Forma de expresión, marca de liberación o una manera de apropiarse del propio cuerpo; los tatuajes son un arte antiguo que se ha convertido en un nuevo fenómeno sociocultural. Pero a medida que crece su popularidad, en especial entre los jóvenes, también aumenta la preocupación sobre sus riesgos. Algunos, como la posibilidad de contagio de enfermedades infecciosas (VIH o hepatitis) debido a agujas sin esterilizar son conocidos. En cambio otros, como la seguridad de las tintas y pigmentos que se utilizan para realizar un tatuaje no están bien claros. Es por eso que la Food and Drug Administration (FDA), la agencia gubernamental de los EE.UU. que regula alimentos, medicamentos y cosméticos, comenzó una investigación para determinar los efectos a corto y largo plazo de estas tintas en el organismo.
Es que tatuarse implica el ingreso de diferentes pigmentos debajo de la piel y estas sustancias actualmente no están reguladas por ningún organismo sanitario (ni en EE.UU. ni en la Argentina). La preocupación radica en que pruebas de laboratorio demostraron que muchas de las tintas usadas contienen químicos tóxicos (ftalatos, metales pesados e hidrocarburos), que son potencialmente cancerígenos. Aunque en la literatura científica se reportaron pocos casos de tumores malignos debido a los tatuajes, la FDA admite que hacen falta más investigaciones.
“No existen estudios sistemáticos sobre la seguridad de los pigmentos de los tatuajes. Por eso, estamos tratando de responder algunas preguntas fundamentales, como cuál es la composición química de las tintas, cómo se metabolizan en el organismo y si son peligrosas para la salud”, explicó Paul Howard, del Centro Nacional de Investigaciones Toxicológicas (NCTR), de EE.UU., en la apertura del foro de debate sobre el tema entre especialistas y personal de la industria.
Un estudio del Instituto Superior de Sanidad de Italia analizó 56 pigmentos de cuatro empresas diferentes usados en la actualidad para realizar tatuajes. Los científicos encontraron variables concentraciones de metales tóxicos, como cadmio, cromo y níquel.
Además, hallaron benzopireno, un hidrocarburo policíclico aromático potencialmente carcinogénico.
¿Puede este u otros químicos incrementar el riesgo de cáncer en personas tatuadas? “Se sabe que ciertas tintas o colorantes derivados del benceno pueden actuar como agentes promotores del cáncer; esto quiere decir que si una persona expuesta a esa sustancia accede a otra, llamada inductora, podría desarrollar cáncer. Pero los casos de tumores en tatuajes son infrecuentes”, le dijo a PERFIL Fernando Stengel, jefe del Servicio de Dermatología del Cemic.
Otro motivo de preocupación tiene que ver con qué sucede en la interacción entre los pigmentos y la luz pulsada intensa o el láser que se utiliza para remover los tatuajes. “Queremos saber qué pasa con la tinta. Adónde va una vez que se desnaturaliza”, explicó Howard. Investigadores del NCTR están explorando diferentes posibilidades: la primera es que las células del cuerpo asimilan y destruyen las tintas; la segunda es que el pigmento se disgrega en diferentes componentes que se dispersan por el organismo. En este sentido, un estudio mostró que algunos pigmentos migran desde el lugar del tatuaje hasta los ganglios linfáticos. Si esta migración tiene consecuencias para la salud, todavía se desconoce.
Problemas. Además de los riesgos a largo plazo de las tintas que se utilizan para hacer tatuajes, también preocupan las complicaciones a corto plazo. Las más frecuentes son las alergias. “El pigmento que suele provocar más reacciones es el de color rojo (sales de mercurio) porque es el más fuerte”, aseguró Stengel. Otros problemas son los granulomas (lesiones en la piel) alrededor del tatuaje e infecciones locales o sistémicas, por lo general asociadas a la falta de higiene.
Problemas. Además de los riesgos a largo plazo de las tintas que se utilizan para hacer tatuajes, también preocupan las complicaciones a corto plazo. Las más frecuentes son las alergias. “El pigmento que suele provocar más reacciones es el de color rojo (sales de mercurio) porque es el más fuerte”, aseguró Stengel. Otros problemas son los granulomas (lesiones en la piel) alrededor del tatuaje e infecciones locales o sistémicas, por lo general asociadas a la falta de higiene.
Mariano Antonio, dueño de American Tattoo y quien realizó tatuajes a varios famosos, reconoce que la gran mayoría de las tintas que están en el mercado no especifican cuál es su contenido. “Yo, hace veinte años que utilizo la misma marca y nunca tuve ningún problema”, dijo. Y contó que hoy la principal complicación son los clientes que se arrepienten de haberse tatuado (ver recuadro). En ese sentido, ahora la FDA suma otra razón para pensar dos veces antes de decidir marcarse la piel.
El drama de arrepentirse.
El 50% de las personas que se realizan un tatuaje se arrepienten y luego quieren borrarlo. “El rechazo puede estar asociado a diferentes situaciones. Que no quedó como esperaba, que estaba ligado a un vínculo amoroso que se rompió, que era un emblema de identificación de pertenencia a determinado grupo y que, al no pertenecer más, contrasta con la nueva identidad”, explicó la psicóloga Patricia Saks, quien durante dos años realizó una extensa investigación sobre personas que deseaban borrar sus dibujos de la piel. “En todos los casos, surgen angustia y vergüenza; las personas dejan de usar determinadas prendas para no mostrar el tatuaje, se realizan un sobretatuaje o, en las situaciones más extremas, tratan de borrase el dibujo utilizando sustancias abrasivas que dañan la piel”, manifestó Saks.
Para el dermatólogo Fernando Stengel, es muy importante pensarlo bien antes de decidir realizarse un tatuaje, analizar qué dibujo o frase se va a querer, el tamaño y en qué lugar del cuerpo se ubicará. Es que, aunque existen técnicas para quitarlos (como el rayo láser) no todos pueden removerse por completo; va a depender del color y la ubicación. “Hay que hablar sobre la problemática del destatuaje, que los adolescentes sepan las complicaciones posteriores. Como el tatuaje está tan fomentado, socialmente se lo banaliza y trivializa, se lo pone al mismo nivel que teñirse el pelo o hacerse un piercing. Pero el tatuaje es mucho más difícil de sacar y esa problemática no está transmitida”, dijo Saks.
El 50% de las personas que se realizan un tatuaje se arrepienten y luego quieren borrarlo. “El rechazo puede estar asociado a diferentes situaciones. Que no quedó como esperaba, que estaba ligado a un vínculo amoroso que se rompió, que era un emblema de identificación de pertenencia a determinado grupo y que, al no pertenecer más, contrasta con la nueva identidad”, explicó la psicóloga Patricia Saks, quien durante dos años realizó una extensa investigación sobre personas que deseaban borrar sus dibujos de la piel. “En todos los casos, surgen angustia y vergüenza; las personas dejan de usar determinadas prendas para no mostrar el tatuaje, se realizan un sobretatuaje o, en las situaciones más extremas, tratan de borrase el dibujo utilizando sustancias abrasivas que dañan la piel”, manifestó Saks.
Para el dermatólogo Fernando Stengel, es muy importante pensarlo bien antes de decidir realizarse un tatuaje, analizar qué dibujo o frase se va a querer, el tamaño y en qué lugar del cuerpo se ubicará. Es que, aunque existen técnicas para quitarlos (como el rayo láser) no todos pueden removerse por completo; va a depender del color y la ubicación. “Hay que hablar sobre la problemática del destatuaje, que los adolescentes sepan las complicaciones posteriores. Como el tatuaje está tan fomentado, socialmente se lo banaliza y trivializa, se lo pone al mismo nivel que teñirse el pelo o hacerse un piercing. Pero el tatuaje es mucho más difícil de sacar y esa problemática no está transmitida”, dijo Saks.
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