lunes, 2 de enero de 2012

Reyes Magos, ¡modérense!

¿Quién se acuerda del trabajo que les espera a los Reyes Magos? Llevan siglos regalando, pero últimamente no lo están teniendo nada fácil. A los muñecos que lloran, bicicletas, patines y balones de fútbol se les añade en los últimos años perros robotizados, ordenadores que te hablan y videojuegos cada vez más realistas.
Por ello, para echar una mano a Melchor, Gaspar y Baltasar y evitar que los camellos lleguen desde Oriente cargados de juguetes que no se aprovechen, varios especialistas han decidido ayudar a sus Majestades para que sepan elegir entre tanta oferta qué es lo más conveniente para que los pequeños disfruten de estas navidades.

Queridos Reyes Magos...

Precisamente porque este año muchos niños han sido buenos, hay que evitar que el exceso de regalos les termine perjudicando. "Ningún crío se quejará nunca por recibir muchos juguetes", afirma la psicóloga clínica Elena Borges, "pero hay que evitar regalarles con desmesura y abundancia porque se les insensibiliza ante el verdadero valor del regalo: la generosidad y el cariño de quienes lo hacen", comenta esta especialista.
Porque cuando nos hacemos adultos no siempre podemos tener todo lo que nos gustaría, si se acostumbra a los más pequeños a obtener todo lo que se les antoja hace que los niños "crezcan con una fuerte intolerancia a la frustración que seguramente les pasará factura de adultos", explica Borges.
Pero se corre otro peligro. La pedagoga Cristina Dueñas remarca que "si se acostumbra al niño desde bien pequeño a darle todo lo que se le antoja puede terminar perdiendo la noción de esfuerzo que se requiere para conseguir las cosas, algo perjudicial cuando se haga adulto".
Además, ¿para qué cargar a los Reyes con juguetes que no se van a disfrutar? Ambas especialistas recuerdan que ya sea por falta de tiempo o por la sobreabundancia de regalos, muchos niños terminan arrinconando y dejando de lado muchos de ellos.

Regalos que disfrutemos todos

Entonces ¿qué se le regala? Tanto Elena Borges como Cristina Dueñas se atreven a aconsejar que se regale con moderación, evitando la ostentación y estableciendo prioridades para los más pequeños.
"También es importante que, ante el boom de la tecnología, no se olviden de los otros juguetes, es decir, los creativos y los socializadores", explica Elena Borges. "Entre los primeros se encontrarían todos aquellos que estimulan la imaginación de los más pequeños, desarrollando sus fantasías y deseos y, sobre todo, que son capaces de discernir entre lo real y lo imaginario".
Así, los juegos de construcción, los libros, los rompecabezas, los puzles o todos aquellos en los que se dibuja o se juega con plastilina fomentan la creatividad en el niño: "Todos ellos son adecuados para estimular las funciones cerebrales y aumentan nuestra reserva cognitiva, manteniendo nuestras neuronas jóvenes", comenta el doctor Pablo Martínez-Lage, coordinador del grupo de estudio de conductas y demencias de la Sociedad Española de Neurología.
Pero ¿por qué no jugar todos? Aunque ningún experto critica abiertamente a que se regalen videojuegos y juguetes por el estilo "ya que también tienen un papel en la educación de los niños, les ayudan a desarrollar ciertas habilidades sobre todo con las nuevas tecnologías y, si son educativos, están muy bien", tal y como lo explica Cristina Dueñas, tampoco hay que olvidarse de los clásicos juegos de mesa en los que se necesita jugar con más gente.
"Mientras que los videojuegos suelen ser una práctica en solitario, los juegos de mesa y variantes enseñan a los niños a interaccionar con más gente y los capacita para crear lazos afectivos sanos con su entorno", explica Borges. "Además, es de vital importancia que los críos aprendan desde pequeños a ganar y perder, porque esto es parte de la vida", añade Cristina Dueñas.
Precisamente, Elena Borges recuerda a los Magos de Oriente que no se olviden de dejar una recomendación a los padres: "Hay que buscar regalos adecuados para los niños y evitar la sobreabundancia de ellos, ya que muchas veces lo que se intenta es compensar, por ejemplo, la falta de tiempo que los progenitores no pasan con sus hijos", por lo que recuerda, "el mayor regalo es el de mayor valor humano, no el más caro o los más numerosos".
elmundo.es

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