Abrir las páginas de una revista y encontrarse con una modelo bellísima con un cuerpo perfecto no es ninguna novedad. Sobre todo cuando de ese cuerpo cuelgan prendas de ensueño diseñadas por algún gran modisto que ayudan a darle volumen y forma y contribuyen a que el resto de las mortales lo observe con envidia. Lo que no es tan común es ver a esas mismas modelos enseñando su cuerpo sin la ayuda de esa ropa divina con la que se trata de crear tendencias en las revistas dedicadas a la mujer. De ahí la fuerte polémica que explotó recientemente tras la publicación de un reportaje gráfico en la revista Vogue Italia, en el que la modelo Karlie Kloss, una de las grandes de la pasarela, mostraba su delgadez extrema en unas imágenes tomadas por uno de los dioses de la fotografía de moda actual, Steven Meisel, en las que entre otras cosas se la veía desnuda de cintura para arriba.
Muchas de las lectoras pusieron el grito en el cielo y denunciaron que aquellas instantáneas fueran una oda a la anorexia, mientras los editores de la publicación defendían su decisión con uñas y dientes alegando que su modelo luce un cuerpo "musculoso y tonificado".
Pero como en el mundo de la moda nada parece ocurrir por casualidad, otro nombre ha contribuido esta semana a que el debate sobre la delgadez extrema vuelva a estar sobre la mesa: la ganadora del codiciado concurso anual de modelos de la agencia Elite ha sido precisamente una mujer tan delgada que cabe preguntarse si la tendencia a adular los cuerpos anoréxicos que marcó el final de la década de los noventa no se estará volviendo a convertir en moda. Julia Schneider, la ganadora del concurso, es una sueca de 15 años de cuerpo esquelético cuya absoluta delgadez salta inmediatamente a la vista. Y que la agencia Elite escoja a una mujer tan flaca como cuerpo y rostro del año es muy significativo, puesto que es una de las dos grandes empresas de modelos desde las que se marca la tendencia estética que luego llega a las revistas y los anuncios publicitarios. Y aunque en los últimos años ha habido intentos variados de dignificar la belleza de las carnes a través de campañas en las que se utilizaban modelos rellenitas o desfiles en los que se escogía a maniquíes con sobrepeso, todo parece indicar que aquello era solo una declaración de buenas intenciones y que tanto diseñadores como fotógrafos las prefieren flacas.
Es la tendencia que parece volver a imperar: basta mirar hacia atrás y recordar que el pasado septiembre, durante la Semana de la Moda de Milán, Gianfranco Ferré escogió para su desfile a un grupo de mujeres delgadísimas a las que maquilló con aire enfermo y que provocó titulares precisamente porque el espectáculo parecía un claro elogio a la anorexia. Y aunque en pasarelas como Cibeles o la propia Milán se impuso hace años la norma de que la masa corporal de las modelos tenía que tener unos mínimos, las flacas parecen estar volviendo al epicentro de la moda. Y con ellas la polémica.
elpais.com
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