Por Juan Yesnik
RevistaOHLALA.com
Con la llegada de la primavera ("primer verano"), la luminosidad, la temperatura, los cuerpos con menos ropas o con prendas más livianas, los colores plenos y energizantes, etc. suelen alinearse para ofrecer una serie de estímulos sensoriales que promueven el bienestar e incentivan el deseo.
En esta transición temporal, donde van quedando atrás el frío y los días más cortos y oscuros, el cuerpo experimenta una serie de cambios hormonales que erotizan a cualquiera; aunque no a todos por igual (ya veremos por qué).
Asociada con la estación del amor, solemos sentirnos como cuando éramos más jóvenes o adolescentes. Es más, nuestra memoria emotiva suele acariciarnos todos los sentidos con sensaciones, olores y un aire más puro y de suave fragancia.
Es que aumenta la producción de hormonas ( entre otras, las feromonas y también la melatonina), determinantes de la actividad sexual y de la "fotosíntesis". Sin embargo, cada cuerpo vive, además, un "clima" personal, acorde a sus posibilidades y/o situaciones o preocupaciones del contexto y del momento.
He aquí uno de los motivos por los cuales cada primavera no nos "pega" a todos por igual.
Si bien está asociada al amor y a las "oportunidades", muchos creen que a partir de septiembre (depende del lugar del planeta en el que estés), todo está garantizado para el encuentro del pretendiente o el apareo más fogoso del año (aunque todavía tenemos la ilusión del verano, pero nuestra cabeza lo computa como que será una conquista del año por comenzar).
Lo cierto es que no podemos dejar todo librado al efecto "mágico" que se le adjudica a la estación de las flores. Es erróneo creer que la primavera reducirá los niveles de estrés y ansiedad y que se harán efectivos los encuentros sexuales deseados e inolvidables.
La primavera nos genera un campo propicio, pero somos nosotros quienes tenemos que deshojar las flores, las sábanas y demás y conseguir un "quiero o quiero mucho" (en lugar de un "poquito o nada").
Es bueno saberlo. Así como se nos despierta las ganas de cuidar el cuerpo (con alimentación más sana, caminatas y gimnasio), por vernos bien y gustarle también a los otros, tenemos que dejar de poner en el "afuera" y en los otros esa energía que necesitamos darle a lo importante, a lo placentero y saludable.
Aprovechá esta primavera para "darte cuenta". Recordá las primaveras de la adolescencia, así como tantas otras pasadas, pero salí a vivir "esta primavera" (hoy, aquí y ahora) como si fuera la primera.
¿Cómo te pega a vos la primavera?
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Con la llegada de la primavera ("primer verano"), la luminosidad, la temperatura, los cuerpos con menos ropas o con prendas más livianas, los colores plenos y energizantes, etc. suelen alinearse para ofrecer una serie de estímulos sensoriales que promueven el bienestar e incentivan el deseo.
En esta transición temporal, donde van quedando atrás el frío y los días más cortos y oscuros, el cuerpo experimenta una serie de cambios hormonales que erotizan a cualquiera; aunque no a todos por igual (ya veremos por qué).
Asociada con la estación del amor, solemos sentirnos como cuando éramos más jóvenes o adolescentes. Es más, nuestra memoria emotiva suele acariciarnos todos los sentidos con sensaciones, olores y un aire más puro y de suave fragancia.
Es que aumenta la producción de hormonas ( entre otras, las feromonas y también la melatonina), determinantes de la actividad sexual y de la "fotosíntesis". Sin embargo, cada cuerpo vive, además, un "clima" personal, acorde a sus posibilidades y/o situaciones o preocupaciones del contexto y del momento.
He aquí uno de los motivos por los cuales cada primavera no nos "pega" a todos por igual.
Si bien está asociada al amor y a las "oportunidades", muchos creen que a partir de septiembre (depende del lugar del planeta en el que estés), todo está garantizado para el encuentro del pretendiente o el apareo más fogoso del año (aunque todavía tenemos la ilusión del verano, pero nuestra cabeza lo computa como que será una conquista del año por comenzar).
Lo cierto es que no podemos dejar todo librado al efecto "mágico" que se le adjudica a la estación de las flores. Es erróneo creer que la primavera reducirá los niveles de estrés y ansiedad y que se harán efectivos los encuentros sexuales deseados e inolvidables.
La primavera nos genera un campo propicio, pero somos nosotros quienes tenemos que deshojar las flores, las sábanas y demás y conseguir un "quiero o quiero mucho" (en lugar de un "poquito o nada").
Es bueno saberlo. Así como se nos despierta las ganas de cuidar el cuerpo (con alimentación más sana, caminatas y gimnasio), por vernos bien y gustarle también a los otros, tenemos que dejar de poner en el "afuera" y en los otros esa energía que necesitamos darle a lo importante, a lo placentero y saludable.
Aprovechá esta primavera para "darte cuenta". Recordá las primaveras de la adolescencia, así como tantas otras pasadas, pero salí a vivir "esta primavera" (hoy, aquí y ahora) como si fuera la primera.
¿Cómo te pega a vos la primavera?
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