Estados Unidos pondrá fin este martes a una historia que comenzó hace casi 50 años al desmantelar su última bomba nuclear de gran potencia, un artefacto 600 veces más poderoso que el lanzado sobre Hiroshima (Japón) en 1945.
"La B-53 fue un arma desarrollada en otro tiempo, para un mundo diferente. El mundo será más seguro con su desaparición", expresó en un comunicado el director de la Administración Nacional de Seguridad Nacional de EEUU, Thomas D'Agostino.
Creada en el culmen de las tensiones de la Guerra Fría, en 1962, la bomba B-53 que este se desmontará en Texas es el arma más poderosa que posee Estados Unidos, informa el diario 'Texas Star-Telegram'.
Sus más de 4,5 toneladas de peso descansaban en la única planta de ensamblaje de armas nucleares del país, cerca de la localidad de Amarillo, a la espera de su turno en un programa de desmantelamiento que comenzó en los años 80.
Para el funcionario de mayor rango en esa planta de armas nucleares, Steve Erhart, despiezar la última B-53 es poner fin a "una gran parte del plan estratégico estadounidense en la Guerra Fría".
"Su desmantelamiento es un punto clave en la historia", dijo al diario, al destacar que "significa borrar de la faz de la Tierra una gran cantidad de poder destructivo".
Las B-53 se diseñaron para ser lanzadas desde bombarderos B-52 e impactar en su objetivo incluso si se encontraba en un búnker, al enviar ondas de energía similares a las de un terremoto a través del subsuelo, destruyendo todo lo que encontraba a su paso.
600 veces mayor que la de Hiroshima
Con unos 135 kilogramos de explosivos situados alrededor de su núcleo de uranio, la bomba tenía un potencial de 9 megatoneladas de TNT, unas seiscientas veces mayor que la detonada sobre Hiroshima donde causó la muerte directa e indirecta de 275.230 personas.
Desmontar un artefacto tan antiguo y de un tamaño similar al de un automóvil familiar "ha presentado muchos retos", reconoció Erhart, cuyo equipo tuvo que "crear nuevas soluciones para lidiar de forma segura con una bomba de esas dimensiones".
El desmantelamiento de la última B-53 se produce un año antes de lo previsto, según el Departamento de Energía, en respuesta a las instrucciones del presidente de EEUU, Barack Obama, de acelerar el proceso de liquidación de las armas nucleares.
En total, las plantas nucleares estadounidenses crearon alrededor de medio centenar de B-53, y las últimas de ellas fueron retiradas del arsenal activo del país en 1997.
Una vez que se desmantele el más antiguo de esos artefactos nucleares, el personal de la planta de Pantex deberá ser capacitado para trabajar en otras armas que Estados Unidos pueda necesitar.
elmundo.es
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