A partir de este año, los rostros de todos los recién nacidos pasarán a formar parte del banco de datos del sistema federal de identificación biométrica. Además de tomarse las impresiones de las palmas y de las plantas de los pies, los bebes serán registrados en los hospitales mediante una foto digital.
Para las autoridades del Ministerio de Seguridad esa medida apunta a proteger a las personas de la sustracción de su identidad. Es que señales faciales como las distancias entre los ojos y contornos de las orejas no cambian con los años. Así, un menor robado a los pocos días de haber nacido, si los datos de sus rasgos están en la base de datos, podría ser identificado aun cuando sea adulto.
Otra señal física que será usada en peritajes se encuentra en los dorsos de las manos: la disposición de las venas puede ser diferenciada en cada persona de la misma forma en que hoy se trabaja con las huellas dactilares. En esos casos no se conformará un banco de datos general, pero sí se podrá establecer, tras un cotejo de imágenes, si un sospechoso es realmente la persona que aparece en la filmación de un robo, por ejemplo.
Más allá de las bases de datos disponibles, el sistema puede trabajar además en la identificación de huellas digitales, formas de manos, reconocimiento de palmas, análisis del iris y la clásica comparación genética de ADN.
La Policía Federal dispone incluso de un sistema automatizado de identificación balística llamado IBIS.
Aumenta el control de identificaciones
En la escena de un delito los peritos encuentran huellas, rastros que señalan al autor del hecho. Pero no siempre se llega a la detención de los criminales, fundamentalmente porque la impresión dactilar investigada queda "sin dueño", caratulada como NN. Por ejemplo, un delincuente sin antecedentes penales podía aprovechar la falta de sincronización en las bases de datos nacionales para quedar fuera de foco. Para evitar la repetición de casos sin resolver se dio forma, en las últimas semanas, a un sistema que aparece como solución lógica, pero que no se hacía hasta ahora: crear un sistema federal de identificación biométrica.
Por un decreto presidencial se habilitó al Registro Nacional de las Personas (Renaper) a transferir al Ministerio de Seguridad la información identificatoria obtenida con los nuevos DNI. Así, ya se amplió el universo de huellas a comparar a unas 14 millones de personas, casi el doble de las que tenía la Policía Federal en su base.
El sistema permitirá a los peritos de cada jurisdicción cotejar automáticamente huellas no identificadas de escenas de crímenes con similares rastros encontrados en otros lugares. Aunque no sea identificada, se podrá saber si una misma persona cometió los dos delitos en esos casos, lo que puede reducir la lista de sospechosos.
Hasta el momento, la base más completa era la de la Policía Federal, que contaba con ocho millones de registros de personas que habían solicitado pasaportes o cédulas. Salvo en los casos de huellas tomadas en los últimos años, en la mayoría de las provincias se usaba el método artesanal. Esto significaba obtener una huella, tener un sospechoso identificado y buscar entonces el registro dactiloscópico de esa persona para hacer la comparación. Si no se contaba con un sospechoso, difícil resultaba asociar a la huella un nombre.
"El gran cambio fue usar el sentido común. Puede parecer raro, pero las bases de datos estaban separadas y a partir de la decisión política pudieron unirse los sistemas de registro", comentó un importante funcionario del Ministerio de Seguridad.
Datos repetidos
El sistema se basa en el software adquirido por la Policía Federal en 2010 a la empresa franco-norteamericana Sagem. Con los acuerdos entre oficinas gubernamentales y las provincias serán mayores la base de datos y el número de usuarios que tendrán a su disposición esta red.
A medida que los datos del Renaper sean ingresados en el sistema biométrico de seguridad se compararán automáticamente las identidades censadas por otros registros, como el de reincidentes, para pulir la base de datos. Es que los profesionales que trabajan con el nuevo sistema informático ya conocen que bases de datos adicionales, como los fichajes policiales, reportan hasta una decena de identidades para la misma huella. Serán los datos del Renaper los tomados entonces como válidos.
Este sistema fue convalidado por las provincias durante la reunión del consejo federal de seguridad, realizada el 23 de noviembre último, cuando se decidió dotar a todas las jurisdicciones de terminales para consultas, tal como cuentan ya las fuerzas federales de seguridad.
La Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) serán dotadas de equipos móviles de identificación, que permitirán utilizar la base general de datos durante procedimientos. En la práctica, se evitaría demorar en dependencias policiales a sospechosos por averiguación de antecedentes si sus huellas no figuran en el sistema biométrico.
Los primeros aparatos móviles funcionarán en conjunto con los patrulleros de alta tecnología adquiridos para la Policía Federal.
La intención oficial es constituir a partir de la información recogida con los nuevos DNI la base completa de los 40 millones de argentinos en un plazo de dos años.
También se estudia firmar acuerdos con Migraciones para obtener la identificación biométrica de todo extranjero que ingrese en la Argentina. Hasta hoy, Migraciones comparte con Gendarmería sus propios sistemas de bases sustentadas en la información de pasaportes.
El sistema también permite la identificación de las personas más allá de las huellas digitales. Puede ser usado para el reconocimiento facial, a partir de ciertas particularidades físicas que no cambian desde el nacimiento, como determinadas distancias proporcionales. Esta potencialidad está aquí en un estado experimental: admiten los expertos que aún no se contaría con la posibilidad de identificar automáticamente un rostro en medio de una multitud visualizada por cámaras de seguridad.
El sistema federal de identificación biométrica cuenta, además, con la capacidad de almacenar muestras de ADN y registros de voces. La intención es que toda prueba de ADN realizada en investigaciones judiciales quede en el banco de datos del sistema y pueda ser utilizada en el cotejo de información de peritajes en otras pesquisas criminales.
lanacion.com
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