domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Qué querés ser cuando seas grande?


La cena está servida, la familia se prepara para comer y la tele de fondo indica el tema del cual se hablará durante la comida. Un jurado coloca un puntaje muy bajo a una participante, que llora, insulta y hasta amaga con renunciar al certamen. Sentado a la mesa, Ramiro (10), afirma que ya sabe lo que quiere para su futuro: “Cuando sea grande voy a trabajar en la televisión”.
El tango dice que “la fama es puro cuento”, pero para muchos es lo único que cuenta. Influenciados por la televisión e Internet, casi uno de cada tres chicos argentinos sueña con ser “mediático”: actor, cantante, futbolista, bailarín, chef, periodista, conductor de TV o modelo. Así lo revela una encuesta exclusiva para Clarín a chicos de entre 7 y 14 años. Ante la pregunta ¿qué querés ser cuando sean grande?”, sólo el 40% se inclina por alguna carrera tradicional.
“En la elección del chico se dan una serie de variables: están influenciados por los compañeros de colegio, por la familia y por la sociedad. En la Grecia antigua estaba muy bien visto ser soldado, en la Roma católica muchos optaban por dedicarle la vida a Dios, y a mediados del siglo XX llegó la generación de chicos que soñaban con ser astronautas porque el hombre había llegado a la Luna”, comenta Marta Gfell, licenciada en orientación vocacional y coordinadora de un grupo de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Lucas, de 13 años, pasa muchas horas frente a la computadora y cuando surge un problema con el disco rígido o la pantalla, él mismo se encarga de solucionarlo. El está dentro del 11% de los chicos que se inclina por las “nuevas profesiones”. Sabe que tiene facilidades para la tecnología, y también que de grande será programador de PC o analista de videojuegos.
Según Gfell, la encuesta –realizada por la consultora D’Alessio IROL– arrojó datos previsibles, ya que “cada vez más los chicos son educados por la tele antes que por los mismos padres. Se calcula que hoy pasan un promedio de cuatro horas frente a la TV y la PC. Muchos padres prefieren que sea así antes de que salgan a la calle y se expongan a la inseguridad”.
En Argentina, amigos, tevé e Internet influyen mucho sobre los chicos. Según Elena Alfonsín, otra experta en orientación vocacional, muchas veces son los padres los que fomentan ese ideal mediático. “Mandan a sus hijos a jugar con la computadora mientras ellos se van a dormir la siesta o ven su novela preferida –explica–. Es una pena, porque lo ideal es que haya equilibrio: chatear con pares es divertido, pero más importante es, por ejemplo, el juego en familia, sobre todo en edades tempranas”.
Alfonsín, que de chica soñaba con ser maestra, agrega: “Los papás se sienten tan desprotegidos que suelen magnificar lo que les puede pasar en la calle a sus hijos, terminan sobreprotegiéndolos y obligándolos a que se queden en casa. Es comprensible, pero hay que soltar las riendas. El juego, las corridas, el treparse a un árbol y hasta la convivencia con otros chicos son tan fundamentales como ir al médico”.
Según la encuesta, el 70% de los padres dice que la futura profesión de sus hijos debe estar orientada por sus sueños. Sin embargo, si la vocación de los chicos los llevara a elegir una carrera de baja inserción laboral, la mitad de los consultados les aconsejaría estudiar otra cosa.
León tiene 11 años y sueña con ser periodista deportivo: le encantan las estadísticas y cada vez que termina de ver un partido de fútbol anota los amonestados, expulsados, goleadores, todo en un cuaderno especial. Su madre, periodista, preferiría que estudie otra cosa. El caso no es aislado: según el sondeo, el 74 % de los padres no quieren que sus hijos sigan sus profesiones: esperan que busquen otras más redituables o menos exigentes o estresantes.
Para los expertos, la vocación se construye: no es algo con lo que se nace, sino que influyen cuestiones culturales y mandatos familiares. Y explican que la carrera justa no se saca de la galera, se va armando día a día.

La mirada de Mafalda

“Paren al mundo que me quiero bajar”, gritaba Mafalda, aquella niña despiadada y adorable que hoy estaría a punto de cumplir 50 años. Una vez alguien le pidió a Julio Cortázar una opinión sobre esa criatura capaz de escrutar a medio mundo con su mirada, y él respondió: “No tiene importancia lo que yo piense de ella. Lo importante es lo que ella piense de mí”. ¿Qué diría esa nena fanática de los Beatles y el Pájaro Loco de los chicos que sueñan con ser famosos? ¿Y si mejor recordamos lo que ella quería ser cuando fuera grande? “Voy a trabajar de intérprete en la ONU y cuando un delegado le diga a otro que su país es un asco yo voy a traducir que su país es un encanto y, claro, nadie podrá pelearse ¡y se acabarán los líos y las guerras y el mundo estará a salvo!”

En la universidad mandan las tradicionales

Del dicho al hecho están las estadísticas, y el paso de los años que transforma los sueños de la niñez en búsquedas de salida laboral y futuro. Será por eso que las preferencias de los jóvenes cuando salen del secundario son mucho más conservadoras que los deseos infantiles. Abogacía, Contador, Psicología, Administración y Medicina son las cinco carreras más elegidas en todo el país, según el ministerio de Educación.
Para los expertos en orientación vocacional, dos elementos siguen siendo clave al elegir una carrera. La tradición familiar, que permite continuar en un espacio laboral ya ganado por padres o abuelos, y los históricos vaivenes de la economía del país, que lleva a aferrarse a lo que supuestamente brindará mayor seguridad.
Hay carreras no tan tradicionales, sin embargo, que muestran un fuerte crecimiento de la matrícula: son las licenciaturas en Enfermería y en Nutrición, y Diseño Gráfico y Arquitectura. Hoy no se sabe qué estudiarán finalmente los chicos cuyo mayor anhelo es la fama.
Pero esta voluntad de seguir una carrera que los conecte con la TV parece una variante posmoderna de la respuesta “bombero” o “astronauta”. Aquello también implicaba una voluntad de trascender. Con la diferencia de que esas fantasías prometían héroes anónimos, mientras que ahora lo mediático cobra relevancia como monstruo de lo efímero.

La Masa (luchador)

Ex campeón del programa de tv 100% Lucha y Maestro
Debajo de su máscara, el luchador de televisión La Masa tiene una historia de vida que le permite dar consejos a los chicos que aspiran al estrellato: “Que un niño tenga un sueño y luche por eso está bueno, ahora, querer ser mediático simplemente para aparecer en cámara y ser famoso, eso dura un minuto, es efímero”, advierte “El Gigante de Costa Rica”, que en la vida real es maestro y apadrina la sala de neonatología del hospital de Clínicas y la sala de Pediatría del Posadas. “Los chicos tienen que dejarse guiar por los padres, alimentarse sano, hacer deporte y estudiar, lo que sea, pero estudiar, porque yo por ejemplo hace 16 años que estoy en el cine, la publicidad y la TV, pero sin un profesor de actuación no hubiera crecido”, explica el ex campeón de catch del programa 100% Lucha. Y agrega: “Que te enfoquen un segundo cuando hacés una pirueta o levantás un cartel con brillantina no es nada”.
clarin.com

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