Nora Bär
LA NACION
Si el aumento de recursos humanos de nuestro sistema científico, y en particular de mujeres que hacen ciencia, es una buena noticia, el Conicet ofrece argumentos para levantarnos el ánimo.
A fines de este año, no sólo superará los 8000 becarios, cifra que cuadruplica los que había hace una década, sino que además la participación femenina aumentó alrededor del 6% entre 2000 y 2009. Lo único que descendió, pero también es un dato positivo, es el promedio de edad de los investigadores (en la categoría "asistentes", 3 años, y un año en el promedio total).
Las cifras se comentaron ayer, durante la presentación de una nueva edición del concurso Por la Mujer en la Ciencia, organizado por la empresa L´Oréal y la Unesco, con respaldo del Conicet, que desde 2007 entrega anualmente 20.000 dólares a una investigadora destacada del medio local para que pueda seguir desarrollando un proyecto en curso dentro del país. El premio tiene una versión internacional que distingue a una mujer por cada continente (cinco en total), algunas de las cuales recibieron luego el Premio Nobel.
¿Por qué un premio dedicado específicamente a mujeres que se dedican a la actividad científica?
Otras cifras, que no son tan halagüeñas, lo explican: por ejemplo, que mientras el 60% de los becarios y el 48% de los investigadores pertenecen al género femenino, la junta de calificaciones del Conicet está compuesta por 15 hombres y 7 mujeres, o que sobre un total de 21 comisiones asesoras que integran 271 científicos, sólo 125 son mujeres. Otro argumento podría ser la necesidad que tienen las mujeres científicas de atender, como todas, el doble rol de madre y profesional, muchas veces sin una normativa que las proteja.
Según una encuesta realizada entre 716 investigadoras y presentada por Cecilia Mastrini, de L´Oréal Argentina, el 72% de las científicas son también madres. A pesar de lo cual el mismo número contestó que dedica a la investigación entre 8 y 12 horas diarias, algo que sólo puede explicarse por la pasión con la que abrazan su trabajo: el 91% lo considera un desafío intelectual, el 38% lo hace por motivos humanitarios y sólo el 4% para ascender socialmente.
Mucho, poquito y nada
Entre los resultados menos alentadores, la encuesta reveló que todavía existe un desencuentro entre los científicos y la sociedad en su conjunto: mientras más de la mitad de las encuestadas consideró que la comunidad no percibe las posibles aplicaciones de su trabajo, otra encuesta realizada el año último reveló que 8 de cada diez argentinos opinan que la ciencia sí es aplicable a la vida cotidiana. Por otro lado, 6 de cada 10 investigadoras contestaron que a los científicos se los valora poco y nada.
El Premio L´Oréal-Unesco por la Mujer en la Ciencia es la primera recompensa internacional dedicada a las científicas e intenta estimular nuevas vocaciones.
En el país, una tarea imperiosa, si se tiene en cuenta que, según las investigadoras, ni en la escuela primaria, y menos aún en la secundaria, se alienta a chicas -ni a chicos- a optar por carreras científicas.
Entre las sugerencias para acercar la ciencia a los jóvenes, las investigadoras que participaron del sondeo mencionaron en primer término la capacitación de los docentes (el 25%), mantener contactos con investigadores o realizar visitas a centros de investigación (20%) y formar docentes especializados en la enseñanza de la ciencia (18%), entre otras iniciativas.
lanacion.com
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Si el aumento de recursos humanos de nuestro sistema científico, y en particular de mujeres que hacen ciencia, es una buena noticia, el Conicet ofrece argumentos para levantarnos el ánimo.
A fines de este año, no sólo superará los 8000 becarios, cifra que cuadruplica los que había hace una década, sino que además la participación femenina aumentó alrededor del 6% entre 2000 y 2009. Lo único que descendió, pero también es un dato positivo, es el promedio de edad de los investigadores (en la categoría "asistentes", 3 años, y un año en el promedio total).
Las cifras se comentaron ayer, durante la presentación de una nueva edición del concurso Por la Mujer en la Ciencia, organizado por la empresa L´Oréal y la Unesco, con respaldo del Conicet, que desde 2007 entrega anualmente 20.000 dólares a una investigadora destacada del medio local para que pueda seguir desarrollando un proyecto en curso dentro del país. El premio tiene una versión internacional que distingue a una mujer por cada continente (cinco en total), algunas de las cuales recibieron luego el Premio Nobel.
¿Por qué un premio dedicado específicamente a mujeres que se dedican a la actividad científica?
Otras cifras, que no son tan halagüeñas, lo explican: por ejemplo, que mientras el 60% de los becarios y el 48% de los investigadores pertenecen al género femenino, la junta de calificaciones del Conicet está compuesta por 15 hombres y 7 mujeres, o que sobre un total de 21 comisiones asesoras que integran 271 científicos, sólo 125 son mujeres. Otro argumento podría ser la necesidad que tienen las mujeres científicas de atender, como todas, el doble rol de madre y profesional, muchas veces sin una normativa que las proteja.
Según una encuesta realizada entre 716 investigadoras y presentada por Cecilia Mastrini, de L´Oréal Argentina, el 72% de las científicas son también madres. A pesar de lo cual el mismo número contestó que dedica a la investigación entre 8 y 12 horas diarias, algo que sólo puede explicarse por la pasión con la que abrazan su trabajo: el 91% lo considera un desafío intelectual, el 38% lo hace por motivos humanitarios y sólo el 4% para ascender socialmente.
Mucho, poquito y nada
Entre los resultados menos alentadores, la encuesta reveló que todavía existe un desencuentro entre los científicos y la sociedad en su conjunto: mientras más de la mitad de las encuestadas consideró que la comunidad no percibe las posibles aplicaciones de su trabajo, otra encuesta realizada el año último reveló que 8 de cada diez argentinos opinan que la ciencia sí es aplicable a la vida cotidiana. Por otro lado, 6 de cada 10 investigadoras contestaron que a los científicos se los valora poco y nada.
El Premio L´Oréal-Unesco por la Mujer en la Ciencia es la primera recompensa internacional dedicada a las científicas e intenta estimular nuevas vocaciones.
En el país, una tarea imperiosa, si se tiene en cuenta que, según las investigadoras, ni en la escuela primaria, y menos aún en la secundaria, se alienta a chicas -ni a chicos- a optar por carreras científicas.
Entre las sugerencias para acercar la ciencia a los jóvenes, las investigadoras que participaron del sondeo mencionaron en primer término la capacitación de los docentes (el 25%), mantener contactos con investigadores o realizar visitas a centros de investigación (20%) y formar docentes especializados en la enseñanza de la ciencia (18%), entre otras iniciativas.
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