Los últimos días del año presentan la oportunidad de hacer un "inventario y balance" de logros y cuestiones pendientes. Y este 2008 que termina agrega a una situación por sí misma estresante, la sensación generalizada de crisis e incertidumbre. "Toda crisis implica necesariamente un desequilibrio emocional", señala la psicóloga clínica Celia Antonini. "El desequilibrio se produce cuando hay un cambio repentino en la situación habitual, y necesitamos generar nuevas herramientas para darle respuesta. La sensación de no saber qué hacer nos produce una desorganización emocional", apunta la especialista en trastornos depresivos y autora del libro Qué hay en su cabeza. Vivimos como pensamos (Editorial del Nuevo Extremo).
Antonini advierte sobre el peligro de los pensamientos negativos, la sensación de que nada podemos hacer y de falta de control. El temor por lo que pueda ocurrir genera incrementos del estrés. Si bien se trata de un mecanismo natural que prepara al organismo para enfrentar un peligro o situación nueva, cuando se sostiene en el tiempo se transforma en estrés crónico o disestrés, que a su vez repercute en el organismo de diversas maneras: aumento de la presión arterial, acumulación de la grasa abdominal (que se potencia con los excesos en las comidas y bebidas durante las fiestas), erupciones en la piel, problemas gastrointestinales y disfunciones sexuales.
Antonini advierte sobre el peligro de los pensamientos negativos, la sensación de que nada podemos hacer y de falta de control. El temor por lo que pueda ocurrir genera incrementos del estrés. Si bien se trata de un mecanismo natural que prepara al organismo para enfrentar un peligro o situación nueva, cuando se sostiene en el tiempo se transforma en estrés crónico o disestrés, que a su vez repercute en el organismo de diversas maneras: aumento de la presión arterial, acumulación de la grasa abdominal (que se potencia con los excesos en las comidas y bebidas durante las fiestas), erupciones en la piel, problemas gastrointestinales y disfunciones sexuales.
El psiquiatra y sexólogo Adrián Sapeti, director de http://www.sexovida.com/ , destaca que "la cantidad de consultas aumentó desde septiembre, con la explosión del tema de la crisis financiera en los medios. La incertidumbre, la inestabilidad y el miedo provocan una disminución del deseo". La psicóloga clínica y sexóloga Diana Resnicoff coincide con el diagnóstico: "La cabeza es nuestro más poderoso órgano sexual. Allí se generan los pensamientos y se procesan las imágenes y sensaciones que encienden o no las fantasías, la predisposición, las ganas de entrar en clima". Hoy las preocupaciones por la economía, la estabilidad del trabajo y el futuro apagan toda posibilidad de un encuentro íntimo.
Convivir con la incertidumbre
Según una encuesta realizada por Gallup y la Universidad Católica Argentina, 5 de cada 10 personas creen que la actual crisis económica durará todo el 2009. Con todo, los argentinos estamos acostumbrados a las crisis. "La improvisación forma parte de nuestra cultura y esto posibilita una adaptación más rápida", sostiene la psicóloga Antonioni. Otras encuestas sobre las percepciones de los consumidores argentinos, dan cuenta de la experiencia ganada durante la crisis de 2001. Algunos comportamientos, como la racionalidad y el fraccionamiento de las compras (llevar cantidades más chicas, a medida que se necesita) y el recortar los gastos en entretenimiento fuera del hogar y centrarlo puertas adentro, comienzan a repetirse.
Sin embargo, para la especialista en consumo Lila Guerrero, directora de la consultora de Marketing Kitelab, hay varias diferencias entre la crisis de 2001 y la actual. "Aquella fue local, mientras que esta es globalizada. En aquel momento la situación resultaba sorpresiva, angustiante, y era vivida como terminal. Hoy lo que prima es la incertidumbre y la cautela, pero no hay desesperación", dice la especialista.
La mejor manera de proteger nuestra salud mental es "estar atentos a los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos", apunta Antonini. La autoimagen es determinante de las conductas y las acciones. Se debe tener cuidado con los pensamientos circulares de preocupación, que giran sobre un mismo tópico y no dan lugar a ideas reveladoras y creativas. "No es lo mismo pensar que lograremos salir adelante, que pensar que no podremos. Solemos cumplir al pie de la letra con nuestras propias expectativas", advierte la psicóloga.
Si bien la crisis económica puede modificar las expectativas y deseos individuales, no impide trazarse metas personales, profesionales y laborales. Tener proyectos es la mejor forma de encarar un año más de vida.
Ideas para la hora del brindis
Aunque las metas incumplidas suelen traer desasosiego, es bueno hacer un balance. Porque se puede "parar la pelota" y pensar qué cosas uno realmente quiere en la vida.
No dejarse llevar por el desasosiego y la cadena de pensamientos circulares y negativos, que impiden la aparición de ideas y soluciones creativas.
Las creencias que tenemos sobre nosotros mismos son determinantes de nuestras acciones y conductas.
El estrés es una percepción individual. Tomar las dificultades como desafíos y no como obstáculos insalvables sin duda colabora a su superación.
Fuente: Asociación Psicoanalítica Argentina ( http://www.apa.org.ar/ )
Convivir con la incertidumbre
Según una encuesta realizada por Gallup y la Universidad Católica Argentina, 5 de cada 10 personas creen que la actual crisis económica durará todo el 2009. Con todo, los argentinos estamos acostumbrados a las crisis. "La improvisación forma parte de nuestra cultura y esto posibilita una adaptación más rápida", sostiene la psicóloga Antonioni. Otras encuestas sobre las percepciones de los consumidores argentinos, dan cuenta de la experiencia ganada durante la crisis de 2001. Algunos comportamientos, como la racionalidad y el fraccionamiento de las compras (llevar cantidades más chicas, a medida que se necesita) y el recortar los gastos en entretenimiento fuera del hogar y centrarlo puertas adentro, comienzan a repetirse.
Sin embargo, para la especialista en consumo Lila Guerrero, directora de la consultora de Marketing Kitelab, hay varias diferencias entre la crisis de 2001 y la actual. "Aquella fue local, mientras que esta es globalizada. En aquel momento la situación resultaba sorpresiva, angustiante, y era vivida como terminal. Hoy lo que prima es la incertidumbre y la cautela, pero no hay desesperación", dice la especialista.
La mejor manera de proteger nuestra salud mental es "estar atentos a los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos", apunta Antonini. La autoimagen es determinante de las conductas y las acciones. Se debe tener cuidado con los pensamientos circulares de preocupación, que giran sobre un mismo tópico y no dan lugar a ideas reveladoras y creativas. "No es lo mismo pensar que lograremos salir adelante, que pensar que no podremos. Solemos cumplir al pie de la letra con nuestras propias expectativas", advierte la psicóloga.
Si bien la crisis económica puede modificar las expectativas y deseos individuales, no impide trazarse metas personales, profesionales y laborales. Tener proyectos es la mejor forma de encarar un año más de vida.
Ideas para la hora del brindis
Aunque las metas incumplidas suelen traer desasosiego, es bueno hacer un balance. Porque se puede "parar la pelota" y pensar qué cosas uno realmente quiere en la vida.
No dejarse llevar por el desasosiego y la cadena de pensamientos circulares y negativos, que impiden la aparición de ideas y soluciones creativas.
Las creencias que tenemos sobre nosotros mismos son determinantes de nuestras acciones y conductas.
El estrés es una percepción individual. Tomar las dificultades como desafíos y no como obstáculos insalvables sin duda colabora a su superación.
Fuente: Asociación Psicoanalítica Argentina ( http://www.apa.org.ar/ )
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