Graciela Iglesias
Para LA NACION
LONDRES.- Los británicos han sido oficialmente notificados de una insólita amenaza para el futuro de su nación. No se trata del uso de armas de destrucción masiva por parte de un tirano, de una epidemia de gripe aviaria ni tan siquiera del tan vernáculo "mal de la vaca loca".
El ministro de Salud Allan Johnson les anunció que el peligro son esos kilitos de más que suelen amontonarse en la cintura año tras año. "La obesidad es una amenaza tan seria como el calentamiento global desde el punto de vista de nuestra seguridad nacional", sostuvo Johnson.
"Es, desde ya, el más grande desafío sanitario que tenemos -agregó el funcionario-. Unas 9000 personas mueren prematuramente cada año a raíz de ella y muchos más por su asociación con otras enfermedades como cáncer, diabetes y problemas cardiovasculares. Un tercio de nuestros niños de entre 11 y 12 años ya son obesos. Esto significa que, si no hacemos algo, pronto una gran proporción de nuestra población fallecerá mucho antes de lo previsto, y esto traerá todo tipo de problemas sociales y económicos."
Las palabras del ministro fueron pronto respaldadas por una extraña noticia: la de la crisis en la que ha caído uno de los sectores más poderosos de la economía británica, el de las carreras de caballos, a raíz de la escasez de jockeys.
Un estudio realizado por la profesora Deborah Butler, de la Universidad de Warwick, ha revelado que los jóvenes británicos son ahora demasiado gordos para subirse a un purasangre y muy perezosos para enfrentarse a duros entrenamientos. De un promedio de cien postulantes a ser jinetes, sólo veinte están en condiciones de montar a diario un caballo. Esto obliga al mundo hípico británico a depender del talento de jinetes extranjeros lo que ha triplicado sus costos de operaciones en los últimos años.
LONDRES.- Los británicos han sido oficialmente notificados de una insólita amenaza para el futuro de su nación. No se trata del uso de armas de destrucción masiva por parte de un tirano, de una epidemia de gripe aviaria ni tan siquiera del tan vernáculo "mal de la vaca loca".
El ministro de Salud Allan Johnson les anunció que el peligro son esos kilitos de más que suelen amontonarse en la cintura año tras año. "La obesidad es una amenaza tan seria como el calentamiento global desde el punto de vista de nuestra seguridad nacional", sostuvo Johnson.
"Es, desde ya, el más grande desafío sanitario que tenemos -agregó el funcionario-. Unas 9000 personas mueren prematuramente cada año a raíz de ella y muchos más por su asociación con otras enfermedades como cáncer, diabetes y problemas cardiovasculares. Un tercio de nuestros niños de entre 11 y 12 años ya son obesos. Esto significa que, si no hacemos algo, pronto una gran proporción de nuestra población fallecerá mucho antes de lo previsto, y esto traerá todo tipo de problemas sociales y económicos."
Las palabras del ministro fueron pronto respaldadas por una extraña noticia: la de la crisis en la que ha caído uno de los sectores más poderosos de la economía británica, el de las carreras de caballos, a raíz de la escasez de jockeys.
Un estudio realizado por la profesora Deborah Butler, de la Universidad de Warwick, ha revelado que los jóvenes británicos son ahora demasiado gordos para subirse a un purasangre y muy perezosos para enfrentarse a duros entrenamientos. De un promedio de cien postulantes a ser jinetes, sólo veinte están en condiciones de montar a diario un caballo. Esto obliga al mundo hípico británico a depender del talento de jinetes extranjeros lo que ha triplicado sus costos de operaciones en los últimos años.
Algo más que vanidad
El gobierno británico considera tan seria la situación creada por la gordura excesiva que ha contratado los servicios de la agencia M&C Saatchi para que prepare una campaña publicitaria de tono similar a la empleada en la lucha antitabaco.
Imágenes de órganos internos rellenos de grasa -tan truculentas como las de los pulmones y dientes destrozados por la nicotina que ilustran los paquetes de cigarrillos- serán transmitidas por todos los medios de comunicación, especialmente en revistas y en horarios destinados a los más jóvenes.
La iniciativa surgió como resultado de estudios de opinión encargados por el ministerio de Salud, los cuales habían establecido que la gente suele considerar la obesidad un problema de vanidad, y no uno de salud, y que confrontados a fotos de alimentos "basura" (junk food) repletos de grasa no demostraban ninguna reacción negativa mientras que sí lo hacían al ver órganos atorados por exceso de grasa.
La campaña llevará el título de "Change4Live", una frase de texto de celular que significa ?cambio por vida´. El gobierno ha decidido invertir en ella 350 millones de dólares en el esfuerzo y ha recogido al mismo tiempo la promesa de 34 compañías alimenticias (entre ellas Nestlé, Coca-Cola, Cadbury y Kraft) de contribuir con otros 300 millones así como de colaborar en la difusión del mensaje antiobesidad.
Al mismo tiempo, Johnson anunció la creación de una red de nueve "ciudades saludables", donde se pondrá el acento en la mejora de los hábitos alimenticios y en la práctica de ejercicios. Las municipalidades de las viejas ciudades industriales de Dudley, Halifax, Sheffield, Thetford, Middlesborough, Manchester, Tewkesbury y Portsmouth, así como el barrio londinense de Tower Hamlets recibirán 35 millones de dólares para tomar medidas saludables, tales como la instalación de rutas para bicicletas y la apertura de huertas comunales en las cuales el público pueda ejercitarse plantando alimentos orgánicos que luego podrán también consumir.
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