12 años. Toco el violín desde los cuatro. Provengo de una familia "muy musical". Mi tío abuelo fue un gran músico, Bernardo Stalman, además de un compositor muy talentoso y violinista integrante de la Sinfónica Nacional. Mi abuelo, Manolo Stalman, fue contrabajista de la misma agrupación.
Mi abuela, Lila Kayfu, fue cantante de orquestas de jazz, como Jazz Cotton Pickers y Varelita Norton. Mis padres también son músicos, y me acompañan con toda su dedicación desde mis primeros años de formación en el Conservatorio Nacional. Toqué en la AMIA y con otras orquestas. Obtuve una beca en Portugal con la que la Cancillería me envió como Embajadora Cultural, la única latina entre rusos, japoneses, americanos, que no sólo se sorprendieron, sino que escucharon, extasiados, a Bach y también a Piazzolla. Hace poco toqué con la conocida pianista Diana Schneider, en el Círculo Militar.
Espero que mi historia con futuro no sea como la de Julio Bocca o Paloma Herrera o Elena Roger, que tuvieron que irse del país para demostrar lo que valían. Yo quiero quedarme aquí y que lo mío no sea como dice el dicho: quiero ser profeta en mi tierra.
Laura Rama / Seres muy valiosos
Mi historia, ¿tendrá futuro? Que lo tenga depende de mi propia capacidad -la mía y la de tantas otras personas desveladas por la misma preocupación- de hacer oír la voz de quienes realmente no tienen voz. No la tienen porque no hablan, y no la tienen porque, a los ojos de muchos, son invisibles, descartables, lesser beings, como dicen en inglés, que significa algo así como "seres inferiores".
Nuestro trabajo es considerado "menor" por muchos; incluso personas allegadas muchas veces creen que lo nuestro es una excentricidad. Cuesta mucho que lo vean como un trabajo serio, con un componente social enorme. Es extremadamente difícil conseguir ayuda financiera, o cualquier otro tipo de ayuda, en realidad. Ni siquiera existen en el mundo grandes organizaciones que se ocupen de este tema. Hace apenas un par de cientos de años, a los leprosos y a los esclavos -por nombrar dos ejemplos humanos- se los veía y se los trataba exactamente igual que hoy a los animales domésticos. Hoy sabemos que estábamos terriblemente equivocados en aquel entonces. ¿Podrá ser que quienes consideran que los animales domésticos no merecen nuestra atención también estén equivocados ahora?
Mi sueño es un futuro en el que la decisión de incorporar a la familia un miembro "no humano" se evalúe con la misma seriedad que la incorporación de un miembro humano; un futuro en el que la vida de un animal -doméstico o no- sea tan valiosa, a la hora de decidir preservarla y mejorarla, como la vida de un ser humano. El primer microscópico paso de mi proyecto puede verse en:
http://www.viva-la-vida.com.ar/ . Esa es apenas la punta del iceberg. Ojalá.
Graciela Gregoroff / Cosecharás tu siembra
Soy semilla en el calendario maya, búfalo en horóscopo chino, aries en Occidente... Espíritu que me inspira a la siembra, trabajando y generando ideas.
Soy textil de vocación, elección, y adopción, siguiendo la línea y el amor que mi padre (técnico textil) gestó desde el año 1956, con sus viejos y fieles telares a lanzadera, creando 9 Textil... Pasando por los subes y bajas de la industria, y habiendo quedado 2 de esos 9, crecimos hasta tener una fábrica, sin duda soñada, para nosotros.
Pero llegó el 2001, durísimo, al que sobrevivimos sólo un año más. Luego, la tristeza de asumir que una etapa había concluido, y la enseñanza de mi padre de que siempre se puede comenzar de nuevo.
Y así, entendiendo que por mi sangre corren también hebras de hilos y lanas, aprendí a dominar el arte de tejer en telar manual, ejerciendo mi vocación de diseñadora, aunque de interiores, al mezclar texturas y colores, y crear en este 2009 mi empresa: Ser de Lana Almacén de Tejidos (
http://www.serdelana.com/ ). Admirando y respetando este arte ancestral, mi sueño es llevar fronteras afuera mis diseños para que la gente conozca una manera diferente y cálida de abrigarse.
Aún en la adversidad
Un estudio ya clásico realizado hace varios años en Honolulú demostró que el treinta por ciento de los jóvenes criados en condiciones donde las redes sociales son pobres y el acceso a la salud y a la educación está severamente limitado, logran llegar a ser adultos razonablemente felices, sanos y socialmente productivos, padres competentes de nuevas generaciones. Treinta por ciento no es poca gente. Los factores que llevan al setenta por ciento son obvios, pero lo que no es obvio es que no son determinantes. La adversidad por sí sola no predice necesariamente lo que va a ocurrir. Ese treinta por ciento nos obliga a pensar que hay una diferencia entre la adversidad o el infortunio y sus consecuencias. Esa diferencia está en lo que somos capaces de hacer, a pesar de eso y con eso.
Aun en la adversidad, nada está determinado completamente. Nuestra percepción de esa realidad, nuestro juicio sobre ella, contribuyen mucho a que la afrontemos de un modo u otro. En eso se juegan dos cosas: el sentimiento del momento y el resultado final.
Si cargo con mi mochila sin dejar que el peso me abrume y con la esperanza de poder llegar con ella adonde sea necesario, es mucho más probable que llegue. Eventualmente, hasta puedo encontrar en ella, en su peso, herramientas que me faciliten el camino mientras me hacen crecer.
Lejos del optimismo rosa, la terca determinación de buscar en la situación, en los otros o en sí mismo lo que es oportunidad o posibilidad es un instrumento que hay que cultivar. El ejemplo y la práctica nos ayudan a cultivar esa virtud: la disposición a encontrar lo que nos permite desarrollar esperanzas realistas.
Lic. Hugo Hirsh
Director del Centro Privado de Psicoterapias

viernes, 27 de noviembre de 2009

2000-2009:Los años nada


Poco después de ser inaugurado el milenio no era raro encontrarse por la calle carteles que anunciaban la más instantánea forma de remember en algún club de moda que, con toda probabilidad, cambiaría de nombre al menos tres veces por semana: "Vuelven los noventa". Los más carcamales de entre la comunidad peatonal podían formularse una pregunta que no dejaba de ser razonable: pero ¿es que acaso hubo en los noventa algo que recordar?, ¿algún tipo de identidad cultural o estética capaz de evocar una época con la fuerza de, pongamos, una patilla quinqui de los setenta o un cardado con mechas modelo Limahl de mediados de los ochenta? Dentro de muy poco nos toca cambiar de década ¿ya?, y los cerebros detrás de esa veloz maquinaria mercadotécnica al servicio de la nostalgia readymade se encontrarán con un problema adicional: la década que dejamos atrás no es que tenga un problema de estética y/o identidad..., lo que no tiene es ni nombre.
El artista y agitador cultural australiano David Art Wales propuso un bautismo ingenioso: the naughties, juego de palabras que conjuraba la fuerza paralizadora del cero, naught significa nada, con el utópico deseo de 10 años marcados por la subversión creativa y la innovación irreverente, naughties significa, también, traviesos. Resulta difícil, a pocos pasos de las campanadas, considerar que éstos han sido años traviesos. Lo de años cero o años nada quizá hubiese sido la opción bautismal más fiel a lo que ha sido esta realidad.
A la década no se le puede reprochar descuido en cuestiones de estructura narrativa, la cosa se abrió en clave de trauma (el 11-S) y se cierra con el advenimiento de un nuevo Mesías (Obama, una imagen de marca amable, y su Nobel de la Paz), pero lo que falló fue lo de en medio; es decir, la chicha, el contenido: sucumbiendo al simplismo, podría decirse que, entre la caída de las Torres Gemelas y la elevación del político estadounidense, los naughties fueron un buen puñado de vídeos de cucamonas y acrobacias de gatitos encantadores colgados en YouTube. ¿Algo más? He aquí un decálogo, sin pretensión exhaustiva, para orientarse en el desierto (o no) que dejamos atrás. Una chuleta para hacer memoria cuando vuelvan los... años nada.
1. SIN IDENTIDAD
"¿Quién soy?", se preguntaba Jason Bourne minutos antes de sacar la siguiente conclusión: "Ya no quiero saber quién soy". Creado por Robert Ludlum en 1980, esta máquina de matar atrapada en un nubarrón de olvido ha llegado a ser lo más parecido al gran héroe popular de la primera década del milenio, merced a la trilogía de películas que lo han reformulado como relevo de Bond para la era del vacío. Sintetiza el espíritu de su época, de la misma manera que 007 encarnó el sueño húmedo de la virilidad hipertecnificada y agresiva de los años Kennedy. Cuando Paul Greengrass se hizo cargo de la franquicia en El mito de Bourne (2004) y El ultimátum de Bourne (2007), la forma se convirtió en la mejor expresión del fondo: estética de teleobjetivo, hiperrealidad en tonos metálicos y, sobre todo, un concienzudo desecado de toda ironía y todo sentido lúdico.
2. SIN SENTIDO
Aunque su parroquia de fieles ha ido ajustando su número a las selectivas dimensiones del círculo de iniciados, la serie Perdidos ha sido el más claro intento de formular una gran mitología unificadora en esta década. Su estructura narrativa -entre la complejidad fractal y los juegos del posmodernismo literario-, sus estrategias de propagación vírica en el imaginario colectivo -alentando teorías e interpretaciones paranoicas- y su épica, fundamentada en la búsqueda de sentido por parte de un puñado de personajes sin brújula en el espacio-tiempo, han hecho de ella una perfecta metáfora multiuso para estados de perplejidad general. En Barcelona, el Bharma (calle Pere IV, 93), club temático sobre el mundo lost, se presenta como el último bar del universo donde seguirá estando bien visto hablar del tema tras el cambio de década y el fin de la serie.
3. SIN PROTECCIÓN
Según la periodista Patricia Godes, ésta "ha sido la década de la idiocracia: el incompetente, el necio y el drogado han accedido a puestos de responsabilidad y han podido tomar decisiones asesinas e ilógicas contra el medio ambiente, la sensatez, la decencia, el buen gusto y la misma supervivencia de la especie con toda impunidad. Una niña recién nacida puede ser bautizada con nombres como Seila sin que nadie diga nada". También han sido años clave en la transformación de los circuitos de distribución y consumo de la cultura. La industria musical ha sido la primera en mutar, pero el resto -el cine, los libros- aguarda turno. Una época de microfenómenos, modas efímeras, grupos forjados y quemados en MySpace y chorradas convertidas por YouTube y afines en fenómeno global: verbigracia, el fenómeno de los vídeos de surtidores elaborados con Happy Mentos y Coca-Cola.
4. SIN PUDOR
La imposibilidad de encontrar refugios en un clima de intemperie moral ha tenido como consecuencia (o daño colateral) la emergencia de un nuevo narcisismo que ha revelado su lado más o menos oscuro en la dictadura del Yo que se expande en las poéticas de Fotolog y algunos acantilados del ensimismamiento de la geografía bloguera. El pudor ha pasado a mejor vida y el lenguaje de la emoción ha ganado el pulso a la razón en una ofensiva marcada por el exceso de melaza. Tampoco hay que ser negativos: la impudicia contemporánea también ha cristalizado en excelentes tebeos autobiográficos (Persépolis, Metralla, María y yo, los diarios de Lewis Trodheim...), en dispares ejercicios de narración espectacular en primera (o primeras) persona?(s) (Monstruoso, Redacted, REC) y en una obra cumbre como Paranoid Park, de Gus Van Sant.
5. SIN DOGMAS
(NI TORRES DE MARFIL.)
"El director de cine ya no es esa figura bíblica que baja de la montaña cada cierto tiempo y entrega a los fieles su última obra para, acto seguido, volver a desaparecer en las cumbres", señala Nacho Vigalondo, director de Los cronocrímenes, una de las películas que ofrecen un nuevo paradigma de arte portátil, perfectamente equipado para sobrevivir en un nuevo contexto donde las viejas barreras entre creador y consumidor se han abolido. Casos como el de Vigalondo o, en el panorama internacional, J. J. Abrams (Perdidos, Misión imposible III, Star Trek XI) esbozan el perfil de un nuevo modelo de creador que tiene poco que ver con el arquetipo de artista encerrado en su burbuja particular. "Una figura como la de Abrams habría sido impensable hace unos años", añade Vigalondo, "alguien a quien reconoces como autor, aunque lo que haga sean series, remakes, secuelas... La frontera que separaba al autor del mercenario se rompe".
6. SIN PATRIARCADO
La ensayista y gurú de la mercadotecnia Faith Popcorn propuso que el nuevo milenio tendría que ser rebautizado como el EVEolennium, o, lo que es lo mismo, el milenio de Eva, la era en la que se desarticularía un patriarcado que ha ejercido su asfixia sobre el poder de lo femenino desde el mismo origen de la cultura occidental. Bajo esta luz, el éxito de El código Da Vinci ya no parece responder tan sólo a las gratificaciones de la literatura barata: el best seller de Dan Brown pinzó el nervio del presente y, de hecho, invita a pensar en surtidas variaciones de esa reivindicación de la diosa madre en la estructura profunda de un buen número de obras de ficción de esta década, desde Caótica Ana (Julio Medem, 2007) hasta Ágora (Alejandro Amenábar, 2009), pasando por Anticristo (Lars Von Trier, 2009) y la popularización de una heroína tan a la medida de los tiempos como Lisbeth Salander, coprotagonista de la trilogía Millennium, de Stieg Larsson.
7. SIN FUNDAMENTO
Toda década genera sus tópicos, ideas elementales que calan en la colectividad y son repetidas como un mantra bajo la esperanza de que algo cuaje en certidumbre. En los años nada han hecho fortuna frases del tipo: "El mejor cine está en televisión", "La novela negra vuelve a molar (especialmente, si es nórdica)", "Los superhéroes son más humanos que nunca" o "Los videojuegos se colocan a la cabeza de la industria del ocio". No hay mejor antídoto que acorazarse frente al alud de ideas recibidas con una muralla de desconfianza y sentido común, aunque en la base del tópico siempre suele apuntar el hocico de una verdad. También existe la opción de recurrir a argumentos para rebatir estos neodogmas: sin ir más lejos, la edición en Criterion de la caja de DVD The golden age of television demuestra que la edad de oro de la mal llamada caja tonta ya tuvo lugar... ¡¡en los años cincuenta!!
8. SIN ALEGRÍA
Probablemente, uno podría contar con los dedos de una sola mano (o con los dedos de media mano) las risas que estallan en las circunspectas bocas de los personajes de las sagas Crepúsculo o Harry Potter. Los naughties no han sido años de cachondeo, ni siquiera de discreta mofa o educada befa: la gravedad ha sido el único valor capaz de cotizar en Bolsa mientras todo se desmoronaba alrededor. Otro fenómeno sintomático: la lectura de Batman propuesta por Christopher Nolan, Batman begins (2005) y El caballero oscuro (2008), es el perfecto negativo de esa serie de los sesenta que usaba la onomatopeya como chispeante efecto de posproducción pop y sepultaba de ridículo al Hombre Murciélago y a su escudero en minishorts. "Ha habido una obsesión por humanizarlo todo, mientras, paradójicamente, asistíamos al fracaso de la identidad", diagnostica el cineasta Nacho Vigalondo.
9. SIN CRITERIO
La escena musical ofrece una buena imagen a escala de lo que, en términos generales, ha dado de sí la cultura de la década: una escena del crimen en cuyo centro figura el cadáver de la exigencia. Según Kiko Amat, autor de la novela Rompepistas, "si miramos al mainstream, ha habido un empeoramiento abismal desde los noventa. Sólo hace falta ver las portadas de las revistas inglesas. Todos los grupos que se postulan como gran esperanza del pop blanco (desde los Strokes hasta Arctic Monkeys, The Hold Steady o Fleet Foxes) en los años sesenta, setenta y ochenta hubieran sido de tercera fila: son derivativos, copias hechas con una cuarta parte del talento del original, y sobreamplificadas por los medios de una manera inaudita hasta ahora. Esta década nunca dio sus equivalentes a Specials, The Jam o Who".
10. SIN MADUREZ
En los naughties ha habido muchas bajas prematuras y dolorosas (desde Sergio Algora hasta Francisco Casavella, pasando por David Foster Wallace y Antonio Vega... y mejor dejar de contar, para no ponernos lúgubres), pero el nada codiciable trono de mártir de la época lo ocupa, sobre las nubes que cubren Neverland, Michael Jackson, icono de una era de la inmadurez que ha dado paso a otra cosa: Hannah Montana, los Jonas Brothers, Demi Lovato y toda suerte de ídolos de síntesis que parecen reivindicar el equilibrio entre la artificiosidad máxima y el espejismo de autenticidad. Pasará un tiempo prudencial antes de que se reconozca a Hannah Montana, la película como forja de un arquetipo futuro: encerrarse con un solo juguete (o con toda una colección de ellos) en un parque temático es el pasado; el futuro es saber compaginar sin problemas el maquillaje cegador y el ordeñado de vacas.

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