Si alguna vez alguien justificó el tópico “payaso triste”, ése fue Pepe Biondi, el gran cómico argentino que hoy cumpliría 100 años y que alternó cimas con caídas tantas veces que su biografía parece imitar una novela del siglo XIX.
Hijo de inmigrantes napolitanos, José Biondi conoció la miseria apenas asomó la cabeza, el 4 de septiembre de 1909, en el barrio de Barracas. A los siete años, ya instalado con sus padres y sus cinco hermanos en Remedios de Escalada –y acostumbrado como estaba a intentar actos de acrobacia– fue visto por Juan “Chocolate” Bonamorte, un clown brasileño integrante del Circo Anselmi.
Chocolate, bajo promesa de darle al niño alojamiento, comida y aprendizaje, se lo llevó con él. Pero el payaso maltrataba al jovencito, metiéndole a fuerza de golpes los conceptos básicos de la acrobacia.
Cinco años después, cuando el Anselmi volvió a la Argentina, Biondi decidió abandonar la troupe. Lo esperaba la misma miseria, pero ahora en Lanús. Después de ser repartidor, lustrabotas y canillita volvió a la actuación. Tras el servicio militar, viajó a probar suerte a Montevideo.
A su vuelta consiguió trabajo en el Circo Londres, donde en 1933 conoció a Dick (Bernardo Zalman Ber Dvorkin), un payaso ruso con el que formó un dúo infalible que duraría 23 años. Un año después, en 1934, se casaría con la cantante de tangos María Teresa Moraga, que sería su mujer de toda la vida y madre de su hija Margarita.
Dick y Biondi, tal el nombre del binomio, pasearon durante años su exitoso acto por numerosos países de Latinoamérica, aunque México fue la tierra donde el suceso llegó a cumbres impensadas. Y de los teatros a la recién nacida televisión hubo un paso.
El show de Dick y Biondi triunfó en la televisión mexicana, pero en 1953 y ante las ganas de estirar su suerte a otros países, el dúo recaló en Cuba. Tres años después, Dick abandonó el dúo y partió a España, con lo que Biondi por fin tuvo un programa en solitario que lo convirtió en una figura destacada de la Cuba de Batista.
Cuando triunfó la Revolución en 1959, el empresario Goar Mestre viajó a la Argentina y se hizo cargo de la programación de Canal 13. En 1960 contrató a Biondi, que aquí era casi un desconocido. La cosa funcionó: su programa Viendo a Biondi debutó el 7 de abril de 1961 y se mantuvo siete años en el aire, marcando siempre asombrosos números de audiencia.
Con los años, la salud de Pepe empezó a jugarle en contra. Enfermo desde hacía una década, sufrió un infarto en 1965.
Desde ese momento nunca volvió a ser el mismo, y su deterioro físico tuvo correlato con la declinación artística que lo sacó para siempre de la televisión (sólo tuvo un regreso mínimo en Canal 11 en 1972).
Su última aparición en la pantalla chica fue para un reportaje, el 1 de junio de 1975. Los que lo recuerdan no pueden olvidar el impacto que les produjo verlo: era la antítesis del hombre que les había alegrado la infancia.
Murió de un paro cardíaco el 4 de octubre, sólo tres meses después, ya muy lejos de éxito que había conocido.
criticadigital.com
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