A la hora de diseñar una campaña electoral, sin duda la originalidad es fundamental. Imagínese que usted camina por la calle y de reprente un desconocido le para y le sorprende con una propuesta disparatada: ¿Me permite tocarle los pechos para transmitirle su energía a Zapatero?. Pues Sam Nickel, un joven ruso de 27 años conocido por algunos vídeos graciosos en internet, tuvo hace unos meses la idea de lanzar a sus compatriotas femeninas esta proposición.
"Vladimir Putin está siempre ocupado con importantes asuntos de Estado. Además está casado. No tiene tiempo para tonterías. Pero él también es un hombre y no puede permitirse el lujo de tocar a sus potenciales votantes. Pero Sam Nickel puede hacerlo, tiene un montón de tiempo. Sam decidió tocar a las votantes y luego saludar a Putin con la misma mano", explica el autor en el vídeo que recoge su 'proyecto' y que ahora es de los más vistos en internet.
El joven recorrió las calles de Moscú durante un mes buscando voluntarias. El mismo confiesa que más de 7.000 sensatas se negaron, pero un millar no vieron ningún inconveniente en dejarse sobar por un extraño y cedieron su escote a tan insensata iniciativa. Todo por Putin.
Una tras otra, posan sonrientes con las manos de Nickel sobre sus tetas. "Algunos días sólo grabamos a 70, pero el mejor llegamos a 300", ha confesado en entrevistas a medios rusos. Se puede apreciar la evolución de su campaña por dos detalles: su ropa -utiliza una decena de camisetas y sudaderas que permiten adivinar los días de grabación- y la 'técnica' que emplea a la hora de 'tomar' la energía de las mujeres.
Una vez llegó al millar, fue en busca de Putin. Dio con él en un encuentro con simpatizantes y en medio del tumulto, logró darle la mano. El político ni se inmutó, pero a Nickel le dio igual: ya tenía lo que quería. Había cumplido el sueño de cualquier adolescente y, una vez más, iba a llamar la atención con uno de sus vídeos.
Nickel declaró a una revista que "la sensación fue obviamente buena, pero si te imaginas a esas 1.000 chicas, son solo el 15 o 20% de las que entrevistamos. Las 5.000 o 7.000 restantes se negaron, y las que aceptaron preguntaron muchas cosas, las cuales tuvieron que ser claramente contestadas".
elmundo.es
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