domingo, 25 de septiembre de 2011

Wachiturros: la nueva tribu urbana que marca el ritmo y el lenguaje de los jóvenes

FENOMENO DE MASAS. ZIMON EN PLENA PERFORMANCE. ALREDEDOR, DECENAS DE MILES DE FANATICOS ADOLESCENTES QUE COPIAN SUS PASOS Y SUS GESTOS.
Los rayos de sol entran por la ventana de la combi blanca y caen sobre los ojos color caramelo de Zimón Samuel Gaete, el chico que, con 14 años, lidera una banda de cumbia cuya masividad trascendió la música para convertirse en una nueva tribu urbana: los Wachiturros. Como un Justin Bieber del conurbano, Zimón genera lo mismo que el astro estadounidense: fiebre adolescente .
“Es una combinación entre los emos y los floggers y mezclan el reggaetón con la cumbia. Es una nueva forma de bailar y vestirse y podrían definirse como los cumbieros chetos de los barrios”, dice a Clarín Sebastián Liyo, asesor del grupo. El nombre es una conjunción de significados: por un lado wachi, que en la jerga de la calle quiere decir “pibe” o “guachín”, y turro, que significa que tienen levante y que alguien es fashion.
La estética del grupo es lo que define la cultura wachiturra. Hace unos meses, Zimón subió al escenario con una camisa ajustada al cuerpo; enseguida, miles de chicos adoptaron esa vestimenta. Lo mismo pasó con su corte de pelo: su cresta teñida de rubio se trepó a sus seguidores. “Nunca me la creí ni me la creo. Nos divertimos haciendo esto. Somos pibes que la pasamos bien. Todos somos de Isidro Casannova y amigos desde chicos. Dejé el colegio porque no tengo tiempo para nada, tengo que aprovechar este momento, ahorrar plata y saber administrarla”, dice a Clarín Zimón, mientras saca su cabeza por la ventanilla de la combi que acelera por el centro de Morón. A su lado, Alejandro, uno de los bailarines del grupo, asegura que sueña con los hits. Tiene tan incorporado el baile “que ya es como lavarse la cara”.
Los Wachiturros son doce en total. De ellos, tres bailan el paso de moda, un movimiento espasmódico y simpático. El furor que provocan entre los adolescentes provocó que les brotaran imitadores por todos lados. En este momento hay siete bandas que hacen lo mismo y que llevan el mismo nombre. De todos ellos, claro, Zimón descolla, por su carisma. “Me hace acordar a Rodrigo, que cuando se teñía de azul después todos iban a teñirse de azul”, dice la Tota Santillán, promotor de la movida tropical.
El paso de moda es invento de Zimón: un día estaba en su casa escuchando Michael Jackson y se le ocurrió empezar a bailar y ahí surgió. El grupo no para. De jueves a domingos hace 70 shows. “Ya no puedo caminar por el barrio, las chicas si me ven se me tiran encima”, dice Zimón.
El miércoles pasado, por el día de la primavera, la banda tocó en diez lugares del conurbano. A las 7 de la tarde, más de 70 mil personas cantaron en José C Paz el pegadizo hit “esta noche los cumbieros, levanten los brazos los wachiturros tiren pasos”.
Cuando el show termina, los chicos se zambullen en la combi que los saca del predio. La histeria se desata. Cientos de manos pequeñas golpean las ventanas: sus fans apoyan su nariz junto al vidrio para poder verlos. La camioneta se mueve como si fuese de papel.
Con sólo 14 años, Zimón es perseguido –y deseado– como una mega estrella. Antes de agarrar el micrófono, relaja sus brazos, se hace la señal de la cruz, mira al cielo y murmura en silencio. Es su ceremonia. Después salta como un tigre al escenario. Cuando termina, 10 hombres anchos abrazan al chico de un metro y medio y lo protegen de los manotazos de las chicas que sólo querían besarlo.
clarin.com

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