PATRICIA MATEY
MADRID.- Una lluvia de ideas ha caído sobre el aula Laín Entralgo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Complutense de Madrid. Allí, Teresa, María, Javier, Rosario, Laura..., como el resto de jóvenes investigadores españoles asistentes al primer 'Laboratorio de ideas' que pone en marcha el Centro de Investigación Biomédica en Red en el área de Salud Mental (CIBERSAM), han podido conocer y discutir los trabajos que tienen actualmente entre manos cada uno de ellos.
Juan Carlos Leza, director del grupo 12 del CIBERSAM en la Universidad Complutense de Madrid, que junto con Rafael Tabares, de la Universidad de Valencia, ha coordinado este encuentro, recuerda a ELMUNDO.es cómo surgió esta iniciativa. "Es un intento de aprovechar el talento y el empuje de los miembros senior de la Red. Son nuestros investigadores del futuro y nos pareció interesante que todos ellos conozcan las actividades que se están llevando a cabo en otros puntos de la geografía española".
La tarea científica es una cadena, uno de cuyos principales eslabones son los jóvenes doctores que se incorporan con empuje al planteamiento de proyectos y a la formación de profesionales más jóvenes. Desde su tarea asistencial o desde el laboratorio, en hospitales o centros de investigación, hacen de nexo entre los que inician su tarea y los que coordinan los equipos o establecen las prioridades.
Sorprendido por el gran interés que ha despertado este primer encuentro ("no imaginábamos que fuéramos a recibir tantas propuestas"), se muestra también satisfecho porque "en la convocatoria también han tenido cabida grupos de otras redes, como de la Red de Investigación en Salud Materno-Infantil y del Desarrollo (SAMID), la Red Temática de Investigación Cooperativa en Biomedicina Computacional (retic COMBIOMED) o la Red de Trastornos Adictivos (RTA), entre otras".
De las 50 ideas presentadas, han sido finalmente 15 las han sido seleccionadas para ser expuestas y discutidas durante los dos días que ha durado el 'Laboratorio de ideas'. El resto, se han dado a conocer en formato reducido tipo póster. "Lo más importante es que la decisión de qué propuestas iban a ser expuestas se ha tomado entre todos los participantes", comenta Juan Carlos Leza.
María Mayoral, junto con Margarita García, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, han sido elegidas por su proyecto 'Estudio del neurodesarrollo en población sana'. "Llevamos años trabajando con pacientes adolescentes con psicosis a los que hacemos seguimiento con técnicas de imagen y a los que comparamos con personas sanas. Pensamos que sería interesante 'ver', mediante dichas técnicas, la función cognitiva de personas sanas desde que tienen 15 años hasta los 60 y cómo ésta guarda una correlación con el mapa cerebral".
Conocer a los junior
Esta joven investigadora, que presentó su tesis doctoral en 2000, reconoce que su proyecto ha sido bien acogido, aunque todos "han coincidido que es muy ambicioso. Se han alzado manos sugiriendo que se aprovechen las bases de datos ya existentes en otros CIBER".
Tanto a ella como a Teresa Moreno, del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (cuyo trabajo presentado ha sido 'Cannabis y psicosis: influencia de la de inicio en el consumo de cannabis'), defiende que este primer encuentro "es una oportunidad única para conocer de primera mano qué están haciendo otros investigadores. Además, normalmente, conoces al director principal de las investigaciones, pero detrás de ellos hay mucha otra gente que está haciendo cosas muy interesantes", declara Teresa Moreno.
Una de las ideas que más expectación ha causado ha sido la presentada por Laura Pérez, del departamento de Neurociencias de la Universidad de Cádiz, Rosario Pérez y Javier de Diego, ambos del departamento de Psiquiatría del Hospital de Sant Pau (Barcelona). El título: 'Estudio del mecanismo de acción antidepresivo de la Estimulación Cerebral Profunda'. Este tratamiento se basa en el empleo de un dispositivo médico implantado quirúrgicamente que opera por una batería llamado neuroestimulador (similar a un marcapasos cardiaco y aproximadamente del tamaño de un cronómetro) que envía estimulación eléctrica a áreas específicas del cerebro.
"Se trata de una técnica muy novedosa que surge a raíz de los trabajos llevados a cabo en enfermos de Parkinson. Los datos revelaron que mejoraban mucho su estado de ánimo. La hemos llevado a cabo en pacientes con una larga evolución de la enfermedad, que no responden a las terapias convencionales. Es decir, con un 20% de los afectados, que representan el 80% del gasto sanitario en depresión, además del elevado coste en sufrimiento para ellos y sus familiares", comenta Javier de Diego.
Hasta ahora, en el ensayo "han participado ocho enfermos y los resultados, sinceramente, son espectaculares. Hemos logrado cambiar el curso de la enfermedad en estos pacientes", insiste Laura y Rosario.
Debido al éxito y al interés de esta iniciativa, todos los asistentes y los organizadores esperan que éste sea el inicio de una serie de encuentros anuales que conviertan en tradición el 'Laboratorio de ideas en salud mental'.
La década de las enfermedades mentales
PATRICIA MATEY
MADRID.- Pocos psiquiatras ponen en duda que los próximos diez años configurarán la década de las enfermedades psiquiátricas. No se trata de la llegada de una epidemia, a pesar de que los trastornos mentales tienen una elevada prevalencia, ni tampoco del surgimiento de nuevos trastornos mentales. Se trata, al parecer, de que los hallazgos científicos de los últimos años, que vienen de la mano de la genética y la neurociencia, van a transformar el conocimiento actual de las enfermedades psiquiátricas.
Thomas Insel y Philips Wang, de los Institutos de Salud Mental de Estados Unidos, son los defensores de esta idea que recoge el último 'Journal of American Medical Association' (JAMA). Junto a su opinión, y en la misma edición de la revista, se publican cuatro comentarios que coinciden en apuntar que ha llegado el momento de volver a evaluar los trastornos mentales, sus causas y sus posibles tratamientos.
De hecho, la publicación de la Asociación Médica Americana dedica todo el número a la salud mental, porque "nuestro objetivo es servir de ayuda para que los médicos, las autoridades sanitarias, los pacientes, las familias y las comunidades se muevan en la dirección positiva".
María Jesús Mardomingo, presidenta de honor de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (AEPNYA) y pionera en crear una Unidad de Psiquiatría Infantil en España, que actualmente dirige en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, comenta a ELMUNDO.es que "es probable que este comienzo del siglo se confirme un cambio de paradigma que comenzó en las últimas décadas del siglo XX: Las enfermedades de la mente, que antes fueron del espíritu, pasarán a ser enfermedades del cerebro".
Parte de esta transformación llega también por "la integración plena de la Psiquiatría en la Medicina, dado que es muy probable que los mecanismos de los trastornos mentales sean los mismos que los del cáncer o las enfermedades cardiovasculares", defiende la doctora Mardomingo. Y no sólo porque compartan mecanismos similares sino, también, porque los médicos de familia van a jugar un papel fundamental en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos psiquiátricos. Actualmente, entre el 30% y el 50% de los pacientes de los centros de salud tienen enfermedad mental o síntomas psiquiátricos.
David Kupfer y Darrel Regier, de la Universidad de Pittsburgh (EEUU), recuerdan además en uno de los comentarios que "la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) está programado para su publicación en 2013. Aunque los psiquiatras y otros profesionales de salud mental tienen un alto nivel de interés en esta próxima edición, el resto de galenos también debería estar interesado en él".
Jerónimo Saiz, jefe de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, aclara que "el nuevo manual va a tratar de reflejar la realidad clínica de los pacientes, algo necesario para su correcto diagnóstico y tratamiento. Y, esta vez, no sera DSM-V sino DSM-5, ya que quieren que sea un formato revisable casi de forma continua y es más funcional usar números convencionales que romanos [como se hacía hasta ahora]".
Información genética
Sin embargo, para este especialista, lo más destacable son las transformaciones que van a llegar de la mano de la genómica y de la epigenética. "Estamos viendo que enfermedades como el autismo, la esquizofrenia o el trastorno bipolar comparten un número importante de genes. Ahora se está indagando en cómo interaccionan el neurodesarrollo y el ambiente para que una persona desarrolle una u otra enfermedad".
En este punto insiste, también, la doctora Mardomingo que defiende que "los trastornos psiquiátricos no se deben a una única causa o mecanismo. Todo lo contrario, su etiología es compleja y obedece a múltiples factores. En primer lugar, están los genes, pero la expresión de los mismos en cuadros clínicos concretos depende del ambiente, del medio en el que transcurre la vida del individuo, de los acontecimientos vitales felices o desgraciados con que se va a encontrar y, de modo particular, de las experiencias de los primeros años, experiencias que ya comienzan en el útero materno".
Por este motivo uno de los objetivos fundamentales es conocer de qué modo la "experiencia individual induce cambios moleculares que ponen en marcha alteraciones psiquiátricas. Dichos cambios modifican la expresión de los genes, poniendo en marcha alteraciones de la función neuronal y de los circuitos neuronales que, a su vez, dan lugar a alteraciones de la cognición, las emociones y la conducta", agrega la psiquiatra infantil.
Estas alteraciones que comienzan en la infancia, se prolongan hasta la vida adulta por lo que "puede afirmarse que en torno al 70% de los trastornos psiquiátricos del adulto empiezan en la infancia y en la adolescencia", añade. Por ello, la investigación de estos "apasionantes fenómenos supondrá un nuevo enfoque en la compresión de las enfermedades, sino que tendrá consecuencias en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento", puntualiza.
elmundo.es
MADRID.- Una lluvia de ideas ha caído sobre el aula Laín Entralgo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Complutense de Madrid. Allí, Teresa, María, Javier, Rosario, Laura..., como el resto de jóvenes investigadores españoles asistentes al primer 'Laboratorio de ideas' que pone en marcha el Centro de Investigación Biomédica en Red en el área de Salud Mental (CIBERSAM), han podido conocer y discutir los trabajos que tienen actualmente entre manos cada uno de ellos.
Juan Carlos Leza, director del grupo 12 del CIBERSAM en la Universidad Complutense de Madrid, que junto con Rafael Tabares, de la Universidad de Valencia, ha coordinado este encuentro, recuerda a ELMUNDO.es cómo surgió esta iniciativa. "Es un intento de aprovechar el talento y el empuje de los miembros senior de la Red. Son nuestros investigadores del futuro y nos pareció interesante que todos ellos conozcan las actividades que se están llevando a cabo en otros puntos de la geografía española".
La tarea científica es una cadena, uno de cuyos principales eslabones son los jóvenes doctores que se incorporan con empuje al planteamiento de proyectos y a la formación de profesionales más jóvenes. Desde su tarea asistencial o desde el laboratorio, en hospitales o centros de investigación, hacen de nexo entre los que inician su tarea y los que coordinan los equipos o establecen las prioridades.
Sorprendido por el gran interés que ha despertado este primer encuentro ("no imaginábamos que fuéramos a recibir tantas propuestas"), se muestra también satisfecho porque "en la convocatoria también han tenido cabida grupos de otras redes, como de la Red de Investigación en Salud Materno-Infantil y del Desarrollo (SAMID), la Red Temática de Investigación Cooperativa en Biomedicina Computacional (retic COMBIOMED) o la Red de Trastornos Adictivos (RTA), entre otras".
De las 50 ideas presentadas, han sido finalmente 15 las han sido seleccionadas para ser expuestas y discutidas durante los dos días que ha durado el 'Laboratorio de ideas'. El resto, se han dado a conocer en formato reducido tipo póster. "Lo más importante es que la decisión de qué propuestas iban a ser expuestas se ha tomado entre todos los participantes", comenta Juan Carlos Leza.
María Mayoral, junto con Margarita García, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, han sido elegidas por su proyecto 'Estudio del neurodesarrollo en población sana'. "Llevamos años trabajando con pacientes adolescentes con psicosis a los que hacemos seguimiento con técnicas de imagen y a los que comparamos con personas sanas. Pensamos que sería interesante 'ver', mediante dichas técnicas, la función cognitiva de personas sanas desde que tienen 15 años hasta los 60 y cómo ésta guarda una correlación con el mapa cerebral".
Conocer a los junior
Esta joven investigadora, que presentó su tesis doctoral en 2000, reconoce que su proyecto ha sido bien acogido, aunque todos "han coincidido que es muy ambicioso. Se han alzado manos sugiriendo que se aprovechen las bases de datos ya existentes en otros CIBER".
Tanto a ella como a Teresa Moreno, del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (cuyo trabajo presentado ha sido 'Cannabis y psicosis: influencia de la de inicio en el consumo de cannabis'), defiende que este primer encuentro "es una oportunidad única para conocer de primera mano qué están haciendo otros investigadores. Además, normalmente, conoces al director principal de las investigaciones, pero detrás de ellos hay mucha otra gente que está haciendo cosas muy interesantes", declara Teresa Moreno.
Una de las ideas que más expectación ha causado ha sido la presentada por Laura Pérez, del departamento de Neurociencias de la Universidad de Cádiz, Rosario Pérez y Javier de Diego, ambos del departamento de Psiquiatría del Hospital de Sant Pau (Barcelona). El título: 'Estudio del mecanismo de acción antidepresivo de la Estimulación Cerebral Profunda'. Este tratamiento se basa en el empleo de un dispositivo médico implantado quirúrgicamente que opera por una batería llamado neuroestimulador (similar a un marcapasos cardiaco y aproximadamente del tamaño de un cronómetro) que envía estimulación eléctrica a áreas específicas del cerebro.
"Se trata de una técnica muy novedosa que surge a raíz de los trabajos llevados a cabo en enfermos de Parkinson. Los datos revelaron que mejoraban mucho su estado de ánimo. La hemos llevado a cabo en pacientes con una larga evolución de la enfermedad, que no responden a las terapias convencionales. Es decir, con un 20% de los afectados, que representan el 80% del gasto sanitario en depresión, además del elevado coste en sufrimiento para ellos y sus familiares", comenta Javier de Diego.
Hasta ahora, en el ensayo "han participado ocho enfermos y los resultados, sinceramente, son espectaculares. Hemos logrado cambiar el curso de la enfermedad en estos pacientes", insiste Laura y Rosario.
Debido al éxito y al interés de esta iniciativa, todos los asistentes y los organizadores esperan que éste sea el inicio de una serie de encuentros anuales que conviertan en tradición el 'Laboratorio de ideas en salud mental'.
La década de las enfermedades mentales
PATRICIA MATEY
MADRID.- Pocos psiquiatras ponen en duda que los próximos diez años configurarán la década de las enfermedades psiquiátricas. No se trata de la llegada de una epidemia, a pesar de que los trastornos mentales tienen una elevada prevalencia, ni tampoco del surgimiento de nuevos trastornos mentales. Se trata, al parecer, de que los hallazgos científicos de los últimos años, que vienen de la mano de la genética y la neurociencia, van a transformar el conocimiento actual de las enfermedades psiquiátricas.
Thomas Insel y Philips Wang, de los Institutos de Salud Mental de Estados Unidos, son los defensores de esta idea que recoge el último 'Journal of American Medical Association' (JAMA). Junto a su opinión, y en la misma edición de la revista, se publican cuatro comentarios que coinciden en apuntar que ha llegado el momento de volver a evaluar los trastornos mentales, sus causas y sus posibles tratamientos.
De hecho, la publicación de la Asociación Médica Americana dedica todo el número a la salud mental, porque "nuestro objetivo es servir de ayuda para que los médicos, las autoridades sanitarias, los pacientes, las familias y las comunidades se muevan en la dirección positiva".
María Jesús Mardomingo, presidenta de honor de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (AEPNYA) y pionera en crear una Unidad de Psiquiatría Infantil en España, que actualmente dirige en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, comenta a ELMUNDO.es que "es probable que este comienzo del siglo se confirme un cambio de paradigma que comenzó en las últimas décadas del siglo XX: Las enfermedades de la mente, que antes fueron del espíritu, pasarán a ser enfermedades del cerebro".
Parte de esta transformación llega también por "la integración plena de la Psiquiatría en la Medicina, dado que es muy probable que los mecanismos de los trastornos mentales sean los mismos que los del cáncer o las enfermedades cardiovasculares", defiende la doctora Mardomingo. Y no sólo porque compartan mecanismos similares sino, también, porque los médicos de familia van a jugar un papel fundamental en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos psiquiátricos. Actualmente, entre el 30% y el 50% de los pacientes de los centros de salud tienen enfermedad mental o síntomas psiquiátricos.
David Kupfer y Darrel Regier, de la Universidad de Pittsburgh (EEUU), recuerdan además en uno de los comentarios que "la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) está programado para su publicación en 2013. Aunque los psiquiatras y otros profesionales de salud mental tienen un alto nivel de interés en esta próxima edición, el resto de galenos también debería estar interesado en él".
Jerónimo Saiz, jefe de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, aclara que "el nuevo manual va a tratar de reflejar la realidad clínica de los pacientes, algo necesario para su correcto diagnóstico y tratamiento. Y, esta vez, no sera DSM-V sino DSM-5, ya que quieren que sea un formato revisable casi de forma continua y es más funcional usar números convencionales que romanos [como se hacía hasta ahora]".
Información genética
Sin embargo, para este especialista, lo más destacable son las transformaciones que van a llegar de la mano de la genómica y de la epigenética. "Estamos viendo que enfermedades como el autismo, la esquizofrenia o el trastorno bipolar comparten un número importante de genes. Ahora se está indagando en cómo interaccionan el neurodesarrollo y el ambiente para que una persona desarrolle una u otra enfermedad".
En este punto insiste, también, la doctora Mardomingo que defiende que "los trastornos psiquiátricos no se deben a una única causa o mecanismo. Todo lo contrario, su etiología es compleja y obedece a múltiples factores. En primer lugar, están los genes, pero la expresión de los mismos en cuadros clínicos concretos depende del ambiente, del medio en el que transcurre la vida del individuo, de los acontecimientos vitales felices o desgraciados con que se va a encontrar y, de modo particular, de las experiencias de los primeros años, experiencias que ya comienzan en el útero materno".
Por este motivo uno de los objetivos fundamentales es conocer de qué modo la "experiencia individual induce cambios moleculares que ponen en marcha alteraciones psiquiátricas. Dichos cambios modifican la expresión de los genes, poniendo en marcha alteraciones de la función neuronal y de los circuitos neuronales que, a su vez, dan lugar a alteraciones de la cognición, las emociones y la conducta", agrega la psiquiatra infantil.
Estas alteraciones que comienzan en la infancia, se prolongan hasta la vida adulta por lo que "puede afirmarse que en torno al 70% de los trastornos psiquiátricos del adulto empiezan en la infancia y en la adolescencia", añade. Por ello, la investigación de estos "apasionantes fenómenos supondrá un nuevo enfoque en la compresión de las enfermedades, sino que tendrá consecuencias en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento", puntualiza.
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