LONDRES.- Aquello por lo que nos enamoramos no sirve para saber si la relación se sostendrá en el tiempo. Eso afirma el psicólogo John Gottman, autor de más de 40 libros y de 160 artículos científicos sobre las relaciones de pareja, que revela cómo se logra el éxito duradero y refuta algunos mitos sobre el amor romántico.
"Esa atracción original es un mecanismo evolutivo para elegir al compañero. Pero los matrimonios acordados son tan estables como las relaciones seleccionadas sobre la base del amor. El amor romántico no parece ser necesario para una relación estable, y hay alguna evidencia de que nubla el entendimiento."
-¿Eso significa que el amor romántico es una base pobre para el matrimonio?
-Sí. En una relación larga, el romance, el sexo y la pasión son muy diferentes de lo que son en su faz inicial de atracción. Eso no quiere decir que el amor y el romance estén muertos. Creo que son maravillosos y que pueden ser la base de una relación. Parte del problema es que la gente no sabe qué buscar cuando se compromete en un noviazgo.
-¿Qué debería buscar?
-Las señales son realmente muy simples. Primero que nada, ¿se lo trata a uno con amor, afecto y respeto? ¿Se siente que hay una base en términos de cuidados, apoyo y afecto? ¿Le gusta realmente compartir sus horas con esta persona de manera que el tiempo fluya como el vino? ¿Es fácil estar juntos? A medida que la gente se siente más cercana, otra cosa para tener en cuenta es el sentimiento de que uno puede crear la sensación de propósitos, significados y valores compartidos. Creo que eso es suficiente para seguir adelante y pensar en términos de una relación a largo plazo.
-¿Cómo estudia científicamente a las relaciones?
-En los últimos 20 años, hemos estudiado parejas a lo largo del curso de sus relaciones , desde gente recién casada o comprometida hasta parejas que tienen más de ochenta años. Podemos preguntarnos si son diferentes a esas personas que, a pesar de que a nosotros nos parecen agradables, hoy están divorciadas A través del tiempo advertimos que hay sólo un pequeño número de cosas que la gente hace en las relaciones que funcionan.
-¿Como cuáles?
-Encontramos que podíamos predecir con una exactitud mayor al 90% lo que iba a pasar con una relación en los siguientes tres años al examinar la psicología y la conducta de una pareja durante una conversación sobre un tema en el que no estaban de acuerdo, y entrevistándolos sobre su pasado. En las parejas que duraron, la tasa de afirmaciones positivas a negativas durante una conversación conflictiva fue de 5 a 1. En las relaciones que terminaron, la tasa fue de alrededor de 1 a 1.
-¿Se puede realmente reducir las complejidades de las relaciones en unas pocas reglas simples?
-Creo que hay una ciencia para lograrlo. El nivel de predictibilidad es muy alto. Por supuesto, la verdadera prueba será poder crear un cambio en la relación. El sexo, el romance y la pasión no son mágicos. Son realmente muy simples. Hay una receta para elaborarlos en relaciones a largo plazo.
-¿Cuál es la receta?
-Lo primero es que el sexo, el romance y la pasión tienen que ver con tomar información y energía, es decir, lo contrario a trasmitirlas. Por lo tanto, no se trata de ser sexy o atractivo, sino de estar interesado en su pareja y de ser receptivo y conocer al otro, y comprender lo profundo y fundamental de ella. Es una decisión de cada momento el estar interesado, el ser obsequioso.
-¿Hay algunas personas que son naturalmente buenas para las relaciones?
-Sí. Yo las llamo "maestros de las relaciones". Tienen ese hábito mental por el cual buscan cosas para apreciar. Buscan cosas para poder decir "gracias". En el otro extremo, los "desastres de las relaciones" se focalizan en los errores de su pareja. Escudriñan para encontrar lo que el otro está haciendo mal.
-¿Qué cosas se destacan en las relaciones malas?
-Hemos encontrado cuatro cosas que son más corrosivas que cualquier otra cosa, las llamamos los cuatro jinetes del apocalipsis. Probablemente la más negativa es el desprecio: dirigir insultos, el sarcasmo, el sentimiento que uno es mejor que su pareja. Un aire de superioridad es, en sí mismo, el mejor vaticinador del divorcio. La crítica es otro signo de una relación que no va a ninguna parte, así como estar a la defensiva, como cuando se responde a una queja con indignación o como si uno fuera una víctima inocente. Si se actúa de esa manera, uno no se hace responsable del problema. Por último, está el encerrarse o retirarse emocionalmente de la interacción. Podemos catalogar esto fácilmente en el laboratorio. Quienes se encierran no dan los habituales canales alternativos no verbales al que le habla. Miran a otro lado y dejan de responder.
-¿No se encuentran estas cosas también en las relaciones buenas?
-La crítica y el estar a la defensiva se encuentran en todas las relaciones. La diferencia es que un "maestro de las relaciones" notará que las cosas no marchan y hará un intento de reparación. Estudié lo que hace que los intentos de reparación funcionen durante un par de años antes de advertir que en lugar de mirar al que lo hacía tenía que observar a quien lo recibía: lo que hace la diferencia es aceptar el intento de reparación de su pareja.
-¿Pueden revertirse las malas relaciones?
-Es natural que la intimidad se deteriore si no se pone energía en ello. A medida que la vida continúa, las parejas pueden ignorarse mutuamente y dejar de conquistarse. Se focalizan en sus hijos o en su trabajo. Pero se puede aprender qué hacer si los jinetes del apocalipsis comienzan a atacar. Hay una base científica en esto. Podemos aprender de los "maestros de las relaciones" y podemos hacer que los problemas no ocurran.
"No se trata de ser sexy, sino de estar interesado en su pareja y ser receptivo "
JOHN GOTTMAN. Psicólogo
JOHN GOTTMAN. Psicólogo
Traducción de María Elena Rey
Historias transgresoras
¿Puede mencionar tres defectos de su pareja que le cuesta soportar? ¿La llegada de los hijos produjo crisis profundas? ¿Temió, sospechó o confirmó una infidelidad de su pareja alguna vez? ¿Pasó largos períodos sin tener relaciones sexuales con su pareja? ¿Discutieron sobre quién maneja el dinero en la casa?
Contra lo que solemos pensar los que miramos el fenómeno desde afuera, las parejas de larga y feliz duración responderían que sí a todas esas preguntas. La diferencia, probablemente, está en que dirían lo mismo si se les preguntara si el mejor plan es dejar el mundo en pausa y estar juntos, si pueden nombrar lo que más admiran del otro y si, al relatar hoy la primera vez que vieron a su pareja, hace 20, 30 o 40 años, sienten casi lo mismo que entonces.
Los amores de largo plazo, según los cuentan sus protagonistas, son historias ambiguas, para nada idealizadas, de construcción lenta y paciente, que se abren paso entre (y a veces contra) toda la gente que rodea a una pareja -padres y madres, hijos, compañeros de trabajo, ex maridos y mujeres-, y que tienen tanto de estrategia racional para estar juntos como de impulso apasionado e inexplicable.
El amor duradero se ha vuelto transgresor: postula la duración en tiempos de cambios veloces; prefiere la exclusividad en épocas de descarte y renovación rápida; apuesta por privilegiar lo que necesita el otro, mientras se nos alienta a buscar la "autorrealización" a toda costa. Transgrede hasta en biológico: dicen los neuropsicólogos que los seres humanos estamos evolutiva y hormonalmente hechos para la monogamia serial. Será por eso, porque va contra la corriente, que en público ya no decimos "para siempre", pero buscamos con avidez la receta del largo plazo cuando nadie nos ve.
La ciencia lo mide; la psicología lo interpreta; la autoayuda lo recomienda, y la ficción lo recrea. Pero nadie termina de desentrañar el secreto del amor duradero. Menos mal.
Es autora de Por qué dura el amor. Historias y claves de parejas que le ganaron al tiempo (Ed. Sudamericana)
Historias transgresoras
¿Puede mencionar tres defectos de su pareja que le cuesta soportar? ¿La llegada de los hijos produjo crisis profundas? ¿Temió, sospechó o confirmó una infidelidad de su pareja alguna vez? ¿Pasó largos períodos sin tener relaciones sexuales con su pareja? ¿Discutieron sobre quién maneja el dinero en la casa?
Contra lo que solemos pensar los que miramos el fenómeno desde afuera, las parejas de larga y feliz duración responderían que sí a todas esas preguntas. La diferencia, probablemente, está en que dirían lo mismo si se les preguntara si el mejor plan es dejar el mundo en pausa y estar juntos, si pueden nombrar lo que más admiran del otro y si, al relatar hoy la primera vez que vieron a su pareja, hace 20, 30 o 40 años, sienten casi lo mismo que entonces.
Los amores de largo plazo, según los cuentan sus protagonistas, son historias ambiguas, para nada idealizadas, de construcción lenta y paciente, que se abren paso entre (y a veces contra) toda la gente que rodea a una pareja -padres y madres, hijos, compañeros de trabajo, ex maridos y mujeres-, y que tienen tanto de estrategia racional para estar juntos como de impulso apasionado e inexplicable.
El amor duradero se ha vuelto transgresor: postula la duración en tiempos de cambios veloces; prefiere la exclusividad en épocas de descarte y renovación rápida; apuesta por privilegiar lo que necesita el otro, mientras se nos alienta a buscar la "autorrealización" a toda costa. Transgrede hasta en biológico: dicen los neuropsicólogos que los seres humanos estamos evolutiva y hormonalmente hechos para la monogamia serial. Será por eso, porque va contra la corriente, que en público ya no decimos "para siempre", pero buscamos con avidez la receta del largo plazo cuando nadie nos ve.
La ciencia lo mide; la psicología lo interpreta; la autoayuda lo recomienda, y la ficción lo recrea. Pero nadie termina de desentrañar el secreto del amor duradero. Menos mal.
Es autora de Por qué dura el amor. Historias y claves de parejas que le ganaron al tiempo (Ed. Sudamericana)
lanacion.com
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