Mareos, confusión, naúseas, vómitos, sequedad de piel, fiebre, desorientación, dolor de cabeza, sensación de fatiga, calambres musculares. Y en los casos más graves, la persona puede perder la conciencia, tener convulsiones y hasta llegar al coma. Esos son los síntomas del golpe de calor, un trastorno grave que se presenta cuando un organismo no alcanza a eliminar todo el calor que absorbe.
El golpe de calor es la consecuencia de la exposición a temperaturas ambientales altas y se presenta cuando la temperatura central del cuerpo aumenta y los mecanismos de defensa resultan inadecuados.
“Es una situación que puede producir daños graves al organismo dado que muchos órganos dejan de funcionar correctamente a estas temperaturas. Uno de los órganos más sensibles es el cerebro y los riñones también pueden resultar muy afectados. Se considera golpe de calor cuando la temperatura corporal pasa los 40 °C aproximadamente”, explica la licenciada en Nutrición Cecilia Zeballos.
La temperatura corporal normal es de 36.6° aproximadamente y para poder mantenerla estable en un ambiente de mucho calor el organismo utiliza mecanismos de vasodilatación (transpirar) para compensar. Cuando este mecanismo no es suficiente sobreviene el golpe de calor, según explican los especialistas.
Los mayores de 75 años y lo niños menores de un año (personas que no pueden incorporar suficiente líquido con frecuencia) y sobre todo quienes están tomando algún remedio, especialmente los diuréticos, son los grupos de mayor riesgo para padecerlo. También son más propensos a tener un golpe de calor los enfermos crónicos y los individuos sanos que realizan ejercicio físico intenso en días muy calurosos.
“La población tiene que saber que lo más importante es hidratarse, evitar exponerse al sol o hacer actividad física exigente en horas de altas temperaturas, comer en base a frutas y verduras y evitar el alcohol. En líneas generales, hay que tomar dos litros de agua por día ya que repone la pérdida de la transpiración”, explica Alberto Alves de Lima, subjefe de cardiología Clínica del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.
Con el verano ya a pleno, la licenciada Zeballos da algunas recomendaciones para evitar un golpe de calor (ver Consejos). Lo importante es beber mucho líquido, elegir prendas livianas y claras para vestir, y optar por una alimentación balanceada con muchas frutas y verduras.
Consejos
Beber mucho líquido: como mínimo dos a tres litros por día.
Vestir con ropa ligera y fresca. Lo más aconsejado es llevar ropa de algodón fina, y de color claro
Proteger la cabeza. Es importante que las personas calvas usen sombrero si realizan caminatas o exposiciones al sol.
Comer comidas ligeras y no beber alcohol. Evitar alimentos que tengan mucha grasa: suman muchas calorías y elevan la temperatura corporal.
No ingerir comidas muy calientes. Lo mejor es comer frutas y verduras.
Descansar si se realiza trabajo o ejercicio físico duro. Refrescarse a la sombra, descansando y bebiendo agua.
Mantenerse en ambientes frescos: recurrir a ventiladores, acondicionadores de aire o paños fríos para mantener fresco el cuerpo.
Evitar hacer ejercicio en las horas de pleno calor.
Vestir con ropa ligera y fresca. Lo más aconsejado es llevar ropa de algodón fina, y de color claro
Proteger la cabeza. Es importante que las personas calvas usen sombrero si realizan caminatas o exposiciones al sol.
Comer comidas ligeras y no beber alcohol. Evitar alimentos que tengan mucha grasa: suman muchas calorías y elevan la temperatura corporal.
No ingerir comidas muy calientes. Lo mejor es comer frutas y verduras.
Descansar si se realiza trabajo o ejercicio físico duro. Refrescarse a la sombra, descansando y bebiendo agua.
Mantenerse en ambientes frescos: recurrir a ventiladores, acondicionadores de aire o paños fríos para mantener fresco el cuerpo.
Evitar hacer ejercicio en las horas de pleno calor.
clarin.com
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