¿Cómo saber entonces qué se mira efectivamente? ¿Qué gusta? ¿Qué se consume? La conclusión es incierta. Lo único cierto es que actualmente tenemos a nuestro alcance una variedad informativa sin límites, y una capacidad inigualable para manejar comunicaciones e información. Posibilidades valiosas y apasionantes, pero muchas veces excesivas.
Torres describió de manera puntual las conductas de una persona (él mismo) de cara a las posibilidades de la información. Lo hace de esta manera: "Mientras escribo esta columna voy contestando a varias personas en el chat. Algunos son amigos, otros son colegas. Alt-Tab a pleno, en suma. Pero uso también el mensajero para enviar imágenes para un programa de TV. El teléfono no ha parado de sonar y varios llamados hacen referencia a alguno de los 660 mails que tengo en mi casilla de correo en este instante (ahora ya son 661). En segundo plano, estoy bajando software y oigo (no digo que escucho) una radio AM por la Web. En mi Firefox hay unas veinte pestañas con diversos sitios Web, pero uno es el calendario y otro, Gmail. El lector de noticias RSS no se apaga nunca, como tampoco un ticker con las acciones de Nasdaq. Es muy evidente que un segundo de este tiempo no es igual a un segundo de hace 20 años. Lo interesante es que la máquina está haciendo la mayoría de estas cosas por sí misma, tal como se le pidió, y que mi atención está puesta un 90% en producir contenidos (esta nota) que terminarán en Internet de la manera tradicional, no en un blog."
La imagen que presenta es muy ilustrativa. Todo en simultáneo: la información, la comunicación, los datos, el armado, el sonido, la imagen y la producción. Todo a favor de diferentes objetivos y según las órdenes de un usuario. Con la participación de una persona, y la presencia de los motores informáticos que responden a las órdenes.
Pero, ¿qué impresión genera la descripción de Torres? ¿Es placentera o enajenante? Las facilidades que ofrece la tecnología son inmensas, ¿pero hasta dónde llega la utilidad? ¿En qué punto la misma se convierte en excesiva e invasiva? Además, no creo que sea cierto que un segundo en este tiempo no es igual a un segundo de hace veinte años. Más consumo y posibilidades de información -y mayor manejo de la misma-, realmente no generan diferencias entre un segundo de hoy y un segundo de hace veinte años. En un único segundo una persona nace, y en un único segundo una persona muere. Muy lejos de la información, y de la misma manera de siempre.
No me canso de decir que las tecnologías de la comunicación ofrecen inmensas posibilidades para mejorar la vida de las personas, y que evitan trabajos monótonos y repetitivos. Pero la tecnología debe estar al servicio del hombre y no al revés. Todos los adelantos deberían favorecer la creatividad y la inteligencia del ser humano en sus diferentes actividades, y no perjudicar e invadir la tranquilidad y el trabajo con ruidos, informaciones innecesarias o comunicaciones inoportunas.
En este momento, mientras escribo, tengo mi mente y mi energía puestas en un 100 por ciento en estas líneas y no voy a permitir que ningún robot o un amigo remoto me interrumpa. La tecnología está a mi servicio: no al revés.
hipercritico.com
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