Silvina Premat
LA NACION
En el amplio espectro de carreras universitarias, las menos elegidas son las que explican las leyes que rigen la naturaleza: las ciencias básicas. Las prefieren sólo el tres por ciento de los estudiantes universitarios en todo el país porque, según los especialistas, falla la modalidad con la que se enseñan en la primaria y secundaria.
Sin embargo, los esfuerzos de autoridades políticas y académicas por detener la reducción del número de jóvenes que eligen estudiar física, química, matemáticas y biología, entre otras disciplinas, parecen haber comenzado a dar frutos. En los últimos dos años se notó un leve cambio que podría revertir la caída libre de inscriptos a esas carreras, al menos en las dos universidades que más alumnos atrajeron en esa área durante 2008, el último año del que se tienen estadísticas nacionales: la Universidad de Buenos Aires (UBA), con 7480 alumnos, y la de La Plata (UNLP), con 3433. Ese año, en todo el país, los estudiantes universitarios eran 1.283.482, y los que cursaban las ciencias básicas eran sólo 45.564.
"En nuestras aulas no hay saturación de alumnos como en medicina u otras carreras", contó a LA NACION Sebastián Mirabelli, de 28 años, a dos meses de graduarse como biólogo en la UBA. Su amigo Alejandro Acuña, de 27, agregó: "Pero también es cierto que las materias introductorias que hasta hace tres años no tenían cupos, ahora sí los tienen porque aumentaron los alumnos".
Entre 1999 y 2008, los inscriptos en el CBC para las carreras de la Facultad de Ciencias Exactas de esa universidad disminuyeron un 25 por ciento; pasaron de 2061 a 1536.
Las múltiples actividades que se hicieron para celebrar 2008 como el año de las ciencias, la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología y la realización de la Semana de la Ciencia en la UBA, dirigida a estudiantes secundarios, se cuentan entre los hechos que habrían influido para que en 2009 se inscribiera un 9% más que el año anterior en esta área temática y el 14% más en 2010.
Para ayudar a superar las dificultades con matemáticas, por ejemplo, la Facultad de Ciencias Exactas implementó el año último cursos nivelatorios y un sistema de tutores cada cuarenta alumnos que aspiraban a estudiar esas carreras. "De esta forma, aumentó el porcentaje de los que aprobaron el CBC del 50 al 70 por ciento", dijo el decano de esa facultad, Jorge Aliaga.
En la segunda universidad con más alumnos, la UNLP, entre 2008 y 2009 también hubo un leve ascenso en los totales de alumnos inscriptos. Allí, las ciencias biológicas están separadas de las exactas propiamente dichas. En las primeras, los ingresantes aumentaron de 459 a 637 y, en Ciencias Exactas, de 1042 a 1185. La jefa del Departamento de Matemáticas de la UNLP, Nélida Echebest, se entusiasma con ese incremento. Entre 2006 y 2010, crecieron de 32 a 80 los estudiantes de matemáticas.
Para la docente, esta cifra es "alentadora", y sugiere "desdramatizar" los presuntos bochazos de los estudiantes en los exámenes de matemática; noticia infaltable en tiempos de ingreso a la universidad. Para Echebest, pudieron haber influido positivamente las competencias u olimpíadas matemáticas que cobraron fuerza en los últimos años.
Según Aliaga, la distancia que en general tienen los adolescentes con estas disciplinas se debe a que falla la forma en la que se enseña física y matemática. Aliaga sugiere "dejar de transmitir fórmulas en el pizarrón para vincular los contenidos con los problemas de la naturaleza y proponerles experiencias cercanas a lo que los chicos ven a diario".
Según Diego Golombek, doctor en biología, investigador del Conicet y docente de la Universidad de Quilmes, "para que se note un cambio en la tendencia se necesitarán muchos años".
Hasta ahora, según dijo, "muy paulatinamente se empieza a ver al graduado de ciencia no sólo como un investigador, sino también como un posible emprendedor que puede tener su propia empresa. La paradoja es que esta actitud aún no se trasladó a la escuela secundaria".
"CONSEGUIR UN TRABAJO NO ES TAN DIFICIL"
"Se busca estudiante recibido para entrar como becario doctoral en la Facultad de Medicina", decía un papel que días pasados pegaba en una cartelera del pabellón de Ciencias Exactas, en Ciudad Universitaria, Darío Dilernia, investigador del Centro Nacional de referencia para el Sida, de la Facultad de Medicina. "Como no hay muchos egresados, conseguir un lugar de trabajo no es tan difícil como en otras carreras. Y más ahora que hay más becas de investigación", dijo, y agregó: "Yo me gradué en esta facultad en 2004 y conseguí el puesto que tengo ahora por un papelito como éste".
LA NACION
En el amplio espectro de carreras universitarias, las menos elegidas son las que explican las leyes que rigen la naturaleza: las ciencias básicas. Las prefieren sólo el tres por ciento de los estudiantes universitarios en todo el país porque, según los especialistas, falla la modalidad con la que se enseñan en la primaria y secundaria.
Sin embargo, los esfuerzos de autoridades políticas y académicas por detener la reducción del número de jóvenes que eligen estudiar física, química, matemáticas y biología, entre otras disciplinas, parecen haber comenzado a dar frutos. En los últimos dos años se notó un leve cambio que podría revertir la caída libre de inscriptos a esas carreras, al menos en las dos universidades que más alumnos atrajeron en esa área durante 2008, el último año del que se tienen estadísticas nacionales: la Universidad de Buenos Aires (UBA), con 7480 alumnos, y la de La Plata (UNLP), con 3433. Ese año, en todo el país, los estudiantes universitarios eran 1.283.482, y los que cursaban las ciencias básicas eran sólo 45.564.
"En nuestras aulas no hay saturación de alumnos como en medicina u otras carreras", contó a LA NACION Sebastián Mirabelli, de 28 años, a dos meses de graduarse como biólogo en la UBA. Su amigo Alejandro Acuña, de 27, agregó: "Pero también es cierto que las materias introductorias que hasta hace tres años no tenían cupos, ahora sí los tienen porque aumentaron los alumnos".
Entre 1999 y 2008, los inscriptos en el CBC para las carreras de la Facultad de Ciencias Exactas de esa universidad disminuyeron un 25 por ciento; pasaron de 2061 a 1536.
Las múltiples actividades que se hicieron para celebrar 2008 como el año de las ciencias, la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología y la realización de la Semana de la Ciencia en la UBA, dirigida a estudiantes secundarios, se cuentan entre los hechos que habrían influido para que en 2009 se inscribiera un 9% más que el año anterior en esta área temática y el 14% más en 2010.
Para ayudar a superar las dificultades con matemáticas, por ejemplo, la Facultad de Ciencias Exactas implementó el año último cursos nivelatorios y un sistema de tutores cada cuarenta alumnos que aspiraban a estudiar esas carreras. "De esta forma, aumentó el porcentaje de los que aprobaron el CBC del 50 al 70 por ciento", dijo el decano de esa facultad, Jorge Aliaga.
En la segunda universidad con más alumnos, la UNLP, entre 2008 y 2009 también hubo un leve ascenso en los totales de alumnos inscriptos. Allí, las ciencias biológicas están separadas de las exactas propiamente dichas. En las primeras, los ingresantes aumentaron de 459 a 637 y, en Ciencias Exactas, de 1042 a 1185. La jefa del Departamento de Matemáticas de la UNLP, Nélida Echebest, se entusiasma con ese incremento. Entre 2006 y 2010, crecieron de 32 a 80 los estudiantes de matemáticas.
Para la docente, esta cifra es "alentadora", y sugiere "desdramatizar" los presuntos bochazos de los estudiantes en los exámenes de matemática; noticia infaltable en tiempos de ingreso a la universidad. Para Echebest, pudieron haber influido positivamente las competencias u olimpíadas matemáticas que cobraron fuerza en los últimos años.
Según Aliaga, la distancia que en general tienen los adolescentes con estas disciplinas se debe a que falla la forma en la que se enseña física y matemática. Aliaga sugiere "dejar de transmitir fórmulas en el pizarrón para vincular los contenidos con los problemas de la naturaleza y proponerles experiencias cercanas a lo que los chicos ven a diario".
Según Diego Golombek, doctor en biología, investigador del Conicet y docente de la Universidad de Quilmes, "para que se note un cambio en la tendencia se necesitarán muchos años".
Hasta ahora, según dijo, "muy paulatinamente se empieza a ver al graduado de ciencia no sólo como un investigador, sino también como un posible emprendedor que puede tener su propia empresa. La paradoja es que esta actitud aún no se trasladó a la escuela secundaria".
"CONSEGUIR UN TRABAJO NO ES TAN DIFICIL"
"Se busca estudiante recibido para entrar como becario doctoral en la Facultad de Medicina", decía un papel que días pasados pegaba en una cartelera del pabellón de Ciencias Exactas, en Ciudad Universitaria, Darío Dilernia, investigador del Centro Nacional de referencia para el Sida, de la Facultad de Medicina. "Como no hay muchos egresados, conseguir un lugar de trabajo no es tan difícil como en otras carreras. Y más ahora que hay más becas de investigación", dijo, y agregó: "Yo me gradué en esta facultad en 2004 y conseguí el puesto que tengo ahora por un papelito como éste".
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