JOANA SOCÍAS
NAIROBI.- Una idea original y sin complicaciones podría acabar pronto con los asaltos sexuales, o al menos hacer que el violador de turno se lo piense dos veces antes de abordar a su víctima. El artilugio, que se acaba de convertir en la última esperanza de los 25 millones de mujeres sudafricanas, es el 'condón femenino con dientes', oficialmente el Rape-aXe, un invento revolucionario que se está poniendo a prueba estos días en el país anfitrión del Mundial de fútbol, uno de los lugares con mayores índices de abusos sexuales del planeta con medio millón de violaciones al año.
La idea salió de la cabeza de la doctora Sonnet Ehlers, una sudafricana que cuando hacía sus primeros pinitos en Medicina -hace 20 años- se quedó horrorizada al tratar a una paciente que acababa de ser violada. "Era un cadáver que respiraba. Sus ojos estaban muertos", afirma la doctora, a quien se le quedó grabada la única frase que la mujer atacada consiguió pronunciar: "Si tuviera dientes ahí abajo...". Ese día juró que haría algo por acabar con una lacra que convierte a cualquier individuo en una víctima potencial y que no entiende de color, país o estatus social.
El afán de la doctora Ehlers por ayudar a las mujeres que han pasado por el trauma de la violación se tradujo muchos años después en Rape-aXe [en inglés, violación-hacha], un pequeño artilugio aparentemente inofensivo, pero mordaz. El condón 'atrapa violadores' funciona de la siguiente forma: la vaina de látex se inserta en la vagina femenina de la misma manera que un tampón y, en caso de penetración, el pene queda atrapado gracias a dos ranuras interiores dentadas que causan un agudo dolor e imposibilitan que el miembro del ofensor pueda salir. El dolor que sufre el agresor -ahora convertido en víctima- da margen a la víctima original para escapar o hacer correr la voz de alarma.
El violador, que mientras tenga el condón aferrado a su sexo no podrá orinar y andará con muchas dificultades, solamente podrá desprenderse de la trampa con una pequeña cirugía, lo que le obligará a acudir a un centro médico para tratarse, facilitando así su identificación y posterior detención. Curiosamente, y pese a lo que pueda parecer, la doctora Ehlers asegura que el aparato no causa heridas en la piel, por lo que no se desprenden fluidos que podrían transmitir enfermedades de transmisión sexual, ni provoca daños irreversibles. Eso sí, en caso de que el agresor intente desprenderse del 'condón con dientes' lo único que conseguirá es que el aparato se contraiga, acentuando significativamente el dolor.
El primer prototipo de Rape-aXe se lanzó en 2005 en la provincia sudafricana de Ciudad del Cabo y ahora se están distribuyendo gratuitamente 30.000 muestras en las principales ciudades del país, donde se juega el Mundial, un evento cuya celebración desató muchos temores sobre su potencial para extender el virus del SIDA (un 20% de la población sudafricana infectada frente al 0,5% en España) en un país que está a la cola en cuanto a prevención y que, además, encabeza los peores rankings mundiales de violencia sexual (uno de cada cuatro sudafricanos ha cometido un delito sexual en algún momento de su vida, según el Consejo Médico de Investigación del país). Tras el período inicial de prueba, Rape-aXe se pondrá a la venta en Sudáfrica a dos dólares la unidad (1,50 euros), asegura la doctora Ehlers, quien tuvo que vender su casa y su coche para poner en marcha la producción del novedoso proyecto y quien, antes de darlo a conocer, llegó a pedir la opinión de ex convictos, quienes le aseguraron que el Rape-aXe les quitaría sin duda las ganas.
Voces contrarias
Pero, lo que en la teoría parece una manera simple de acabar con el abuso sexual es, en la práctica, una herramienta que ha levantado más de una voz contraria. Sexólogos y especialistas en el tratamiento de abusos sexuales confirman que el artilugio evita la violación 'per se', cierto; pero no previene que la víctima pase por el mal trago que supone enfrentarse a un agresor que, además, consigue llevar a cabo, aunque sea solo una vez, su objetivo: la penetración.
Otros, también menos optimistas respecto al invento, aseguran que es una solución 'medieval', un calificativo que sin embargo la inventora consideró oportuno: "Una solución medieval para un acto medieval", ha repetido en varias ocasiones. Aparte de los defectos de forma que pueda tener el 'condón con dientes', un daño colateral previsible son las represalias que el agresor pueda tomar contra la víctima, dejándola expuesta a más violencia. Conclusión que no niega la inventora, pero quien deja claro en su página electrónica que, desgraciadamente, la víctima está expuesta a severa violencia sexual y física desde el primer momento, lleve o no el Rape-aXe.
En opinión de Rosemary Okello, directora de la organización Servicio para la Mujer y el Niño Africano, con sede en Nairobi (Kenia), no se puede usar una "invención médica para tratar un problema social", al tiempo que recuerda que el condón 'atrapa violadores' no serviría para proteger a menores, uno de los grandes colectivos vulnerables.
En cualquier caso, defensores y detractores se ponen de acuerdo en afirmar que el invento de la doctora Ehlers supone un paso para remitir una situación casi trágica en Sudáfrica. Un reciente informe del Consejo Médico de Investigación puso de manifiesto en 2009 que el 28% de los hombres encuestados había violado a una mujer o un menor, mientras uno de cada 20 de los entrevistados admitió haber cometido el asalto sexual en los doce meses anteriores.
elmundo.es
NAIROBI.- Una idea original y sin complicaciones podría acabar pronto con los asaltos sexuales, o al menos hacer que el violador de turno se lo piense dos veces antes de abordar a su víctima. El artilugio, que se acaba de convertir en la última esperanza de los 25 millones de mujeres sudafricanas, es el 'condón femenino con dientes', oficialmente el Rape-aXe, un invento revolucionario que se está poniendo a prueba estos días en el país anfitrión del Mundial de fútbol, uno de los lugares con mayores índices de abusos sexuales del planeta con medio millón de violaciones al año.
La idea salió de la cabeza de la doctora Sonnet Ehlers, una sudafricana que cuando hacía sus primeros pinitos en Medicina -hace 20 años- se quedó horrorizada al tratar a una paciente que acababa de ser violada. "Era un cadáver que respiraba. Sus ojos estaban muertos", afirma la doctora, a quien se le quedó grabada la única frase que la mujer atacada consiguió pronunciar: "Si tuviera dientes ahí abajo...". Ese día juró que haría algo por acabar con una lacra que convierte a cualquier individuo en una víctima potencial y que no entiende de color, país o estatus social.
El afán de la doctora Ehlers por ayudar a las mujeres que han pasado por el trauma de la violación se tradujo muchos años después en Rape-aXe [en inglés, violación-hacha], un pequeño artilugio aparentemente inofensivo, pero mordaz. El condón 'atrapa violadores' funciona de la siguiente forma: la vaina de látex se inserta en la vagina femenina de la misma manera que un tampón y, en caso de penetración, el pene queda atrapado gracias a dos ranuras interiores dentadas que causan un agudo dolor e imposibilitan que el miembro del ofensor pueda salir. El dolor que sufre el agresor -ahora convertido en víctima- da margen a la víctima original para escapar o hacer correr la voz de alarma.
El violador, que mientras tenga el condón aferrado a su sexo no podrá orinar y andará con muchas dificultades, solamente podrá desprenderse de la trampa con una pequeña cirugía, lo que le obligará a acudir a un centro médico para tratarse, facilitando así su identificación y posterior detención. Curiosamente, y pese a lo que pueda parecer, la doctora Ehlers asegura que el aparato no causa heridas en la piel, por lo que no se desprenden fluidos que podrían transmitir enfermedades de transmisión sexual, ni provoca daños irreversibles. Eso sí, en caso de que el agresor intente desprenderse del 'condón con dientes' lo único que conseguirá es que el aparato se contraiga, acentuando significativamente el dolor.
El primer prototipo de Rape-aXe se lanzó en 2005 en la provincia sudafricana de Ciudad del Cabo y ahora se están distribuyendo gratuitamente 30.000 muestras en las principales ciudades del país, donde se juega el Mundial, un evento cuya celebración desató muchos temores sobre su potencial para extender el virus del SIDA (un 20% de la población sudafricana infectada frente al 0,5% en España) en un país que está a la cola en cuanto a prevención y que, además, encabeza los peores rankings mundiales de violencia sexual (uno de cada cuatro sudafricanos ha cometido un delito sexual en algún momento de su vida, según el Consejo Médico de Investigación del país). Tras el período inicial de prueba, Rape-aXe se pondrá a la venta en Sudáfrica a dos dólares la unidad (1,50 euros), asegura la doctora Ehlers, quien tuvo que vender su casa y su coche para poner en marcha la producción del novedoso proyecto y quien, antes de darlo a conocer, llegó a pedir la opinión de ex convictos, quienes le aseguraron que el Rape-aXe les quitaría sin duda las ganas.
Voces contrarias
Pero, lo que en la teoría parece una manera simple de acabar con el abuso sexual es, en la práctica, una herramienta que ha levantado más de una voz contraria. Sexólogos y especialistas en el tratamiento de abusos sexuales confirman que el artilugio evita la violación 'per se', cierto; pero no previene que la víctima pase por el mal trago que supone enfrentarse a un agresor que, además, consigue llevar a cabo, aunque sea solo una vez, su objetivo: la penetración.
Otros, también menos optimistas respecto al invento, aseguran que es una solución 'medieval', un calificativo que sin embargo la inventora consideró oportuno: "Una solución medieval para un acto medieval", ha repetido en varias ocasiones. Aparte de los defectos de forma que pueda tener el 'condón con dientes', un daño colateral previsible son las represalias que el agresor pueda tomar contra la víctima, dejándola expuesta a más violencia. Conclusión que no niega la inventora, pero quien deja claro en su página electrónica que, desgraciadamente, la víctima está expuesta a severa violencia sexual y física desde el primer momento, lleve o no el Rape-aXe.
En opinión de Rosemary Okello, directora de la organización Servicio para la Mujer y el Niño Africano, con sede en Nairobi (Kenia), no se puede usar una "invención médica para tratar un problema social", al tiempo que recuerda que el condón 'atrapa violadores' no serviría para proteger a menores, uno de los grandes colectivos vulnerables.
En cualquier caso, defensores y detractores se ponen de acuerdo en afirmar que el invento de la doctora Ehlers supone un paso para remitir una situación casi trágica en Sudáfrica. Un reciente informe del Consejo Médico de Investigación puso de manifiesto en 2009 que el 28% de los hombres encuestados había violado a una mujer o un menor, mientras uno de cada 20 de los entrevistados admitió haber cometido el asalto sexual en los doce meses anteriores.
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