El “sexto sentido” es un modo de percepción visual, distinto de la vista, capaz de anticipar acontecimientos inminentes y que puede ser desarrollado con un entrenamiento adecuado, incluso los científicos lo han comporbado. Lo que aún se desconoce es por qué algunas personas desarrollan esta capacidad y otras no.
Existe en nuestro organismo un sistema de alerta colindante con la conciencia ordinaria, al que, no prestamos atención, ya que no lo tenemos reconocido como una forma complementaria de la visión ordinaria. Pero, si nos concentráramos en tratar de desarrollarlo y aprovecharlo, podríamos prevenir situaciones peligrosas.
Para aprender a leer las señales que nos brinda el sexto sentido, tenemos que tener en cuenta que la mente nos habla de diferentes formas a través de los sueños, cuyo valioso aporte no deberíamos ignorar, en la meditación y en los sueños concientes, en los presentimientos, intuiciones, palpitaciones, ideas espontáneas, sensaciones corporales y otros síntomas.
Para comenzar con ésto, hay que partir de la base de que el sexto sentido se vale de los otros cinco sentidos ordinarios, pero no desde la razón, sino desde el inconsciente. Por ello, estas señales son experiencia viscerales intuitivas. Por ejemplo, desde el cuerpo, el melestar general; sensación de incomodidad o angustia que provoca un lugar determinado, una persona o simplemente un momento de día. Los cambios de temperatura corporal, como frío o calor, acompañados de emocines contradictorias. Las palpitaciones, dolor de cabeza, inquietud, ansiedad ó cosquilleos en los dedos. Además se pueden dar síntomas por medio del entorno en que uno se encuentra, ya sea por el bullicio perturbador, los silencios inquietantes, nubarrones, visita inesperada de pájaros o insectos, animales domésticos inquietos, cambios climáticos bruscos, tormentas eléctricas, ráfagas de olor desagradable o perfumes inesperados, visibilidad turbia, humo. Sentir que algo o alguien nos ha rozado ligeramente o ha pasado cerca nuestro.
Todos dirán que estas descripciones son tan comunes, que si alguien las interpretara como advertencia de riesgo viviría en permanente alerta. Justamente allí reside la capacidad intuitiva, en poder distinguir lo ordinario de lo significativo. El primer paso entonces, es notar que ahí hubo una señal. El segundo será detenerse en ella, recrearla e intentar identificar su fuente y significado.
Es importante al juzgar un presentimiento, que éste debe ser repentino, como si nos apareciera por sorpresa y lo suficientemente intenso como para perturbar nuestra tranquilidad y sacarnos el pensamiento rutinario.
taringa.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario