viernes, 20 de enero de 2012

Seis de cada diez argentinos prefieren el verano al invierno


Todavía nos falta un poco de merengue dominicano, una buena probada de sabrosura cubana y bastante alegría brasileña. Sin embargo, una conjunción de vientos, lluvias y temperaturas acaba de subir a Buenos Aires al podio de las ciudades tropicales, según la opinión de algunos expertos. Y el calor, parece, nos sienta bien. Seis de cada diez argentinos prefieren el verano al invierno. El dato se desprende de un estudio de mercado de la consultora Trendsity. Salieron a preguntarle a la gente, si tuviera que elegir la temperatura para todo el año, con qué se quedaría. El 57% dijo preferir el calor del verano antes que el frío del invierno. El cuestionario se hizo online entre hombres y mujeres de 25 a 45 años. Sólo el 10% dijo “amar el frío”.

Para el doctor Daniel Cardinali, especialista en cronobiología, el clima tiene que ver en quiénes y cómo somos: “hay un 50% de carga genética y otro 50% cultural en la adaptación de la personalidad al clima. No es casual que la mayor tasa de depresión se dé en el invierno y sea un cuadro más común en los países fríos”.

La mejor nota del verano la sacó tomar algo o comer en la vereda. Y la del invierno “acurrucarme en la cama a ver la tele”. Horacio Serebrinsky, psicólogo social y director de la Escuela Sistémica Argentina asegura que hay una relación entre el calor y el tudo bem brasileño. “La mayoría empieza terapia en invierno. En el verano somos más positivos, el frío tira más a la introspección”, dice Horacio Serebrinsky.

Con una sensación térmica de 28 grados a las 5 de la mañana (como se registró el martes 10) y 40 a la sombra de las 3 de la tarde, preferir el calor es casi un ejercicio de autoflagelación. Pero el paraíso de las vacaciones le gana la pulseada al infierno del Microcentro. Las tres palabras que la gente más asocia al calor son agua, playa y vacaciones. “El verano se identifica con un universo de cosas para hacer. Sin embargo, los mismos que votaron las opciones de actividades dijeron que en los días de temperaturas altas se les hace difícil cumplirlas”, explica Ximena Díaz Alarcón, directora de Trendsity. El 25% dijo que lo primero que deja de hacer con el calor es actividad física.

Así, mientras que la gente dijo sentirse más salidora, de mejor humor, más enérgica y más sociable en verano, también admitió estar cansada, agobiada, incómoda e irritable. Los menores de 35 fueron los que más condiciones negativas aportaron. ¿La razón? Son a los que sus jefes mandan a hacer trámites en el horario de la siesta y muchos de los que todavía no se pudieron comprar un auto con aire. Y en el subte o arriba del colectivo, la térmica se sube a la cabeza. “Los equipos no dan abasto para enfriar las oficinas, pero quién le hace entender a los que te reclaman”, dice Alfonso Fernández, encargado del área de refrigeración de una multinacional. Muchas empresas están implementando acciones para que el calor se note menos. “Los cambios de horarios y días libres en el verano traen muy buenos resultados”, asegura el antropólogo Salomón Babor.

Una de las cosas que más malhumor produce a más 30 grados es la transpiración. Cuando preguntaron si tuvieran que elegir una sola cosa para enfrentar un verano caluroso, lo más elegido, después del aire acondicionado, fue el desodorante.

El calor además es un buen negocio. Los encuestados aseguran que en verano consumen más agua, helados, frutas y antitranspirantes. “Las ventas del segmento de cuidado personal aumentan un 10%”, apunta Mariel Schvartzer, brand manager de Rexona. La empresa encargó el estudio para el lanzamiento de un antitranspirante. “Las ventas de refrescos aumentan un 20%”, dice Cristian Castellani, gerente de Coca Cola.
clarin.com

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