Fabiola Czubaj LA NACION
Una simple ley de la física es el principio por el cual personas diabéticas con lesiones que no responden al tratamiento convencional pueden desde estabilizar la enfermedad hasta evitar una amputación pronosticada.
Ese principio se cumple dentro de una cámara en la que los pacientes reciben oxígeno a presión varios días por semana durante poco más de una hora, mientras un estado de somnolencia los relaja y, a muchos, hasta les permite disfrutar de una siesta.
"El gas se hace más soluble en un líquido si está bajo presión; así es como funciona la cámara hiperbárica con la que tratamos varias enfermedades. A medida que aumentamos la presión del oxígeno que les damos a los pacientes, ese gas vital llega en mayor cantidad a todos los tejidos", resumió la doctora Nina Subbotina, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Hiperbárica y Actividades Subacuáticas (Samhas) y directora del Centro de Medicina Hiperbárica Buenos Aires.
Además de la sordera súbita, la gangrena gaseosa, la intoxicación por monóxido de carbono, la necrosis de tejidos por el uso de radioterapia para tratar cánceres o las quemaduras graves, la baromedicina u oxigenoterapia a una presión que duplica la de nuestro ambiente -en el país hay poco más de una decena de estas cámaras ( www.hipercamaras.com.ar )- acumula buenos efectos en los diabéticos.
Entre ellos, Subbottina y el doctor Héctor Campos, presidente de la Samhas, mencionaron: recupera tejidos lesionados, como el pie diabético; reduce los edemas, que generan más presión sobre los vasos con aterosclerosis; promueve la producción de colágeno y la formación de nuevos capilares, que previenen la reaparición de las úlceras; hace que los glóbulos blancos recuperen su capacidad de destruir bacterias en las heridas, lo que mejora también la respuesta a los antibióticos, y hasta estabiliza los niveles de azúcar en sangre, algo clave para controlar la diabetes.
"Cuando se trata de heridas refractarias al tratamiento, el oxígeno ayuda a que el proceso de curación normal del organismo se ponga nuevamente en funcionamiento", dijo Campos, jefe del Servicio de Medicina Hiperbárica del Sanatorio Modelo de Quilmes.
Así, precisó, heridas que demorarían dos meses en cerrarse cicatrizan en una semana. "Muchos pacientes con diabetes tipo 2 necesitaron que se les redujera la cantidad de insulina después del tratamiento en la cámara porque hay una recuperación muy suave del páncreas", indicó el ex director del Hospital Naval Pedro Mayo. Aclaró también que aún no hay evidencias de que la oxigenoterapia restaure la función pancreática perdida.
La presión que se usa para suministrar el oxígeno es de entre 2 y 3 atmósferas, es decir, entre 2 y 3 kilos/cm2 por encima de la presión ambiental, que es de 1 kilo. "Es como bucear a diez metros de profundidad -agregó Subbotina-. Los tejidos reciben oxígeno disuelto en la sangre y se acelera la producción de la energía necesaria para la recuperación celular. En pacientes con pie diabético, se necesitan unas 40 sesiones para recuperarlo, si se derivan a tiempo." Todos continúan con el tratamiento indicado por su diabetólogo.
A pasos de la cámara hiperbárica, que funciona desde hace 14 años en Quilmes, hay otra cámara que permite pronosticar si una persona con antecedentes familiares o con diagnóstico reciente de diabetes sufrirá de una isquemia (reducción de la llegada de sangre) cardíaca. "La diabetes es una enfermedad sistémica y observamos que en los pacientes con isquemia de miocardio desaparecían los signos visibles de ese trastorno al salir de la cámara hiperbárica", indicó el cardiólogo Pedro Olivieri, jefe del Servicio de Medicina Hipobárica.
Olivieri y el doctor Vicente Ciancio, director del posgrado en Medicina Aeronáutica y Espacial de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), lograron diagnosticar en la cámara hipobárica si diabéticos o personas con factores de riesgo sufrirían isquemia. "No tenían síntomas y pudimos adelantarnos a la aparición de la isquemia al someterlos a esfuerzo físico en la cámara con bajo nivel de oxígeno", dijo Ciancio.
Una simple ley de la física es el principio por el cual personas diabéticas con lesiones que no responden al tratamiento convencional pueden desde estabilizar la enfermedad hasta evitar una amputación pronosticada.
Ese principio se cumple dentro de una cámara en la que los pacientes reciben oxígeno a presión varios días por semana durante poco más de una hora, mientras un estado de somnolencia los relaja y, a muchos, hasta les permite disfrutar de una siesta.
"El gas se hace más soluble en un líquido si está bajo presión; así es como funciona la cámara hiperbárica con la que tratamos varias enfermedades. A medida que aumentamos la presión del oxígeno que les damos a los pacientes, ese gas vital llega en mayor cantidad a todos los tejidos", resumió la doctora Nina Subbotina, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Hiperbárica y Actividades Subacuáticas (Samhas) y directora del Centro de Medicina Hiperbárica Buenos Aires.
Además de la sordera súbita, la gangrena gaseosa, la intoxicación por monóxido de carbono, la necrosis de tejidos por el uso de radioterapia para tratar cánceres o las quemaduras graves, la baromedicina u oxigenoterapia a una presión que duplica la de nuestro ambiente -en el país hay poco más de una decena de estas cámaras ( www.hipercamaras.com.ar )- acumula buenos efectos en los diabéticos.
Entre ellos, Subbottina y el doctor Héctor Campos, presidente de la Samhas, mencionaron: recupera tejidos lesionados, como el pie diabético; reduce los edemas, que generan más presión sobre los vasos con aterosclerosis; promueve la producción de colágeno y la formación de nuevos capilares, que previenen la reaparición de las úlceras; hace que los glóbulos blancos recuperen su capacidad de destruir bacterias en las heridas, lo que mejora también la respuesta a los antibióticos, y hasta estabiliza los niveles de azúcar en sangre, algo clave para controlar la diabetes.
"Cuando se trata de heridas refractarias al tratamiento, el oxígeno ayuda a que el proceso de curación normal del organismo se ponga nuevamente en funcionamiento", dijo Campos, jefe del Servicio de Medicina Hiperbárica del Sanatorio Modelo de Quilmes.
Así, precisó, heridas que demorarían dos meses en cerrarse cicatrizan en una semana. "Muchos pacientes con diabetes tipo 2 necesitaron que se les redujera la cantidad de insulina después del tratamiento en la cámara porque hay una recuperación muy suave del páncreas", indicó el ex director del Hospital Naval Pedro Mayo. Aclaró también que aún no hay evidencias de que la oxigenoterapia restaure la función pancreática perdida.
La presión que se usa para suministrar el oxígeno es de entre 2 y 3 atmósferas, es decir, entre 2 y 3 kilos/cm2 por encima de la presión ambiental, que es de 1 kilo. "Es como bucear a diez metros de profundidad -agregó Subbotina-. Los tejidos reciben oxígeno disuelto en la sangre y se acelera la producción de la energía necesaria para la recuperación celular. En pacientes con pie diabético, se necesitan unas 40 sesiones para recuperarlo, si se derivan a tiempo." Todos continúan con el tratamiento indicado por su diabetólogo.
A pasos de la cámara hiperbárica, que funciona desde hace 14 años en Quilmes, hay otra cámara que permite pronosticar si una persona con antecedentes familiares o con diagnóstico reciente de diabetes sufrirá de una isquemia (reducción de la llegada de sangre) cardíaca. "La diabetes es una enfermedad sistémica y observamos que en los pacientes con isquemia de miocardio desaparecían los signos visibles de ese trastorno al salir de la cámara hiperbárica", indicó el cardiólogo Pedro Olivieri, jefe del Servicio de Medicina Hipobárica.
Olivieri y el doctor Vicente Ciancio, director del posgrado en Medicina Aeronáutica y Espacial de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), lograron diagnosticar en la cámara hipobárica si diabéticos o personas con factores de riesgo sufrirían isquemia. "No tenían síntomas y pudimos adelantarnos a la aparición de la isquemia al someterlos a esfuerzo físico en la cámara con bajo nivel de oxígeno", dijo Ciancio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario