jueves, 3 de septiembre de 2009

De la hiperinformación a la locura


El Diario La Nación publicó una extensa columna de Ariel Torres sobre el consumo de contenidos en Internet. El texto señala que, según un estudio, la gente ocupa cada vez más tiempo en la red examinando datos e información, mientras que la comunicación ha perdido fuerza (mails y messenger). Más allá de la estadística, el fragmento más llamativo de la nota es el que se ocupa de la simultaneidad: personas enfrente de la pantalla que hacen diferentes y variadas cosas a la vez, pero que al mismo tiempo no hacen nada, porque muchas de ellas las hace la computadora sola.

¿Cómo saber entonces qué se mira efectivamente? ¿Qué gusta? ¿Qué se consume? La conclusión es incierta. Lo único cierto es que actualmente tenemos a nuestro alcance una variedad informativa sin límites, y una capacidad inigualable para manejar comunicaciones e información. Posibilidades valiosas y apasionantes, pero muchas veces excesivas.

Torres describió de manera puntual las conductas de una persona (él mismo) de cara a las posibilidades de la información. Lo hace de esta manera: "Mientras escribo esta columna voy contestando a varias personas en el chat. Algunos son amigos, otros son colegas. Alt-Tab a pleno, en suma. Pero uso también el mensajero para enviar imágenes para un programa de TV. El teléfono no ha parado de sonar y varios llamados hacen referencia a alguno de los 660 mails que tengo en mi casilla de correo en este instante (ahora ya son 661). En segundo plano, estoy bajando software y oigo (no digo que escucho) una radio AM por la Web. En mi Firefox hay unas veinte pestañas con diversos sitios Web, pero uno es el calendario y otro, Gmail. El lector de noticias RSS no se apaga nunca, como tampoco un ticker con las acciones de Nasdaq. Es muy evidente que un segundo de este tiempo no es igual a un segundo de hace 20 años. Lo interesante es que la máquina está haciendo la mayoría de estas cosas por sí misma, tal como se le pidió, y que mi atención está puesta un 90% en producir contenidos (esta nota) que terminarán en Internet de la manera tradicional, no en un blog."

La imagen que presenta es muy ilustrativa. Todo en simultáneo: la información, la comunicación, los datos, el armado, el sonido, la imagen y la producción. Todo a favor de diferentes objetivos y según las órdenes de un usuario. Con la participación de una persona, y la presencia de los motores informáticos que responden a las órdenes.

Pero, ¿qué impresión genera la descripción de Torres? ¿Es placentera o enajenante? Las facilidades que ofrece la tecnología son inmensas, ¿pero hasta dónde llega la utilidad? ¿En qué punto la misma se convierte en excesiva e invasiva? Además, no creo que sea cierto que un segundo en este tiempo no es igual a un segundo de hace veinte años. Más consumo y posibilidades de información -y mayor manejo de la misma-, realmente no generan diferencias entre un segundo de hoy y un segundo de hace veinte años. En un único segundo una persona nace, y en un único segundo una persona muere. Muy lejos de la información, y de la misma manera de siempre.

No me canso de decir que las tecnologías de la comunicación ofrecen inmensas posibilidades para mejorar la vida de las personas, y que evitan trabajos monótonos y repetitivos. Pero la tecnología debe estar al servicio del hombre y no al revés. Todos los adelantos deberían favorecer la creatividad y la inteligencia del ser humano en sus diferentes actividades, y no perjudicar e invadir la tranquilidad y el trabajo con ruidos, informaciones innecesarias o comunicaciones inoportunas.

En este momento, mientras escribo, tengo mi mente y mi energía puestas en un 100 por ciento en estas líneas y no voy a permitir que ningún robot o un amigo remoto me interrumpa. La tecnología está a mi servicio: no al revés.

hipercritico.com

No hay comentarios: