Una alumna le practicó sexo oral a su compañero, de 16, en el baño del colegio. Lo filmó con su celular y otro amigo después lo subió a la red. La directora del colegio los sancionó y los dejó libres hasta fin de año. Ocurrió en San Luis, pero del otro lado del país, en Buenos Aires, otros estudiantes, un par de años menores que la pareja anterior, también protagonizaron una escena similar entre los pupitres y el pizarrón.
La espectacularización de la sexualidad ya es moneda corriente y los padres y los docentes quedan atónitos ante las escenas al borde del porno que filman sus chicos. Los límites entre el pudor y lo privado, entre lo público y lo ajeno, ya se desfiguran en las pantallas de los celulares, la TV o la red.
“Yo pienso que una chica y un chico que se tocan mientras otro lo filma con su celular no asocian eso a una sexualidad integral, sino más bien a una como producto de consumo”, dice la coordinadora del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, Mirta Marina.
“Nosotros, desde el programa, entendemos la sexualidad integral como un encuentro entre dos personas, donde hay lugar para el placer, el respeto, el cuidado, lo que nos hace pensar que estos episodios entre adolescentes distan mucho de esa realidad y muestran una sexualidad que se relaciona más con el consumo que muestra, por ejemplo, la televisión, y donde los adultos tenemos en eso mucha responsabilidad”, insiste la especialista del Ministerio de Educación de la Nación.
En Merlo, dos alumnos de quinto año se filmaron con un celular mientras practicaban sexo oral. Fue en el baño del complejo Santiago Besso, y otro alumno lo subió a YouTube, que cinco días después lo bajó de su portal. Los adolescentes fueron suspendidos y tendrán la posibilidad de rendir las materias como libres a fin de año. La directora, Nora Costamagna, dijo que fueron separados porque fue “una afrenta a la institución”.
En el Centro Educativo Franciscano “Padre Castañeda” de La Plata, en cambio, tres chicos de 12 y 13 años también se grabaron esta semana con un celular: uno de ellos se desabrochó el pantalón y se desnudó delante de los otros. Una compañera que participaba de la filmación comenzó a tocarlo. Ocurrió en el aula de octavo año y la filmación pasó de celular a celular mientras uno de ellos apretaba el botón de “reenviar”. El director del colegio, Daniel Taverna, advirtió que de ninguna manera “se va a expulsar” a los chicos sino que se trabajará como un tema escolar.
La socióloga Cristina Fridman, secretaria general de la Federación Latinoamericana de Sexología y Educación Sexual, dice que los adolescentes prueban nuevos repertorios sexuales: “Se diversifican los encuentros, se estiran los límites y se ensayan formas de provocar, en particular a las organizaciones que establecen los adultos”. Y agrega: “Los actos sexuales son sociales, es decir que no revisten una acción íntima, ni privada, ni erótica. Básicamente es una performance. Realizan transgresiones en un estilo aggiornado”.
Marina reconoce que los episodios de San Luis y La Plata son bien diferentes, pero que en el fondo tienen en común que los chicos convierten su sexualidad en un espectáculo para que todos los vean: “El tema es de qué modo se pueden trabajar en cada caso y cómo estos episodios se pueden convertir en fuente de reflexión y de aprendizaje, para ponerles palabras a estos hechos que producen perplejidad, indignación y preocupación en los adultos, para saber cómo y por qué los chicos sienten esta necesidad de mostrarse y de existir a partir de una pantalla, de conocer los límites entre lo público y lo privado, y qué pasa con la idea de pudor como valor”.
Fridman además agrega: “No tenemos presente que en todos lados se cuenta todo: lo sexual es un reflejo de lo que ocurre en todos los aspectos de la vida. Incluso con una versión de género patriarcal donde las chicas realizan una fellatio, mientras que es raro que los varones sean filmados realizando cunnilingus. Las mujeres repiten una vez más los mandatos antiguos de darle placer al varón. En general por falta de programas de educación sexual integral, los jóvenes no tienen conocimientos ni experiencias en sus propios cuerpos, parecen cuerpos ajenos, pero deben ser visibles”.
OPINIÓN
La vida social de los adolescentes pasa por las pantallas
Roxana Morduchowicz (Directora del Programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación)
Las casas de los adolescentes tienen más pantallas que libros. Todas tienen televisión. La mitad tiene DVD o video. El 80% tiene celulares. Y el 90% de los adolescentes accede a internet, aun cuando la mayoría lo haga en locutorios. Los chicos usan pantallas todos los días. En este universo de pantallas, los adolescentes filman sus acciones con un celular y lo suben a la web.
¿Por qué registran los chicos actos que, para un adulto, serían íntimos?
La vida social de los adolescentes pasa hoy por las pantallas. Para comunicarse, los chicos llaman por teléfono, chatean, envían mails, mandan mensajes de texto, arman un blog, se encuentran en una red social. Esta generación tiene una amplia variedad de soportes para comunicarse. Las tecnologías han generado nuevas formas de sociabilidad juvenil. Los chicos de hoy valoran la amistad y buscan tener una “lista de amigos”. Para conquistar la amistad del otro, a veces comparten información personal. Porque para el adolescente, el anonimato y la intimidad ceden ante el fuerte deseo de popularidad. Ser popular es una de las dimensiones que más valora el adolescente.
¿No son conscientes los chicos de que la exposición de su intimidad trae riesgos?
Cuando un adolescente sube una imagen a la web, con frecuencia cree que sólo la ven sus amigos. No piensa que cualquiera en internet puede verla. Cuando se les pregunta por qué filman con su celular actos privados o por qué cuentan su vida en un blog responden que “me encanta que sepan sobre mí. Me gusta ser conocido. Es como tener miles de fans”. Si entendemos el valor de la popularidad para un adolescente, podremos comprender el uso que hace de las tecnologías. Este deseo de popularidad no sólo es propio de los adolescentes. Hoy, los límites de lo que se dice y se muestra son diferentes a los que existían. Las fronteras entre lo público y lo privado son muy sutiles. La gente muestra su vida privada en blogs, talk shows, revistas del corazón, reality shows o fotologs. Se habla de sociedad del espectáculo, antes que sociedad de la información. Hoy, pareciera que la meta es “ser visto”, mostrarse, exhibirse.
¿Podemos juzgar si está bien o no que los jóvenes filmen y registren sus vidas, cuando los adultos exponen su intimidad en todas las pantallas y medios posibles?
Antes de juzgar, deberíamos quizá mirar el modelo que ofrecen diariamente los adultos. Sólo entonces podremos encontrar las respuestas que nos ayuden a comprender mejor la cultura juvenil.
criticadigital.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario