LONDRES (New Scientist) .- Cualquiera que hubiese visto al paciente denominado "TN" navegar exitosamente a lo largo de un camino con obstáculos hubiera pensado que un extraño "sexto sentido" lo estaba guiando. Como consecuencia de dos ataques cerebrales que habían destruido su corteza visual, "TN" ha sido incapaz de ver desde hace años, a pesar de tener ojos sanos. Sin embargo, evitó todos los obstáculos sin errar.
Estudios cerebrales habían revelado previamente que "TN" podía reconocer expresiones faciales, porque la región de la amígdala mostraba actividad incrementada cuando se lo enfrentaba con rostros enojados o alegres. Esto sugería que su mente podía procesar alguna información visual, aunque lo hacía inconscientemente. Beatrice de Gelder, de la Facultad de Medicina de Harvard, le pidió que caminara a lo largo de un corredor de 15 metros salpicado de trípodes, cestos de basura y pilas de libros.
Los resultados fueron sorprendentes. "TN" no tocó ni un solo obstáculo. "Caminó mucho más rápido de lo que esperábamos", dijo De Gelder, y lo hizo sin tener idea de que había sorteado objetos. "El daño cerebral puede liberar vías neurológicas que previamente habían sido suprimidas", afirmó.
Estudios cerebrales habían revelado previamente que "TN" podía reconocer expresiones faciales, porque la región de la amígdala mostraba actividad incrementada cuando se lo enfrentaba con rostros enojados o alegres. Esto sugería que su mente podía procesar alguna información visual, aunque lo hacía inconscientemente. Beatrice de Gelder, de la Facultad de Medicina de Harvard, le pidió que caminara a lo largo de un corredor de 15 metros salpicado de trípodes, cestos de basura y pilas de libros.
Los resultados fueron sorprendentes. "TN" no tocó ni un solo obstáculo. "Caminó mucho más rápido de lo que esperábamos", dijo De Gelder, y lo hizo sin tener idea de que había sorteado objetos. "El daño cerebral puede liberar vías neurológicas que previamente habían sido suprimidas", afirmó.
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