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martes, 5 de julio de 2011

Acidez, un problema frecuente cuya solución empieza por casa

Los alimentos, en la balanza de la acidez
 
Si uno de cada cuatro adultos sufre acidez, es probable que usted haya padecido alguna vez ese fuego que quema el pecho o la boca del estómago, o ese gusto ácido en la boca. Detrás de estos síntomas suele esconderse el reflujo gastroesofágico que, según Luis Soifer, jefe de Gastroenterología del CEMIC, se produce cuando el ácido clorhídrico del estómago sube hacia el esófago, por donde baja la comida desde la boca. “Falla la válvula cardias que une el esófago y el estómago, que normalmente se abre para que pasen los alimentos y luego se cierra”, explica. Cuando el cardias se relaja y deja escapar el ácido, “como las paredes del esófago son sensibles a esta sustancia aparecen los síntomas”, enuncian los gastroenterólogos Fabio Nachman y Claudio Bilder de la Fundación Favaloro.
La alimentación ocupa un rol clave. Según la licenciada Alejandra Delfante, del Servicio de Alimentación del Hospital Italiano, “la acidez es más frecuente tras comidas abundantes o grasosas. Además, hay alimentos y bebidas que motivan la relajación de la válvula, lo cual favorece el reflujo”.
Nachman enfatiza que éste es un fenómeno normal; sin embargo, él y su par en el CEMIC recomiendan consultar al médico si los síntomas ocurren más de una vez por semana, si aumenta su intensidad, si suceden de madrugada y si están acompañados por tos crónica, asma, anemia, pérdida de peso, laringitis crónica, erosiones en los dientes o hemorragias.

Existen estudios para saber qué dispara la acidez y si el esófago o el estómago están dañados. Uno de ellos es la ph metría esofágica. Bilder detalla que se coloca en el esófago un sensor de ácido que registra datos del paciente durante 24 horas. Luego, se relacionan los resultados con las comidas, los síntomas y la actividad de la persona.
Para combatir el reflujo alcanza, a veces, con adoptar nuevos hábitos alimenticios; el segundo paso serán fármacos que bloquean y disminuyen la producción de ácido. “Con medicamentos y dietas se obtiene una respuesta favorable en la vasta mayoría de pacientes”, asegura Nachman. Para quien no responde a los tratamientos o se niega a tomar medicación de por vida, existe la cirugía antirreflujo por laparoscopía, que consiste en reconstruir la válvula esofágica. “No hay un tratamiento ideal, cada uno deberá recibir el mejor posible para evitar los síntomas y las complicaciones, con los menores efectos colaterales y el costo más razonable”, concluye Soifer.
Cómo aliviar los síntomas
Marcela Leal, directora de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad Maimónides; y Alejandra Delfante y Eugenia Castro, del Servicio de Alimentación del Hospital Italiano dan algunas pautas:
Esperar dos horas después de comer para acostarse.
Elevar la cabecera de la cama con un taco de 10 centímetros.
Evitar el sobrepeso y el tabaquismo.
Comer en un ambiente tranquilo y masticar bien.
Respetar las cuatro comidas en un horario regular e incorporar colaciones.
Optar por lo hervido o cocido a la plancha.
Para condimentar: perejil, orégano, albahaca y laurel.
No usar ropa ajustada.

clarin.com

martes, 21 de diciembre de 2010

¿Neumonía por los antiácidos?

Abrigarse ya no es suficiente para evitar neumonías. Así lo asegura Chun-Sick, del Hospital Universitario Nacional de Seúl (Corea del Sur), quien, tras revisar varios estudios, confirma que el consumo de antiácidos puede elevar el riesgo de padecer neumonía.
"Son los segundos medicamentos más vendidos en todo el mundo. En los últimos 40 años, el desarrollo de mejores fármacos que suprimen la secreción ácida del estómago, como los inhibidores de la pompa de protones (Omeprazol), se han relacionado con una mejoría considerable de los trastornos digestivos del tracto superior. Los expertos consideran que estos productos son muy seguros. Sin embargo, preocupan algunas complicaciones potenciales asociadas a su uso, como la neoplasia gastrointestinal, la mala absorción de nutrientes y la susceptibilidad a infecciones", comentan los investigadores en la última edición del 'Canadian Medical Association Journal'.
De hecho, en la comunidad médica se ha despertado el interés por la posibilidad de que estos medicamentos puedan incrementar el riesgo de infecciones respiratorias, máxime cuando se valora que entre un 20% y un 40% de la población sufre ardor de estómago y que muchos de estos productos se venden sin receta.
El motivo de este posible riesgo reside en que la acidez del jugo gástrico consigue eliminar las bacterias que ingerimos con los alimentos. Al suprimir la secreción ácida, las bacterias que colonizan el estómago pueden ser capaces de alcanzar el aparato respiratorio y causar infecciones como la neumonía. "Dado el uso tan extendido de los inhibidores de la pompa de protones y de los inhibidores de los receptores H2 de la histamina (como Zantac), aclarar cuál es el potencial impacto de la terapia supresora de la acidez del estómago en el riesgo de neumonía tiene una gran relevancia para la salud pública", agregan los investigadores.
Ésta es la razón que les empujó a llevar a cabo una revisión de los trabajos sobre estos productos realizados entre 1985 y 2009 en EEUU, Noruega, Reino Unido, Canadá Dinamarca y Australia. Finalmente, de los 2.377 estudios identificados, analizaron ocho relacionados con los inhibidores de los recpetores H2 de la histamina y 23, de los inhibidores de la pompa de protones.

Posibles afectados

"Nuestros resultados sugieren que el uso extendido de estos fármacos sí se asocia a un incremento del riesgo de sufrir neumonía, por lo que esta implicación es seria. Si asumimos que se producen 19,7 casos de neumonía por cada 1.000 personas que no reciben antiácidos y que ingresan en un hospital y si también asumimos que el riesgo de esta enfermedad respiratoria asociada al consumo de los productos es de 1,22 a 1,27 veces más, se pueden esperar entre 24 ó 25 casos de neumonía por cada 1.000 usuarios de dichos fármacos", destacan los científicos coreanos.
Documentan, además, "que esto se traduce en un caso de neumonía por cada 200 pacientes ingresados tratados con supresores de la secreción ácida. Teniendo en cuenta que entre el 40% y el 70% de los pacientes hospitalarios reciben estos productos, la considerable carga de morbilidad y mortalidad asociada a la neumonía adquirida en el hospital puede ser atribuible a este tipo de terapia. En el contexto de neumonía adquirida en la comunidad, el impacto de estos fármacos podría ser aún más grave".
Los médicos deben "considerar cuidadosamente, la decisión de prescribir estos medicamentos, especialmente en los pacientes que ya están en riesgo de neumonía... Se recomienda utilizar la dosis óptima que es necesaria para alcanzar los objetivos terapéuticos".

Prudencia

Juan Pablo de Torres, del Departamento de Neumología de la Clínica Universidad de Navarra, reconoce a ELMUNDO.es que "en la práctica clínica no existe una gran conciencia de este posible riesgo. Más bien al contrario, precisamente a los pacientes ingresados se les suele recomendar estos productos para evitar complicaciones como las gastritis o úlceras".
Insiste, no obstante, en que aunque el estudio es una nueva señal de alerta, "no podemos olvidar que se trata de un metaánalisis y su valor no es el mismo que tienen otros trabajos. Pese a ello, hay que tener en cuenta los resultados y buscar el equilibrio entre la prescripción adecuada para evitar problemas gástricos y el riesgo de neumonía".
Cree, además, que "sería conveniente llevar a cabo nuevas investigaciones. Se especula con que la razón del aumento del riesgo de neumonía se debe a que las bacterias que colonizan el estómago pueden alcanzar el aparato respiratorio y causar problemas, pero existen pocos estudios sobre esta línea, algo que también puede influir en la decisión médica de seguir recomendando los antiácidos".
elmundo.com

miércoles, 12 de mayo de 2010

Las consecuencias de abusar de los fármacos para el reflujo

CRISTINA G. LUCIO
MADRID.- Antes de una comida pesada, para prevenir una mala digestión, como 'protector' del estómago frente a ciertos medicamentos... En los últimos años, se ha popularizado de tal manera el consumo de medicamentos para el reflujo que el conocido omeprazol -y otros fármacos de su familia: los inhibidores de la bomba de protones- han pasado a ocupar un lugar privilegiado en los botiquines, pese a no tener, en muchos casos, la indicación de un especialista.
Varios trabajos publicados en la revista 'Archives of Internal Medicine' recuerdan esta semana que, lejos de ser fármacos inocuos, estos medicamentos también pueden provocar efectos adversos, por lo que no deben tomarse a la ligera.
"Están indicados para inhibir la acidez en pacientes con patología ulcerosa o problemas como el reflujo gastroesofágico. Deben utilizarse en circunstancias concretas y durante un tiempo concreto", explica Vicente Baos, especialista del grupo de uso de fármacos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
"No son 'protectores de estómago' contra cualquier problema, como mucha gente cree y debe controlarse su utilización", remarca este especialista.
Entre otros problemas, los inhibidores de la bomba de protones se han asociado con una reducción de la efectividad de los antitrombóticos, un mayor riesgo de neumonía, un incremento de las fracturas en mujeres postmenopáusicas o un incremento en las posibilidades de sufrir infecciones de origen bacteriano.
Fracturas
Precisamente sobre estos dos últimos riesgos aporta nuevos datos la revista médica. Una de las investigaciones, que realizó un seguimiento durante casi ocho años a 130.487 mujeres postmenopáusicas, puso de manifiesto que el riesgo de sufrir una fractura en antebrazos, muñecas o columna era más alto entre aquellas mujeres que consumían habitualmente estos medicamentos.
Pese a que estos investigadores no encontraron ninguna asociación significativa entre el consumo de estos fármacos y el riesgo de fracturas en la cadera –una de las zonas de rotura más frecuentes-, en sus conclusiones sugieren que sus resultados deberían tenerse en cuenta en la práctica clínica.
"En las personas que requieren una terapia a largo plazo con inhibidores de la bomba de protones, es razonable pensar en usar la dosis efectiva más baja, asegurarse de que la ingesta de calcio es la adecuada y, si es necesario, añadir suplementos de calcio [para mejorar la calidad ósea]", comentan estos científicos de la Universidad de Washington (EEUU).
Otros dos trabajos que se publican esta semana en 'Archives of Internal Medicine' demostraron una asociación significativa entre el consumo de estos medicamentos y el riesgo de volver a padecer una infección a causa de la bacteria 'Clostridium difficile'.
Según sus datos, los pacientes que, además del tratamiento habitual contra este patógeno, ingieren habitualmente un fármaco para el reflujo, tienen un riesgo significativamente más alto de recaídas y de que la infección se reproduzca.
Ácidos protectores
Tal como explican los autores de estos trabajos, esto podría deberse a que los ácidos gástricos podrían tener un papel importante a la hora de proteger al organismo de las infecciones causadas por este patógeno. Mermar su capacidad, ayudaría, por tanto, a la proliferación de la bacteria.
Otro de los estudios que publica la revista científica, muestra cómo la experiencia de introducir unas guías de prescripción médica en centros hospitalarios redujo considerablemente el uso de estos fármacos entre los pacientes.
En un editorial que acompaña a estos trabajos, Mitchell H. Katz, del Departamento de Salud Pública de San Francisco (EEUU) reflexiona sobre los datos disponibles y subraya que es necesario reducir el uso de estos medicamentos y esto "requiere la acción tanto de especialistas como pacientes".
Coincide con su punto de vista Vicente Baos. "No puede se puede permitir la generalización masiva del uso de estos fármacos para evitar malas digestiones o para prevenir molestias antes de una comida copiosa, porque esa no es su indicación".

elmundo.es

lunes, 22 de marzo de 2010

El café más tostado reduce el ardor de estómago

NURIA BAENA
MADRID.- El efecto estimulante y revitalizador del café hace casi imposible concebir un despertar o una larga jornada de trabajo sin la ayuda de una o varias tazas de esta infusión. Sin embargo, la acidez y el malestar estomacal que puede provocar hace que muchas personas se abstengan de su consumo o lo limiten. Ahora, un estudio presentado en el Congreso Nacional de la Sociedad Química Americana defiende que un tueste más intenso de los granos de café puede facilitar que sea mejor tolerado por el estómago.
Los médicos asocian la sensación desagradable que puede producir el consumo de café con la sobreproducción de ácido estomacal que provocan sus componentes químicos. Este efecto indeseado hace que muchas personas recurran a medicamentos antiácidez, se decanten por versiones descafeinadas o incluso elijan marcas 'respetuosas con el estómago', que procesan de forma especial los granos para rebajar su efecto irritante.
Sin embargo, el secreto para evitar la acidez del café podría estar en el grado de tostadura, tal y como sostiene Veronika Somoza, investigadora de la Universidad de de Viena (Austria) y de la Universidad Técnica de Munich (Alemania) y directora del trabajo. Según Somoza, al tostar los granos de café se genera una sustancia llamada N-metilpiridinum (NMP), que bloquea la capacidad de las células del estómago para producir ácido clorhídrico, por lo que cuanto más intenso es el tueste y más oscuro es el aspecto que adquiere mejor es tolerado por el estómago.
Para llegar a esta conclusión los científicos expusieron cultivos de células estomacales humanas a la acción de diferentes tipos de café con distinto grado de tostadura, así como a variedades descafeinadas y 'respetuosas con el estómago'. Además, identificaron varias sustancias, como la cafeína, que favorecen los cambios químicos asociados con un incremento en la producción de ácido estomacal.
Para la investigadora, la acidez del estómago no está provocada por uno sólo de los componentes del café, sino que es el efecto combinado de la mezcla de sustancias que lo forman."El problema es que los estudios no han verificado hasta ahora el potencial del café y sus componentes para irritar el estómago", explica Somoza. "Los fabricantes hacen en la actualidad cafés 'respetuosos con el estómago', procesando los granos de café crudos con vapor o disolventes que buscan reducir el nivel de agentes irritantes. Pero su eficacia no está clara", prosigue.
Además, en opinión de Somoza el proceso empleado para producir un café menos agresivo para el estómago podría alterar su olor y sabor y reducir, no sólo sus sustancias irritantes, sino también las beneficiosas para la salud, y que han sido descritas en muchos estudios, que han destacado su papel antioxidante y su efecto protector frente a la diabetes y las enfermedades coronarias.
El doctor José Antonio Irles Rocamora, presidente de la Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética (SANCYD) y Jefe de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario de Ntra. Sra. De Valme de Sevilla, considera que se trata de un estudio interesante que revela que, a pesar de que normalmente se cree que los vegetales son más sanos si se ingieren crudos, existen casos en los que se digieren mejor al ser cocinados, o, como en el caso del café, tostados.
Para Irles, la tolerancia al café es más bien una cuestión de susceptibilidad individual, ya que hay personas a las que les 'sienta' peor que a otras y matiza que su fácil digestión depende mucho del grado de concentración en el que se ingiera o de si se acompaña o no de leche u otro lácteo. No obstante, Irles señala que en esta investigación no se ha tenido en cuenta el café torrefacto (tostado con azúcar), variedad que goza de gran popularidad en España. Se trata de un tipo especialmente rico en antioxidantes pero que, según explica este especialista, es peor tolerado por algunas personas.

elmundo.es

domingo, 6 de diciembre de 2009

Una nueva cirugía contra la acidez

Sebastián A. Ríos
LA NACION
A fines de los ochenta, los fármacos llamados inhibidores de la bomba de protones revolucionaron el tratamiento del reflujo gastroesofágico, una afección más conocida por su síntoma cardinal: la acidez estomacal. Pero si bien aún hoy su uso brinda alivio a alrededor del 90% de quienes toman estos medicamentos, se trata de un tratamiento que es de por vida, algo que no todos los pacientes toleran o mantienen.
"Tenía que tomar los remedios dos veces al día, antes de cada comida, y me mejoraba los síntomas. Pero no soy muy estable para tomar medicamentos; me olvido y además tengo una vida muy social: muchas veces no como en casa y no siempre tenía las pastillas encima. No quería estar aferrado de por vida a tomar una pastilla", contó Diego Lanci, empleado de 36 años.
El 5 de noviembre, Diego fue sometido en la Fundación Favaloro a una nueva intervención para el tratamiento del reflujo gastroesofágico -la funduplicatura transoral-, que busca ofrecer a los pacientes en tratamiento farmacológico la posibilidad de controlar los síntomas sin necesidad de medicamentos.
Diego es el primer paciente argentino en ser tratado mediante este procedimiento aún experimental, que no requiere realizar incisiones en la piel, ya que el instrumental ingresa al tracto digestivo a través de la boca. La intervención busca constituirse en una opción para los pacientes que no desean tomar la medicación de por vida, pero en quienes la cirugía laparoscópica que se realiza habitualmente es considerada demasiado invasiva.
"Hay un grupo de pacientes que tienen un reflujo importante, pero en los que no se justifica hacer una operación. Estos pacientes son los que podrían beneficiarse con esta cirugía endoscópica", dijo el doctor Adolfo Badaloni, director del Programa de Cirugía Esófago-Gástrica de la Fundación Favaloro.
"El paciente más adecuado para este tratamiento es el paciente que depende de la medicación para no tener los síntomas", agregó el doctor Blair Jobe, profesor de cirugía de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, que visitó la Argentina para participar de la cirugía de Diego.
Jobe mencionó otro motivo que ha llevado a la búsqueda de alternativas quirúrgicas, pero mínimamente invasivas a los fármacos: "Estamos viendo que la medicación dificulta la absorción del calcio, y se ha sugerido un vínculo entre el uso de crónico de los inhibidores de la bomba de protones y una mayor incidencia de fracturas de cadera".


Reconstruir la barrera
"El reflujo gastroesofágico es una enfermedad que se produce por el paso del contenido del estómago al esófago -definió el doctor Badaloni-. En la unión del esófago con el estómago hay una válvula que, si es incompetente, permite el paso del contenido del estómago al esófago, que no está habituado a estar en contacto con ácidos y se lesiona."
El tratamiento con fármacos busca reducir la producción de ácido, mientras que la cirugía apunta a reconstruir la barrera que naturalmente evita que escape el contenido del estómago. Esta suele realizarse en forma laparoscópica, lo que implica la realización de pequeñas incisiones en el abdomen del paciente para introducir el instrumental quirúrgico.
"Esta nueva alternativa endoscópica trabaja a través de orificios naturales, como es la boca, lo que evita realizar incisiones -comentó el doctor Alejandro Nieponice, director del Programa de Invasión Mínima Esófago-Gástrica de la Fundación Favaloro, que junto al jefe de gastroenterología de esa institución, Fabio Nachman, participó de la cirugía de Diego-. Más allá del aspecto cosmético que deriva de no realizar incisiones, el posoperatorio es mucho más liviano y la recuperación es más rápida."
Diego da fe de ello. "Al día siguiente de la intervención, ya estaba en casa", dijo. Hoy se encuentra siguiendo una dieta que se indica en estos pacientes, para no forzar al estómago en las semanas posteriores a la cirugía. "La dieta me vino bárbaro: empecé la cirugía con 75 kilos, y ahora estoy en 65."
Más allá de este beneficio anecdótico, la recuperación de Diego ha sido excelente. Ha logrado abandonar los medicamentos, contó Nieponice, que advirtió que este tratamiento no es útil para pacientes con hernia hiatal, condición que a veces se asocia al reflujo gastroesofágico.